Capítulo III.- Sorpresas

2.9K 153 5
                                    

Ron estaba realmente enojado, Hermione dolida y el rubio celoso.
Ron, sin esperar más, con una pequeña y asustada chica detrás de él, aferrándose a su espalda la defendió como lo haría cualquiera al tener a semejante mujer consigo.
-Estúpido y maldito hurón, conmigo te puedes meter pero con mi mujer ¡no! Escucha bien lo que te voy a decir... decía rojo hasta las orejas... Hermione es mi novia y no voy a permitir que un asqueroso mortifago como tú la moleste.- y sin más guardó su varita para soltarle un puñetazo en la cara.
No había terminado de canalizar lo que el pelirrojo había dicho, sólo que al llamar a Hermione su mujer, quiso matarlo pero al ver los cristalinos ojos de la castaña sintió como si le hubieran dado una patada en la entrepierna, sólo que el causante había sido el mismo. Sí, la había llamado sangre sucia.
Hermione, se recompusó rápido con Ron a su lado, de modo sobre protector, la acompañó al tren y la besó con dulzura y posesión a la vez, realmente la iba a extrañar y ésta, sonrojada como cada vez que le besaba, subió al tren y echó un largo suspiro.
Tendría que encontrar pronto a Neville, pues Ginny al comenzar a jugar con las Arpías, había decidido no volver y la soñadora Lunita, había ido con su padre a buscar nuevas criaturas, Harry acompañaba a Ron a la escuela de aurores. Y ahora eran ella y Neville contra el mundo.
Draco, por su parte, subía con rostro indiferente al tren, siempre experto en mentir, tendría muchas cosas que hacer, empezando por encontrarse con sus amigos, pues por muy veela que fuera su orgullo era más grande y no se disculparia con la castaña aunque en su interior rugiera por arrodillarse.
Caminando en busca de Blaise y Theodore se encontró con un par de tejonas que a todo estaban dispuestas, por lo que no perdió el tiempo y quedaron los tres en un vagón cuando las chicas terminaron exhaustas continuó su camino y unas estruendorosas risas le despertaron de sus pensamientos, claro inconfundible, encontró lo que estaba buscando, entró al vagón y se dejó caer en un asiento pesadamente.
Nott y Zabinni le sonrieron y comenzaron una calurosa charla hasta que la premio anual, anunció su entrada y llamó a los prefectos de Slytherin, Theodore Nott y Draco Malfoy.
Theodore a pesar de todo siempre había sido bueno con Hermione y le agradaba verle leer en secreto, él estaba enamorado de sólo observarle.
Al terminar la guerra éstos habían empezado a llevarse mejor y hasta podría decirse que eran amigos, pues sobre todo, Nott respetaba a su novio por muy idiota que pudiera llegar a ser a veces.
El rubio, al percatarse del olor que desprendía su amigo lo reconoció; sí, deseo, él deseaba a SU mujer.
Draco Malfoy jamás se intimidaba así que al levantar la cabeza para escuchar lo que la castaña tenía que decirle, se perdió en nada más y nada menos que en su mirada, ella saludaba tímidamente a Theo y le hablaba casi inaudible, ella estaba incómoda, lo reconoció pues su olor comenzaba a volverse más amargo pero aún delicioso.
Sintió ganas de interponerse entre su amigo y la chica para acorralarla contra una pared y besarle hasta saciar su sed de ella. Pero no, tenía que ser paciente, o al menos lograr que ya no le mirase con odio.
Sumergido en sus pensamientos no se dio cuenta cuánto tiempo pudo pasar, solamente la vio salir y vio como su amigo besaba su mejilla mientras ambos se sonrojaban violentamente los colmillos de Draco se asomaban, Theodore no debía de causar ese efecto en ella, no podía controlar su ira, cerró sus puños y sus ojos, en su mente la chica del alborotado cabello corría hacía él y le besaba, cuando abrió sus ojos la ira se había esfumado, podía respirar el olor que se había impregnado en el vagón, un aroma tan dulce como ella.
Theo aún seguía con una sonrisa tonta y Blaise había salido a cambiar sus ropas, cuando volvió sólo había silencio, el risueño y divertido Zabinni no iba a dejar las cosas así.
-Con que... Theo.- comenzó el italiano con aquella vocecilla que usaba para molestar... ¡estás enamorado!
El prefecto de los ojos azul eléctrico casi se ahogo con el jugo de calabaza que estaba bebiendo y comenzó a toser, a caso, ¿ya había descubierto su secreto?

¿Sangre veela?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora