||Closer to you|| [AU Omegaverse] Victuuri - SIN EDICIÓN. Terminada

||Capítulo veintidós||

Este capítulo puede contener saltos de tiempo que tal vez sean incomprensibles. Esto es un capítulo de transición, por lo que puede parecer "relleno".

Yuuri

—¡Iuuuuuriiiiii! —sollozó Viktor abrazándose de la almohada más grande.

—¿Qué pasa, Viktor? —pregunté cansado.

—¿Por quééééééé?

Suspiré.

—Ya te lo dije. No puedo acomodarme en la cama, y no pienso dormir en el sofá.

—Iuuri no quiere dormir conmigo. ¡Es mi esposo! ¿Por qué eres tan cruel?

—Dile eso a tu hijo. Él es quien no me deja dormir bien. Ahora, afuera.

Con un puchero soltó la almohada y rodó de la cama hasta caer al suelo. Se quedó ahí unos segundos y, al notar que yo no iba a socorrerlo, se levantó y caminó hasta el sofá que estaba enfrente de la cama, y se dejó caer.

Ah. Viktor estaba borracho.

Estoy seguro de que ocurrió enseguida de que me propuso matrimonio.

—Yuuri, cásate conmigo.

—¿Eh?

—Por favor, por favor, Yuuri. Cásate conmigo. En Japón, o en Rusia, o donde quieras.

—Vi-Viktor... Espera un momento...

—Te iba a proponer matrimonio en cuanto bajáramos del avión. Arreglé todo para que tuvieran una enorme pancarta en japonés donde te pedía matrimonio, con todos mis subordinados esperando. Incluso llamé a ese amigo tuyo... Hayato, y le pedí que me ayudara a escoger yukatas y un montón de cosas tradicionales para decorar el lugar; y no compré anillos, porque, bueno, te iba a dar el anillo que mi padre le dio a mi mamá. Pero ya no puedo más, incluso después de planearlo casi un mes, te adelantaste con esto, así que no puedo aguantarlo. Entonces —inhaló—, ¿quieres casarte conmigo?

Aunque no le pedí matrimonio.

Solté el aire contenido y una enorme sonrisa se extendió por mi cara. Cuando me di cuenta, mis lágrimas ya habían mojado todo mi rostro y sentía una emoción indescriptible. Tal vez eran las hormonas del embarazo, pero estaba tan feliz y al mismo tiempo sentía que me rompería con cualquier cosa.

—¿Yuuri? —Se alarmó.

—No, lo siento... —Negué con la cabeza.

—¡¿No?!

Reí.

—¡No es eso! Tranquilízate, Viktor. —Parecía que le iba a dar un ataque cardiaco, así que me apresuré a tomar sus manos y besarlas con sumo cuidado, transmitiéndole con el lazo que estaba bastante feliz con ello—. Estoy algo sensible...