N U E V E. 🍕

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«Brilla, pequeña estrella»

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Habían pasado 20 minutos desde que estaba esperando a Asthon.

—¿Dónde estás?— susurré al aire.

El frío empezaba a hacerse cada vez más notable, por la calle pasaba uno que otro carro.

El auto de Asthon se estaciono frente a mi, bajo de él rápidamente y se acercó a mí.

—Lo siento— se disculpó cuando estuvo frente a mi —Me quedó dormido— rasco su nuca.

—No importa— me levanté del lugar de donde estaba apoyada, Asthon beso mi mejilla y sonrió.

—Ven, vamos— tomo mi mano y me llevo hasta el auto.

Repitió lo mismo que había hecho en la tarde, abrió la puerta, subí y abrocho mi cinturón.

—¿Qué pasa?— pregunté cuando se me quedó mirando.

—Nada— sonrió y cerro la puerta para rodear el auto.

—¿A dónde vamos?

—Es una sorpresa— me miro y arranco el auto.

El trayecto duro entre 15 a 20 minutos, paró frente a un restaurante y estaciono el auto.

—No bajes— ordenó.

Bajo del auto y el seguro se cerró de nuevo, lo ví entrar al restaurante y después de unos minutos salir con unas bolsas de comida.

—¿Y ahora?— pregunté cuando subió y acomodo las bolsas en la parte de atrás.

—No preguntes— me miro de mala manera pero luego me guiño el ojo —Confía en mi— dió vuelta al auto y quito su mano derecha del volante.

Frote mis ojos, y bajé un poco la ventana por el calor que ahora estaba haciendo.

—¿Puedo tomar tu mano?— su pregunta me tomo por sorpresa, mire su mano derecha que estaba abierta.

No dije nada y solo la tome con cuidado.

Su mano estaba fría, pero no era una molestia para mi. Me empecé a poner nerviosa y ya podía ser como mi mano empezaba a sudar como cerdo.

•|•

Asthon iba cantando a todo pulmón una canción de «Imagine Dragons»

Solté una carcajada y cante la canción junto a él. No me había sentido tan bien en estos últimos meses pero con Asthon tenía tanta paz que era como si lo conociera de toda la vida.

—Mucho espectáculo por hoy— dijo apagando el equipo. Apenas me había dado de cuenta que el auto había estacionado a un lado de la carretera.

—¿Qué hora es?— pregunté ya que no tenía noción del tiempo.

—¿Ya te aburriste de mi?— preguntó con una mano en su pecho, negué mientras sonreía —Son las 11:30— mis ojos se abrieron un poco más de lo normal.

—¿Ha pasado tanto tiempo?— la estaba pasando tan bien que esto se me había pasado como en minutos.

—Pues si— se encongio de hombros y bajo del auto. Quite mi cinturón y abrí la puerta para bajar.

Pero de nuevo, estaba cerrada.

—Vas a tener que decirme por qué cierras la puerta de esta manera— levanté un poco la voz.

—Por seguridad— respondió abriendo la puerta y me dió la mano para bajar.

Saco las bolsas del auto y se aseguró de cerrar el auto.

—Vamos a caminar un poco, no es un largo camino— me señaló un pequeño camino entre unos árboles.

Lo mire para comprobar que hablaba enserio, por un momento me dió desconfianza.

—No puedo entrar allí— dije retrocediendo.

—¿Qué? ¿por qué?— se giro a verme, levantó su mano cuando me vio retrocediendo.

—Vamos a otro lugar— tome aire y lo contuve por un momento.

Él me miro tratando de analizar que era lo que pasaba, mire hacia otro lado y me frote las manos nerviosa.

—Bien— subió de nuevo las bolsas al auto y luego lo rodeo para subir al puesto del piloto.

Abrí la puerta del copiloto y subí, Asthon dió la vuelta y acelero.

Preferí quedarme en silencio y solo espere a que Asthon hablara.

—Puedes empezar a comer si quieres— dijo señalando las bolsas.

—¿Estás molesto?— pregunté mirando por la ventana, no respondió.

Suspiré frustrada, mire por la ventana para distraerme un poco.

•|•

—Me llevas a mi casa— pedí cuando ví que no se movía, habíamos estado estacionados por más de diez minutos.

—Pensaste que te haría algo malo— declaro, ni siquiera lo pregunto.

—Tú no lo entiendes— fue lo único que dije y cerré mi ojos.

—Explícamelo— pidió.

Solté una carcajada sin querer, pero era una carcajada amarga sin un poco de humor.

No había podido decírselo a mi familia que era más importante, mucho menos podía decírselo a él.

Tal vez iba a sentir lo mismo que mi padre, asco y desprecio.

—¿Y bien?— hablo de nuevo, aunque tenía los ojos cerrados podía sentir su mirada encima de mi.

—Nada— agarre mi cabello con una liga y lo mire —¿Me llevas o me voy caminando?— de pronto un sentimiento de rabia se instalo en mi. Al ver que no respondió intenté abrir la puerta, y por lo menos no tenía el seguro para niños.

Empecé a caminar en dirección a dónde iba el auto, en este momento odiaba no a ver traído ni mi saco ni el celular. Debían ser tipo la 1 de la mañana.

—Sara, vuelve al auto— grito a mis espaldas.

—¡Eres muy mandón!— le grite cuando me giré, estaba al lado del auto cruzado de brazos.

Mire a mi alrededor, era una larga carretera y todo estaba solo.

¿Por qué no hacer lo que siempre quise hacer?

Empecé a correr, corrí tanto como mis piernas me lo permitieron. Había querido sacar todo, pero se me era imposible por que no salía de casa.
De pronto mis piernas empezaron a doler pero no me importo, no me importaba caerme, no me importaba lo cansada que estaba, no me importaba que los moretones de la caída estaban doliendo como el infierno.

Las palabras de desprecio de mi padre aparecieron en mi cabeza, yo solo hice todo lo que él me pidió, lo qué eligió para mi, hice todo lo que él quería solo para que se sintiera orgulloso... Pero yo no lo controlaba todo, y solo por algo que yo no elegí me despreciaba.

—¡Qué asco!— su voz volvió a mi mente —Estarás sucia de por vida, asquerosa— su voz susurrando en mi oído hizo que mis piernas fallaran.

Ella Es Perfecta©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora