Siempre pensé que si me iba a enamorar de alguien sería una persona totalmente ejemplar, alguien que sonría cada vez que me vea, alguien que sea inteligente y un muy educado caballero; alguien como los personajes literarios. Pero, la vida no es así y el corazón decide lo que quiere, lo que le da la gana y, en un momento a otro, terminas siendo flechado por Cupido. Lo peor es que te enamoras de una persona diferente a tus expectativas; Sin embargo, eso tampoco está mal, todos se enamoran de alguien y, a veces, ese alguien puede ser el correcto o el que te clave un puñal en el corazón. Y esta es mi conclusión sobre el amor después de estar horas y horas viendo la pizarra del salón con los mismo ejercicios, los cuales ya están resueltos en mi hoja.
El corazón elige desiciones que la mente se niega a tomarlas. Y de ese modo, nace nuevos amores. Uno de mis ejemplos es Edward y Bella, un vampiro y una humana; otro es Patch y Nora, un ángel caído y una humana; u otro ejemplo más realista es el de Augustus y Hazel, ambos sabían que eran una bomba a punto de estallar. A veces de lo aburrida que estoy mi cabeza trabaja demás.
-¿Dylan Stewart de vuelta no ha venido a clase? -pregunta de mala gana el profesor de literatura.
Todos en el salón estallan en rumores sobre las faltas de Dylan, o sobre sus tardanzas. Algunos dicen que ha dejado el colegio, otros que ha agarrado una enfermedad y se está muriendo y, la última y más lógica es que anda con alguna chica de fiesta. Pero la verdad es que...no tengo idea que ha pasado con él. A veces venimos juntos al colegio pero siempre se separa de mi y cuando le pregunto por qué él no me responde.
-Capaz se esté tirando a todas las chicas posible para después irse de la ciudad. -mi voz sale con fastidio. Un mar de imagenes asotan mi cabeza, chicas y chicas en algún hotel al lado de Dylan; Sin embargo, la imagen de un Dylan desnudo aparece en mi imaginación. Muevo mi cabeza para espantar esos pensamientos pervertidos.
-Sabes que eso es imposible -Victoria se gira hacía mi lado, hace una mueca de desagrado. Estoy segura que se imaginó lo mismo que yo -. Él ha cambiado mucho estos últimos meses: sus faltas y tardanzas, su comportamiento, sus calificaciones y su adicción a las mujeres.
La miro con una ceja alzada, ¿acaso ella está hablando bien de Dylan? Ella me observa de abajo hasta arriba y responde a mi rostro confundido con una sonrisa traviesa.
-Hoy estás mal de la cabeza. Ve a que te lleven al psicólogo.
-Tú estás peor por estar enamorada de él.
La miro sobre mi hombro. Acaba de dar en el blanco; sin embargo, igual me siento dolida por su comentario. Joder, hoy estoy pensando en demasiadas cosas a la vez. Antes de que contestará a sus palabras ofensivas y las cuales me han llegado al corazón, el timbre toca con su chillido horrible. Deben cambiar ese timbre, mis timpanos morirán de cáncer muy pronto.
Al salir del colegio no me esperaba nada más de lo normal. Capaz algún meteorito que maté a aquellos ignorantes que habitan el planeta pero eso es lo de menos. Salí con paso apresurado, según mi calendario hoy teníamos una cena con mis tíos de parte de mamá. Ellos son personas muy amigables y que si tuviera que elegir a otros padres los elegiría a ellos. Mi optimismo de hoy estaba al tope y eso solo por qué me había enterado de que Victoria reprobo matemáticas. El karma, eso es obra del karma.
Mi madre aún se negaba a darme un auto o una moto, solo con la excusa de que ambas maquinas son muy peligrosas y los adolescentes como yo tenemos las hormonas muy agitadas. Sí, claro. Yo iría por una carretera a doscientas millas por hora. Es muy normal, mi madre me conoce tan bien que sabe lo que haría. No tuve otra de convencerme que la vida sin un auto era mejor mientras seguía caminando por el estacionamiento del instituto. Pero una multitud de personas gritando eufórica llamó mi atención, de muy mala gana miré hacia mi derecha y vi al típico grupo de los chicos guapos y las porrista. Me daría igual pero, entre toda esa multitud estaban dos personas que jamás pensé verlas juntos con mis ojos. Un Dylan sonriente que desprendía alegría y calidez y, a su izquierda, a una tímida y muy guapa Clara. Ellos juntos. Comprendí entonces por qué él faltaba a clases, se iba con su grupo y con Clara a algún lugar del maldito mundo.
Me detuve por unos segundos observando aquella escena que se encerraba cada vez más adentro de mi corazón, como dagas que te apuñalan el sin piedad. Aprete con fuerza mis manos, ambas casi se quedan blancas de tanta fuerza que ejerci. Pero era mi castigo, Clara logró hacer en un par de semanas más cosas que yo no logré en meses. Por unos segundos vi que Dylan me miraba fijamente, sus ojos me penetraban e intentaban adivinar que pensaba, me derreti ante su mirada pero como yo soy orgullosa giré mi cabeza hacia delante tan rapido que casi me parto el cuello y, maldiciendo por mis adentros camine por todo el estacionamiento.
Los días fueron pasando y cada vez que salía del instituto la misma y dolorosa escena me esperaba. Era como un castigo extra del colegio. Poco a poco evitaba a Dylan y a sus amigos, los cuales siempre me hacían una que otra broma. No quería verle a la cara, no quería estar cerca de él ni que viviera en la misma ciudad pero a pesar que lo odiaba siempre terminaba pensando cosas románticas y mil emociones invadía mi cuerpo como si explotaran de la nada.
-Mia, ¿hoy bajaras a comer? -grita mi madre desde el piso de abajo. Ella sabía mi respuesta: no. Bajar y comer era ver a Dylan enfrente mia.
-No, traeme la comida -mi voz salió tan débil que dudé si me habrá escuchado pero, a los segundos escuche su respuesta.
Estaba tan inmersa en mis estudios y en la música de mis auriculares que no me di cuenta de la presencia de alguien más en la habitación. Sí, Patch al fín decidió hacer su aparición. Bueno eso sería mentirles. Un pequeño grito y un paro cardíaco fue el resultado de tener a Dylan en la puerta con un plato en sus manos.
-No hagas eso -coloco mi mano en mi corazón mientras trato de respirar -. Deja el plato sobre la mesa. Necesito estudiar.
No dice nada, siento su mirada clavada en mi nuca con cada paso que da hacia el escritorio. Necesitaba ignorarlo, hacerlo sentir que ya todo termino, que todo acabó entre nosotros. O eso era lo que yo creí que pasaría. En un movimiento rápido él se acerca a mí como si en su cabeza hubiera un mar de dudas, se sienta a mi lado esperando algo de mi parte. Rápidamente me levanto de la cama hacia el plato, tenía que hacerlo salir de mi habitación. Ignorarlo hasta que se vaya.
-Tenemos que hablar, Mia -sentencia con una voz grave y exigiente.
Antes de que pudiera actuar, él toma mi brazo y me impulsa hacia su cuerpo. Ambos terminamos más cerca de lo normal. Su mano que antes sujetaba con fuerza mi brazo viaja a mis caderas, obligando a estar más cerca de él. Si decir que estar sobre las piernas de Dylan no me ha matado de las mil emociones que se expanden por mi cuerpo entonces no se como describir esto; su cuerpo está peligrosamente cerca del mio y por debajo de las palmas de mi mano siento lo rápido que va su corazón. Sin decir que al estar tan cerca puedo sentir su respiración rozar con calidez mi cuello, erizando mi piel. Moriré por las malditas mariposas que se aprovechan de la situación. Tanta es la cercanía de su cuerpo que puedo oler el aire que desprende de su cuerpo: Chanel. Me quedo extasiada por tal aroma.
-Dylan, alejate -Mi cuerpo pide algo y mi mente otra. Pero no, la lógica va primero.
En sus ojos puedo ver la desesperación, el deseo y la culpabilidad. Aquellos maravillosos ojos me miran fijamente, como si buscará algún defecto en mi. Cada vez me acercaba más a su cuerpo, dejando que nuestros cuerpos se choquen entre sí. Tiene la respiración agitada como si esto fuera algo terriblemente peligroso y lo es. Su cabello está desaliñado; no tiene una dirección. Caen por todo su rostro dejandome perder en la tentación.
-No lo haré, me iré a otro lado del mundo y antes de eso necesito dejar esto en claro. Arreglar este problema entre nosotros.
Y como si su vida dependiera de ello, sus labios chocan con los mios. Está desesperado, buscando con impaciencia que le corresponda; no obstante, mi cuerpo lucha entre si corresponderle o de darle un buen golpe en su entrepierna. Estoy luchando contra el deseo. Su mano, las cuales están en mi cintura, me obligan a estar más cerca de él. Acortando las distancia entre ambos y atrayendone a él.
Fin del capítulo.
¿Les ha gustado el capítulo? Yo sé que si 7v7. Se los merecían así que aquí tienen.
Les prometo que los siguiente capítulos explotaran de emociones: del enojo al amor, del amor a la decepción y cosas así. Pero tranquilas, les tengo muchas sorpresas.
¿Quieren saber que pasa después? Denle amor a la historia 🌟 y comenten que piensan que pase.
Adiós. EvelCaro.
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Conviviendo con mi pesadilla
Teen FictionBORRADOR. 2015-2016. Abby es una chica tranquila con tendencia a ser ermitaña. Vive con su familia en Nueva York y, lamentablemente, es la vecina de los Stewart, una familia con dos hijos que para ella son los demonios en persona: Dylan y Elisa. El...