N.A: Se encuentra curvado ya que es parte del libro y lo que es curvado y en negritas son pensamientos, además de que es un poco extenso, sin más que decir disfruten la lectura.
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Sebastian yacía a algunos metros de donde ella estaba, sobre su espalda. Había un gran hoyo negro sobre su pecho. Giró su cabeza hacia ella, su rostro tenso y adolorido y su corazón se contrajo.
Sus ojos eran verdes.
La fuerza de sus piernas se desvaneció. Ella colapsó contra la tarima en sus rodillas.
—Tú —susurró él, y ella se le quedó mirando con horrorizada fascinación, incapaz de mirar hacia otra parte sobre lo que lo había causado. Su rostro estaba totalmente falto de color, como un papel estirado sobre hueso. Ella no podía atreverse a mirar hacia su pecho, donde su chaqueta se había caído; podía ver la mancha oscura a través de su camisa, como un derrame de ácido—. Pusiste... el fuego celestial... dentro de la hoja de la espada —dijo—. Fue... algo muy listo.
—Sólo fue una runa, sólo eso —contestó ella, arrodillándose sobre él, sus ojos buscándolo. Se veía diferente, no sólo sus ojos sino toda la forma de su cara, su mentón más suave, su boca sin una mueca cruel—. Sebastian...
—No. No soy él. Soy, Jonathan —susurró—. Soy Jonathan.
—¡Id hacia Sebastian! —era Amatis, levantándose con todos los Cazadores Oscuros detrás de ella. Había dolor en su rostro, y enfado—. ¡Matad a la chica!
Jonathan se esforzó para sentarse recto.
—¡No! —Gritó con fuerza—. ¡Retroceded!
Los Cazadores Oscuros, que habían empezado a moverse hacia adelante, se detuvieron confundidos. Después, empujando entre ellos, venía Jocelyn; quien lanzó hacia a un lado a Amatis sin mirar y subió los escalones a toda prisa hacia la tarima. Se movió hacia Sebastian, Jonathan, y entonces se detuvo, parada sobre él, mirando fijamente abajo con una mirada de asombro, combinada con un terrible horror.
—¿Madre? —dijo Jonathan. La miraba fijo, casi como si no pudiera enfocar sus ojos en ella. Empezó a toser. Sangre corría desde su boca. Su aliento hacía temblar a sus pulmones.
Algunas veces sueño con un chico de ojos verdes, un chico que nunca fue envenenado con sangre de demonio, un chico que podría reír y amar y ser humano, y ese es el chico por el que lloro, un niño que jamás existió.
La cara de Jocelyn se endureció, como si se estuviera preparando para hacer algo. Se arrodilló a un lado de la cabeza de Jonathan y lo acercó a su regazo. Clary se le quedó mirando, no creía que pudiera haber hecho eso ella misma. El haberse atrevido a tocarlo de esa forma. Pero entonces su madre siempre se había culpado por la existencia de Jonathan. Había algo en su expresión determinada que decía que ella lo había traído al mundo y ella lo despediría del mismo.
En el momento en que había sido levantado, la respiración de Jonathan se había igualado. Había espuma sangrienta en sus labios.
—Lo siento —dijo con un jadeo—. Lo siento mucho... —sus ojos se dirigieron a Clary—. Sé que no hay nada que pudiera decir o hacer ahora que me permitiera irme con un poco de honra —dijo— y no podría culparte ahora si me cortaras la garganta. Pero estoy... me arrepiento. Lo... siento.
Clary se quedó sin palabras. ¿Qué podría haber dicho? ¿No hay problema? Pero no está bien. Nada de lo que él había hecho estaba bien, ni con el mundo ni con ella. Había cosas que no podías perdonar.
—No lo hagas —dijo y entrecerró sus ojos—. Te veo tratando de resolver tu confusión, hermana. Sobre si debería ser perdonado de la manera en que Luke perdonaría a su hermana si la Copa Infernal la liberara ahora mismo. Pero tienes que ver, ella fue su hermana alguna vez. Ella fue humana una vez. Yo... —y él tosió, más sangre apareciendo en sus labios—. Yo nunca existí. El fuego celestial quema todo aquello que es malvado. Jace sobrevivió a Gloriosa porque es bueno. Había suficiente de él para sobrevivir. Pero yo nací totalmente corrupto. No hay suficiente de mí para sobrevivir. Lo que ves es el fantasma de alguien que pudo haber sido, eso es todo.
—Jonathan —dijo—. Por favor. Cuéntanos cómo abrir la frontera. Cómo ir a casa. Debe haber alguna manera.
—No hay manera —susurró Jonathan—. Rompí la puerta de entrada. El camino a la Corte de la Luz está cerrado; todos los caminos lo están. Es... es imposible. —Exhaló—. Lo siento.
Clary no dijo nada. Podía saborear sólo la amargura en su boca. Lo había arriesgado todo, había salvado al mundo, pero todos a los que amaba morirían. Por un momento su corazón se hinchó de odio.
—Bien —dijo Jonathan, con los ojos en su cara—. Ódiame. Alégrate cuando muera. La última cosa que quiero ahora es traerte más lástima.
Clary miró a su madre; Jocelyn estaba quieta y en posición erguida, sus lágrimas cayendo silenciosamente.
Clary aspiró profundamente. Recordó una plaza de París, frente a Sebastian alrededor de una pequeña mesa, le había dicho: ¿Crees que puedas perdonarme? Quiero decir, ¿crees que el perdón es posible para alguien como yo? ¿Qué hubiera pasado si Valentine te hubiera criado conmigo? ¿Me hubieras amado?
—No te odio —dijo finalmente—. Odio a Sebastian. A ti no te conozco.
Los ojos de Jonathan se cerraron. —Soñé con un lugar verde una vez —susurró—. Una casa solariega y una niña con el pelo rojo, y los preparativos para una boda. Si hay otros mundos, entonces tal vez hay uno donde yo era un buen hermano y un buen hijo.
—No pensé que podías soñar —dijo Clary, tomando una respiración profunda—. Valentine llenó tus venas con veneno, y entonces te crio para odiar, nunca tuviste una elección. Pero la espada ha quemado todo eso. Tal vez esto es lo que realmente eres.
Él tomó una respiración entrecortada.
—Eso sería una hermosa mentira para creer —dijo, y, aunque pareciera increíble, el fantasma de una sonrisa, amarga y dulce, pasó por su rostro—. El fuego de Gloriosa ha quemado la sangre del demonio. Toda mi vida se ha quemado en mis venas y ha cortado a mi corazón como cuchillas, agobiando toda mi vida como plomo, y yo no lo sabía. Nunca supe la diferencia. Nunca me había sentido así... tan ligero —dijo en voz baja, y luego sonrió, cerró los ojos, y murió.
XxLucixX
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Segunda Oportunidad
FanfictionJonathan Morgenstern, mejor conocido como Sebastian Morgenstern; se sabe que ambos murieron en Edom, se sabe que Sebastian fue el de ojos negros, inhumano y cruel, pero... ¿Jonathan? Lo único que se sabe es que tenía los ojos verdes, nunca tuvo opor...