T R E I N T A. P-4

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Tres días de la semana habían pasado.

Días en los que Lore y Nora habían llorado.

Scott y Nicholas buscaban por todos lados a Sara y a Jace.

Jazmine y la madre de Sara buscaban desesperadamente alguien que les ayudará a ubicarla, a ella y a su padre.

—Si señora, ¿cuándo desapareció?— preguntó el oficial de manera calmada.

—Tres días— respondió la madre de Sara.

—Bien. En base a toda la información dada la empezaremos a buscar, a ella y a su padre. No le podré decir cuando va a durar esto, ni por cuanto tendrá que pasar— hablaba el policía —Solo le pido que este preparada.

Aquellas mujeres sabían con que se referían a eso, sus pechos empezaron a doler y trataron de contener las lágrimas. Aún tenían la esperanza de que los dos estuvieran bien.

(...)

El peso de su cuerpo ya no era soportado por sus manos, sus muñecas dolían, su cara también,  y la mayoría de su cuerpo estaba dormido, pero aún así seguía recibiendo pequeñas punzadas de dolor.

Había estado tan cerca de escapar...

Tan cerca.

Había logrado golpear a Ben tan fuerte con la bandeja en la que siempre le traían la comida que casi le dejo inconsciente, tuvo tiempo para correr, sus manos habían sido desatadas para comer y eso le dio una gran ventaja que aprovecho.

Pero no contaba con que su cuerpo no le respondería e iba a caer al suelo golpeándose la cabeza, perdió tiempo mientras se componía del golpe y cuando paso la puerta, Ben ya estaba detrás de ella.

—Tú no aprendes, maldito adefesio— la tomo del brazo y la jalo haciéndola caer en su culo.

Intento pararse pero aquel hombre tenia mucha más fuerza que ella, y el no comer bien hacia que su cuerpo fuera más débil. Ben la tomo del tobillo y la arrastró de nuevo a ese cuarto, sin importarle que Sara podía lastimarse la espalda.

—¿Qué haces?— llego Matthew gritándole a Ben, quien solo lo miro de mala manera.

—No me hables de esa forma imbécil— gruño el hombre, Matthew miro a Sara patalear y quejarse por el dolor en su espalda. Un pequeño vidrio se había incrustado en su espalda. 

—No tienes que ser tan brusco con ella— reprendió Matthew, miro a Sara con dolor, algo le decía que debía ayudarla. 

Ben soltó a Sara después de escuchar aquellas palabras, camino hacia Matthew y golpeó su mejilla tan fuerte que el chico empezó a escupir sangre.

—Tú no eres nadie. Rata miserable. Ahora, ve y traerme la soga— hablo enojado y escupiendo un poco la cara de Matthew.

El chico lo miro con odio y salió en busca de lo que el hombre pedía. A veces sus ganas de matarlo eran mayores pero sabia que se metería en un problema si lo hiciera, lo cual le costaría la vida a él y a su familia.

—Bien, pequeña basura— se dirigió a Sara —Hora de divertirme— sonrió de manera asquerosa y Sara solo le dio una mala mirada.

Camino hacia ella y trato de tomarla de nuevo del pie, pero ella fue más rápida y estampó el otro pie en la cara de Ben.

A él solo le causaba risa lo que la pequeña intentaba hacer. Sabía que ella era diferente, sabía de donde venia,  había sacado las agallas de su padre,  pero él iba a hacer que dejará las agallas a un lado. La mayoría de mujeres le temían y siempre estaban a su merced, pero Sara no, y si tendría que golpearla miles de veces para que ella fuera una total y arrastrada sumisa, lo haría.

Por el contrario Sara luchaba por levantarse y golpear la cara del hombre, su padre le había enseñado a nunca rendirse y eso estaba haciendo, luchando contra alguien mayor que ella. Nunca un hombre había sido un problema en su vida, siempre sabia como ponerlos en su lugar y que dejarán de molestarla.

—A todo lo que te pregunte vas a responder con un "sí"— Ben frotó un poco su cara, justo donde Sara lo golpeó, eso lo había enfurecido —¿Eres una pequeña zorra?

Sara lo miro con odio —No voy a jugar tu estúpido juego.

—Error— Ben sonrió y golpeó la pierna de Sara haciendo que ella se encogiera del dolor —Vamos de nuevo, amor— Sara sintió unas repentinas ganas de vomitar cuando escucho el apodo —¿Eres una zorra?

De nuevo, Sara no respondió. 

Otro golpe a su estómago. De nuevo la misma pregunta, de nuevo no respondió y un golpe nuevo en su cabeza.

La misma pregunta hecha más de 5 veces, sin respuesta alguna por parte de Sara hacia que todo se pusiera más feo.

Golpes en su dos mejillas, estómago,  pecho y pie. Su estómago había sigo golpeado más de 3 veces provocando que vomitara un poco. De su nariz salia sangre, sentía sus mejillas adoloridas, ya no podía mover casi su pierna, le dolía demasiado.

—Eres la mujer mas terca que he visto— se quejó el hombre, sus nudillos ya dolían por golpear a Sara y solo logró que soltara unas pequeñas lágrimas.

De pronto una idea vino a su mente. Hizo la misma pregunta y Sara no respondió,  así que se puso de cuclillas y tomo la camisa de Sara, para rasgarla.

Los ojos de la pequeña se abrieron más de lo normal, trato de quitar al hombre de encima pero si su cuerpo no respondía antes, ahora con tantos golpes tampoco lo haría. Su camisa ya estaba rajada por la mitad, su brasiel se veía y trato de cubrirse con sus manos.

—Ben— llamo Matthew, traía una cuerda en su mano. Sus ojos se encantaron con los de Sara, aun seguía esa mirada de seguridad y de fuerza, no tanto como antes pero allí estaba. 

Sin decir más, dejo la cuerda en el piso y salió de allí, no podía verla más así.

Otro golpe en la cara hizo que Sara cerrará los ojos y se sintiera mareada, no quería dormirse, pero lo hizo.

(...)

—¡¿Cuántas veces te he dicho que no vengas aquí?!— grito con desespero hacia su hijo.

—Mira Sam, vine por ella, quiero verla ahora— hablo totalmente calmado.

Sam negó, y su hijo solo vio la solución de empezar a tirar todo y destrozar la mayoría de cosas.

—Comportate— regaño, pero no sirvió de nada, el chico seguía haciendo un desastre.

Y a su padre no le quedó otra medida que darle una buena lección.

Quería ver a su pequeña,  pero ella estaba muy destrozada.

(...)

Cuando Sara abrió sus ojos, vio a Ben burlándose frente a ella. Sus pies no tocaban el suelo, y sus muñecas estaban amarradas con una cuerda al techo.

Su energía era mínima, ya no podía si quiera patalear, y solo escuchaba los insultos que aquel monstruo frente a ella tenía para decir.

Empezó a escuchar gritos, gritos de furia y dolor, tal vez solo estaba alucinando pero aquellos gritos parecían ser de Jace, pero ella no podia hacer nada.

—Ten una bonita noche, asquerosa— y por último tiro un baldado de agua fría sobre Sara.

Ella Es Perfecta©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora