Despertó a Otabek con sus gritos.
El kazajo se apresuró a entrar en la habitación del menor, quien temblaba furiosamente entre sus suaves sábanas con estampado de leopardo. Estaba sudando frío, y gritando todavía, presa de alguna pesadilla. Otabek se apresuró a envolverlo entre sus brazos, sin importarle si tiraba la el cobertor al suelo.
Yuri reconoció de inmediato el olor de aquel Alfa, y se aferró a él lo más que pudo, sus lágrimas parecían ríos ya, corriendo sin permiso alguno. El moreno movió suavemente al chico, esperando que por fin despertara. Logró su cometido después de algunos segundos, en los que el rubio se limitó a hipar y sollozar.
—Beka... —murmuró con la voz rasposa.
—Shh, aquí estoy. Aquí estoy, Yuri —lo tranquilizó.
—No te vayas, Beka... No de nuevo, por favor.
—No, no, mi vida. No me voy a ir. Lo prometo.
Esa era la quinta noche desde que el Yuuri japonés se había ido de Rusia a Detroit, y desde entonces, Yuri no había parado de tener pesadilla tras pesadilla. Fue impactante al principio, pues todos en la mansión estaban seguros de que las etapas de pesadillas del pequeño vándalo ruso habían terminado hacía años.
La mayoría de las personas de la mansión guardaban la discreción, aunque más de una vez Viktor tuvo que intervenir para que él se calmara. Sin embargo, todos sabían que él no reaccionaría a menos que cierta persona del género Alfa estuviera cerca de él.
Y había sido así desde siempre.
Desde que se conocieron.
Yuri debía tener unos tres años, según los cálculos del propio Otabek. No supo su fecha de nacimiento sino hasta años después de conocerse. Pero recordaba bien los sucesos... No es como si fuera fácil que los olvidara, después de todo, había sido lo más importante para el kazajo; si alguna vez lo olvidaba, entonces sería porque algo le causó amnesia.
Sí. Podía verlo muy bien, ahora que Yuri se quedaba dormido entre sus brazos. Ese rostro pacífico y sereno que él no conoció las primeras veces que vio al chiquillo. De hecho, recordaba todo tan bien que el ruido de la lluvia de afuera le llevó a unos recuerdos que, él sabía, estaban bien guardados en su memoria.
Agosto. 2004. Una noche lluviosa y tormentosa, así como en las películas de terror. Él estaba debajo de ese enorme chaparrón, sin algún tipo de abrigo particular más que una chaqueta de algodón. Caminaba en medio de la calle, mirando a todos lados sin parar.
El pequeño Otabek, de seis años, había escapado con éxito por primera vez en su corta vida; lejos de sus molestos padres que lo único que hacían era repetirle quién sabe cuántas estupideces acerca de ser el heredero de la familia. Por fin había podido salir de casa sin que los guardias lo vieran o que alguna cámara de seguridad lo pillara.
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||Closer to you|| [AU Omegaverse] Victuuri - SIN EDICIÓN. Terminada
Fanfic¡¡¡!!! Esta historia tiene temas sensibles no tratados de la manera en que deberían; entre ellos están: violación/dubcon, feminización de omegas varones, clasismo, asesinato, tortura, sumisión sistemática de los omegas a los alfas (pueden no ser los...