T R E I N T A Y C I N C O

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Pronto como los vio desaparecer entre aquellos árboles, su valentía salio a flote, necesitaba verificar que no estaban alucinando. 

Salio del auto y solo pudo escuchar como Scott y su hermana la llamaban, corrió hasta el auto de su padre, se poso detrás de el y empezó a mirar el camino por donde se había ido su padre. Desde ese lugar le era posible ver una gran bodega que era cubierta por varios árboles, corrió hasta allá.

Su cuerpo se congelo detrás de un árbol cuando vi a su supuesto padre entrar por una puerta a aquel feo lugar, sin esperar busco la forma de entrar. Podía ver varias ventanas que estaban rotas, corrió hasta una de ellas y miro dentro, oscuridad era lo único que podía ver.

Se metió por aquella ventana, su mente ahora no estaba pensando en lo que estaba haciendo; ni en lo peligroso que era. Prendió la linterna de su celular y empezó a mirar a su alrededor, solo basura y muchos botes, camino por un pasillo sin tener ni idea de a donde iba. Unos gemidos de dolor le hicieron detenerse y apagar la linterna.

Escucho la voz de alguien, pero exactamente no pudo decir de quien, así que solo se decidió a seguirla con cuidado de no ser vista. Aquel pasillo la llevaba a un gran salón, con un montón de estantes que ni ella entendida para que estaban allí, camino detrás de uno de ellos; ocultándose. 

—Más de seis meses, he buscado, y ya me desespere— la voz de su padre se hizo presente. Camino un poco mas hasta ver la luz que solo se daba en la mitad de aquel lugar sucio y desolado, lo único que podía ver desde su lugar era a su padre hablarle a alguien que estaba justo en frente de él, pero Sara no podía ver quien era —Creo que es tiempo de jugar con tus pequeñas princesas, deben estar en casa y ya he mandado por ellas, pronto llegaran.

—Tan patético eres que aun no has podido encontrar lo que buscas— y Sara se congelo al escuchar la voz de su padre, respondiéndose a si mismo, frunció el ceño, pero cuando su padre se corrió un poco pudo ver a un hombre, con su cara golpeada, amarrado a una silla, miraba al hombre frente a él con burla.

Sara sintió como su corazón se quebraba. 

—Vamos hermanito— hablo el hombre amarrado —Rinde te, eres demasiado patético. 

Y pronto este recibió un golpe del otro en la cara. 

Sara miraba a la persona de pie, y luego al hombre que estaba amarrado, así lo hizo varias veces, su mente trataba de procesarlo, aunque ella ya lo suponía, seguía siendo una imagen traumante.

Ver dos versiones de su padre, fue suficiente para quedarse en shock.

Y ver que su verdadero padre estaba sentando y masacrado en una silla era doloroso. 

El sentimiento de dolor se esfumo y fue reemplazado por uno de culpa, ¿cómo no había reconocido que aquel hombre no era su padre? Ella no sabía que su padre tenía un hermano gemelo pero igual se sintió pésima al saber que fue engañada... Y ahora la rabia reemplazo el sentimiento de culpa, ¿había estado aguanta seis meses, las críticas de alguien que era un total desconocido pero con un rostro familiar? Apretó el mango del arma que tenía en su pantalón, iba a parar esta tontería. 

Pero antes de que si quiera sacara el arma, su cabello fue acariciado.

—Mi princesa, sigue igual de linda.

Su respiración fallo, se le estaba olvidando como respirar.

Se levantó y se giro lo más lento que pudo, en algún punto ella rogaba para que fuera un espíritu o algo por el estilo aunque le tenía bastante miedo a aquello.

Sus ojos se llenaron de lágrimas.

—Jace.

Las palabras apenas salieron de su boca.

Ella Es Perfecta©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora