||Closer to you|| [AU Omegaverse] Victuuri - SIN EDICIÓN. Terminada

||Capítulo diecisiete||

||San Petersburgo, Rusia. 7 de enero, 2017||

Otabek entró a la habitación con un horroroso estruendo. Los presentes se sobresaltaron, excepto dos de ellos, que estaban centrados en sus propios asuntos. El kazajo caminó hasta el escritorio del pakhan, depositando una postal en el mismo.

—Aquí está —dijo con voz grave—. No dan dirección, solo es una fotografía junto con la postal.

Viktor gruñó.

—No quieren la feromona.

—Está más que claro —dijo Yakov.

Viktor mordió su labio con impotencia hasta el punto que se sacó sangre. Apretó los puños y sus uñas se clavaron en sus palmas. Estaba furioso, oh, sí. Estaba más que furioso. Furioso con Vasiliev, furioso con Yuri, con Yakov, con Maksimilian, Chris, Masumi, con Otabek y hasta con Yuuri. Pero más que nada estaba furioso consigo mismo.

¡¿Cómo demonios había permitido que secuestraran a su Yuuri?! ¡Ah, eso era una mierda! Viktor lo sabía. Había actuado de manera imprudente, pensando que solo era algo pequeño. No consideró la (enorme) posibilidad de que todo el ajetreo había sido porque Yuuri poseía esa estúpida feromona.

No lo sospechó porque estaba cegado. No por la feromona, sino por Yuuri. Se había convertido en una especie de escape de su vida, y había estado fuera de ella tanto tiempo que no se había percatado de las cosas obvias; todos se habían encariñado con él, su Beta le protegía como un padre, tenía la protección de tres mafias y finalmente, lograba que Yuri Plisetsky se comportara más o menos como un adolescente de su edad. Era obvio que Yuuri emitía un aroma que alentaba a la protección y la posesión; de igual manera, sus órdenes eran similares a las de su voz de Alfa.

Pero no lo sospechó. Y tal vez hasta Leroy lo sabía, y le había advertido anteriormente. No le hizo caso, no tenía idea de lo que estaba pasando. Solo sintió que debía proteger a Yuuri en ese instante.

Y ni siquiera había hecho eso.

—¿Y? —habló Otabek nuevamente—. ¿Qué hacemos? No tenemos idea de dónde pueda estar.

Yakov gruñó.

—Por lo pronto, envíen más grupos de búsqueda. Interrogaremos a Christophe y a Masumi luego. Debemos tener paciencia con este asunto y no perder la calma..., ¡Viktor! Aléjate de la puerta.

Todos miraron a donde, efectivamente, el albino parecía dispuesto a ir a buscar solo a su Omega.

—No me jodas, Yakov —gruñó entre dientes—. ¡No puedes pedirme que me calme si secuestraron a Yuuri! ¿Lo entiendes? ¿Lo que le podrían hacer?

—Si Yuuri tiene la feromona no lo matarán, lo necesitan vivo para extraerla de su cuerpo.

Viktor golpeó la pared.