C U A T R O💫

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«Y sí alguien te lástima, solo dale las gracias»


(...)

Sobe mi mejilla con una de mis manos y tragué el nudo que tenía en la garganta, mi mirada estaba puesta en una de las paredes donde había un cuadro familiar.

Los gritos de Nora y Lore se escucharon, me giré con el dolor en mi mejilla y subí las escaleras sin mirar a aquel hombre que me había golpeado.

Cerré la puerta con llave y camine hacia el espejo, mi mejilla estaba roja, me quite la capota del saco y observé lo que tenía frente a mi.

—Mírate, mírate pequeña zorra— mi cuero cabello dolía por la manera en que él tenía sujeto mi cabello —¿Ves algo agradable? No, no hay nada agradable en time obligó a mirar el espejo, me obligó a mirar mi horrible reflejo.

De pronto mis manos empezaron a temblar, cerré los ojos para borrar las imágenes pero más se hicieron presentes, el aire empezó a faltarme, el miedo, las lágrimas y el dolor volvió a mi.

Tire varios retratos al piso del desespero que sentía y luego de unos segundos los golpes en la puerta se hicieron presentes pero yo solo podía llorar y tratar de buscar aire.

Hasta que todo se volvió negro.

(...)

El olor a hospital inundó mis fosas nasales y abrí los ojos que rápidamente fueron cerrados por la fuerte luz, mi cuerpo estaba agotado.

Mire a mi alrededor y no había nadie, la cabeza me dolía y tenía demasiada sed.

—Papá, solo lo hago por ayudarte— escuché una voz —Esto no es lo mío— la perilla de la puerta se giró y la puerta quedó entre abierta.

—Solo son chequeos, además creo que la pequeña aún debe dormir por los sedantes— otra voz más gruesa se escuchó, la puerta se abrió y yo cerré los ojos —Ves, te lo dije... Esta dormida.

De pronto hubo un silencio en la habitación que pensé que ya se habían ido pero una voz gruesa se escucho de nuevo.

—¿Cómo se llama?— preguntó, algo cayó al piso.

—Sara— respondió el otro hombre —Listo, creo que todo está en orden.

—¿Habrá que hacerle chequeo de nuevo?— una pequeña carcajada se escuchó en respuesta.

—Pensé que esto no era lo tuyo, hijo— varios pasos se escucharon y la puerta se cerró.

(...)

—Hasta que despiertas— Nora entró a la habitación, sus ojeras se notaban demasiado —Nos diste un gran susto— se sentó en el sillón y sonrió.

—Estoy bien— susurré y me acomode en la camilla.

—Lore se quedó toda la noche, así que mejor le dije que se fuera a descansar— empezó a frotar la palma de sus manos en su pantalón —No se porque mi padre hizo eso... Sabes que siempre nos ha tratado bien.

—Bien dicho, tratado, pasado— mi voz salía demasiado baja, tanto que dude de que me estuviera escuchando —¿Cuándo podré salir de aquí?

—En una hora, solo vendrán a hacerte un chequeo más y nos iremos— no respondí a ello y suspiré —Extrañaba tu voz— sonrió con lástima y yo solo la mire.

Dos golpes en la puerta hicieron que Nora se parara a abrirla, un par de murmullos y Nora se giró hacia a mi.

—El doctor... O bueno el hijo del doctor te hará el chequeo— abrió la puerta completamente —¿Estarás bien?

Solo asentí al ver quién era la persona que me haría un chequeo.

El chico del parque.

El chico de los ojos grises.

—No tardaré mucho— su gruesa voz se escuchó en toda la habitación —Estará bien— se dirigió hacia Nora y sus mejillas empezaron a ponerse rojas.

Vi a Nora salir de la habitación y el reviso varios papeles que traía en su mano.

—¿Te sientes bien?— preguntó.

Evite su mirada e hice mi gesto favorito, asentir.

—No eres muy habladora— sonrió y se acercó a la máquina que tenía a mi lado, empecé a negar con la cabeza —Voy a quitar esto— saco la aguja de mi piel con cuidado, puso un algodón encima.

No hizo contacto físico conmigo y creo que eso fue lo que más me alegro, aunque en otro caso teniendo un hombre a mi lado tal vez no lo hubiera dejado ni tocarme o me hubiera alterado.

Pero él... Él irradiaba paz por la forma de sus actos tan calmados.

—¿Cómo te llamas?— su voz me saco de mis pensamientos, le mire a los ojos y trague saliva.

—Ehm... Sa-Sara— dije luego de un rato con un poco de dificultad. Ahora parecía una tonta tartamudeando.

—Me gusta, es lindo— una sonrisa se plasmó en su cara y vaya que era una sonrisa hermosa.

Empecé de frotar mis manos y agaché la cabeza.

—¿Te ayudo a levantar?— preguntó de manera amable.

—No...— susurré —Yo... Yo lo hago— note el breve temblor en mis dedos y mi cara empezó a ponerse roja, podía sentirlo.

¿Por qué mierda estaba temblando?

Quite la sábana que tenía encima y moví mis pies para que quedaron colgando, baje de la camilla y me sostuve de ella un momento.

—Eso es todo— dijo y cerró unos papeles.

—Te recuerdo más alto— solté de la nada y me tape la boca. Él soltó una carcajada.

—Tal vez por que tú estabas sentada en el piso— sonrió y acomodó su cabello con su mano —Debo seguir revisando pacientes— hizo un gesto con la mano en forma de despedida, le sonreí un poco y él se giró en dirección a la puerta.

Por un momento pude soltar todo el aire que tenía retenido, vaya que estaba nerviosa.

—Por cierto, aquí está mi número por si vuelves a tener un problema— volvió a la habitación y puso una pequeña hoja encima de la camilla, se fue y luego de un momento entró Nora con un bolso.

—Aquí está tu ropa— puso el bolso encima de la cama, encima de la nota —¿Estás bien?— preguntó.

—Si— tosi un poco —¿Puedes salir? Para cambiarme— ella solo asintió y salió cerrando la puerta tras de si.

Ella Es Perfecta©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora