||Capítulo cinco||

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El domingo por la mañana me sentía mejor

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El domingo por la mañana me sentía mejor. Salí antes que Phichit de los dormitorios. Sabía que si lo esperaba, él me obligaría a quedarme de nuevo en el cuarto, y eso era lo que menos quería. Además, tenía que terminar el dichoso ensayo de Filosofía y ni siquiera llevaba la mitad. Así que después de pasar a la cafetería fui directo a la biblioteca. Mientras disfrutaba de un beagle y un café mocha, leía cuidadosamente acerca de Descartes.

Pero una hora y media después estaba comenzando a frustrarme.

—A ver... Los motivos de duda de Descartes eran...

La biblioteca estaba llenándose de gente. Miré hacia el reloj para encontrar que eran casi las diez de la mañana. Suspiré frustrado y regresé a mi trabajo. Realmente no podía concentrarme.

Fue a las diez y media cuando tuve un ensayo decente. Tal vez no recibiría la mejor calificación, pero al menos era entendible. Esperaba que el profesor pudiera apreciar el esfuerzo que hice.

—Ah... Es tarde.

Aunque tenga una beca por parte del programa, esta solamente cubre la universidad, gastos en material escolar y el dormitorio. Entonces, en las demás cosas (ropa, comida, gastos personales) estoy por mi cuenta.

Debido a eso, cuando mi primera crisis económica desde que arribé a Detroit llegó, me propuse encontrar trabajo.

Actualmente trabajo los fines de semana en un restaurante de sushi. Kataoka-san, el dueño del local, era un Beta que se emocionó con la idea de que el resto del mundo probara lo que era sushi de verdad, y se decidió a abrir un restaurante en América.「東洋の奇跡」 (Tōyō no kiseki/ Milagro oriental) se había convertido en el mejor restaurante de sushi.

¡Oye, Katsuki-kun! —exclamó Kataoka-san, mientras se dirigía a mí—. Roger está teniendo problemas con el arroz. Ve a ayudarle.

—Sí, señor.

Hablar japonés con un japonés era refrescante. A veces extrañaba a mi familia, así que agradecía mucho cuando yo estaba en horas de trabajo. Todo el ambiente me recordaba a casa..., o algo así. Kataoka-san era de Tokio, así que había una gran diferencia con Hasetsu. De cualquier manera, tener algo de mi país era genial.

Además, gracias a él, mi cocina había mejorado mucho. Su esposa, Rinka-san, me había enseñado a cocinar tanto comida japonesa como occidental. Dado que ella se había graduado con honores en la escuela de gastronomía y antes había sido estudiante de intercambio en París, realmente era un As en la cocina.

Sin ella, Phichit y yo estaríamos comiendo ramen instantáneo todos los días.

A la hora de mi descanso recibí una llamada. Estaba debatiéndome entre mirar o no mi celular, con una sensación desagradable. Casi instantáneamente, algo me dijo que me tranquilizara.

||Closer to you|| [AU Omegaverse] Victuuri - SIN EDICIÓN. TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora