||Closer to you|| [AU Omegaverse] Victuuri - SIN EDICIÓN. Terminada

||Capítulo tres||

Capítulo con lemon. Es bajo su responsabilidad leer o no, luego no me estén culpando.

—Seré suave —había dicho.

Las caricias de Viktor eran realmente placenteras. Aunque sabía que mi excitación se debía a mi repentino celo, también era obvio que el celo había llegado a mí porque conocí a Viktor. Era la manera de mi cuerpo diciendo: «¡Ey, encontraste a tu pareja, sedúcela con todo lo que puedas!».

Así que eso me propuse hacer.

Cuando Viktor me dejó en la cama y volvió a su trabajo de estimular mi cuerpo, yo comencé a hacer lo que un Omega hace mejor cuando está en celo: seducir a su Alfa. Primero, mis dedos trazaron la figura de su rostro, delicadamente, casi como si yo fuera quien debía protegerlo.

—Yuuri... —murmuró entonces, sorprendido.

Le mostré una de mis mejores sonrisas, con los ojos destellando de pasión..., una pasión inocente, que había (según mis conocidos) tenido desde que tuve mi primer celo.

—Entonces, hazme disfrutar... Viktor —jadeé.

Nunca había besado a nadie. Bueno, una vez besé a una chica, pero yo me refería a un beso de verdad, con movimientos y con sentimientos. Es por eso que cuando los labios de Viktor atacaron a los míos repentinamente, no supe qué hacer. Viktor movía sus labios tan rítmicamente y de una manera deliciosa que solamente pude intentar seguir el beso. Se separó a los pocos segundos, y con una seductora sonrisa me dijo:

—Creo que debería sentirme aliviado; mi Yuuri no sabe besar.

Y lo volvió a hacer. Y esta vez metió su lengua en mi boca. Y la sensación era explosiva, arrolladora y sofocante. Tanto así que mi saliva escurría por el borde de mi boca, y la respiración de mi nariz no era suficiente. La segunda vez que nos separamos, apenas podía meter aire en mis fosas nasales. Jadeante e intentando respirar, miré al Alfa que acariciaba mi torso con pasión desenfrenada.

Sus manos bajaron hasta mi entrepierna, así que di un salto en la cama y solté un gemido alto. Viktor mantenía la sonrisa, y comenzó a pasar sus manos por toda la extensión de mis miembros inferiores, desde la pierna hasta el muslo y de regreso. Su mano derecha ayudó a que abriera más mis piernas, cosa que me hizo sonrojar todavía más de lo que ya estaba. Quise tapar mis ojos, pero el Alfa negó con la cabeza.

—No, Yuuri. No apartes la mirada.

Se acomodó más entre mis piernas. Podía sentir las sábanas completamente mojadas, cosa que solo hizo que me avergonzara más. Cuando su mano rozó mi trasero, mi Omega bailó de felicidad.

—¡Gyaa! ¡Ah, Viktor..., no!

Mordí mis labios para no gemir cuando repitió la acción, ahora dando toquecitos breves a mi entrepierna. Me arqueaba, pero intentaba no hacer ruido. Una de mis manos fue a parar en la sábana, e intenté aferrarme a ella.