||Capítulo dieciséis||

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||San Petersburgo, Rusia

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||San Petersburgo, Rusia. 31 de diciembre, 2016||

—¿No celebran Año Nuevo aquí? —pregunté, con el ceño fruncido. Viktor sonrió.

—Sí lo hacemos, solo que no todos juntos... Eh, cómo decirlo... Los hermanos van a casa con sus familias para celebrarlo juntos. Generalmente la mansión está sola cuando es año nuevo. Los únicos que nos quedamos somos Yakov, Lilia, Yuri, Otabek, Vanya y yo.

Tragué saliva.

—O..., o sea que básicamente estaremos solos todo el día. Sin los guardaespaldas ni las cocineras.

Asintió. Sonreí.

—Bueno, tengo una idea para que lo celebremos tú y yo. —Me acerqué a Viktor y tiré de su corbata, dejando nuestros rostros casi tocándose, pero no lo besé—. Te esperaré en nuestra habitación esta noche. No se te ocurra dejarme plantado.

Cuando le solté, lo escuché gruñir. Me tomó por las caderas y me acercó a su pelvis, donde la frotó repetidamente con la mía. Aunque pude sentir su erección, y eso me sacó un jadeo, solo le di un beso en la nariz y me aparté de él, dejándolo confundido. Me giré, caminé y antes de desaparecer de su despacho volteé la cabeza, guiñé un ojo y le mandé un beso con la mano.

—No llegues tarde.

Salir de ahí con un reverendo sonrojo y mi corazón latiendo a mil por segundo fue un menos vergonzoso para mí que lo que recién había hecho. Pero debía prepararlo. Yuri me esperaba afuera, y cuando me vio soltó una risa.

—Vamos —pedí. Él asintió.

Todo el día estuve preparando la sorpresa de Año Nuevo, tratando de no arrepentirme al pensar en lo que haría dentro de tan solo unas horas. Yuri estaba divirtiéndose con mis reacciones al acomodar cosas dentro de la habitación. Él no había visto a Otabek en todo el día, así que también estaba enojado. ¿Y qué mejor que desquitarse con el nervioso Omega de su jefe?

—No, la cama todavía está muy centrada —me quejé—. Ayúdame a moverla de nuevo, Yuri.

—Chist. Ya la movimos tres veces. ¿Cuánta resistencia tienes para estas cosas? No me imagino la resistencia que tienes cuando tú y el viejo tienen sexo.

—¡Ey!

—¿Qué? ¿O me vas a decir que no lo han hecho desde que te marcó? Por Dios, si tus gemidos se oyen hasta mi cuarto, Katsudon. No puedo dormir en las noches porque tengo que tener los oídos tapados constantemente.

¡Oh, Dios! ¡Qué vergüenza! Me dejé caer en la cama cuando la terminamos de mover, cubriendo mi rostro con una almohada y ahogando un gemido. ¡Dios, Dios, Dios! ¡Yuri nos escuchó! Su habitación no estaba tan cerca, pero era la segunda habitación después de la nuestra. ¡Me quería morir! Sin embargo, la risa del rubio me recordó que no podía pedir morir y morir en el acto.

||Closer to you|| [AU Omegaverse] Victuuri - SIN EDICIÓN. TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora