T R E I N T A. P3

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—Demasiado juiciosa— dijo el hombre mientras terminaba de bañar a Sara.

Su cuerpo temblaba, su maquillaje se corrió un poco, su pelo soltaba agua y ella solo agacho la cabeza.

—Matthew— grito el hombre —Llevatela de aquí.

Cuando Matthew llegó a su lado, ella solo camino en dirección a su ropa y trato de secarse lo que más pudo para no mojar la ropa.

—Yo la llevo— hablo Matthew, iba a agacharse para tomar la ropa pero Sara fue mas rápida y la tomo apretándola contra su pecho, como protegiendo la de que se la pudieran robar.

Él la toma del codo y la empezó a jalar, de regreso a lo que por ahora sería llamado su "cuarto" ya que allí permaneceria por un tiempo indefinido.

—Estarás bien— dijo él antes de abrir la puerta y empujar a Sara dentro del cuarto frío y oscuro.

—¿Por qué estoy aquí?— fue lo único que se le ocurrió preguntar.

—Eso no me corresponde a mi. Lo siento— agachó un poco la cabeza y luego la miro a los ojos —Ponte la ropa. Y no seas grosera, ni intentes escapar... No te conviene.

Y con eso cerro la puerta con llave. Sara hizo lo que él dijo y se empezó a vestir, camino hacia la pequeña ventana y empezó a jalar los barrotes para ver si alguno estaba flojo. Tiró de ellos varias veces hasta que uno logro aflojarse un poco.

—¡Jace!— fue lo primero que grito al escuchar un grito desgarrador.

Camino hacia la puerta para golpearla varias veces y gritar el nombre de Jace, quien estaba al otro lado de la puerta.

—Más fuerte— susurró en su odio, lo miro con odio y lo único que pudo hacer fue gritar.

Le dolió hacerlo, enserio le dolía.

(...)

Media hora gritando y golpeando la puerta, estaba preocupada, quería saber que pasaba con el chico que le gustaba. ¿Lo estarán golpeando? ¿Le hicieron lo mismo que a ella?

—¡Mierda!— grito de frustración.

Pateó la puerta y está se abrió, por ella entro el mismo hombre que le había dado la patada hace unas horas.

—¿Dónde está?— preguntó ella al hombre.

—¿Quién?— preguntó con burla.

—Jace— apenas termino de decir el nombre del chico cuando su cara ya ardía por el golpe en su mejilla.

Se tambaleo un poco pero logró estabilizarse. Le miro con odio y levantó su pie para golpear la parte baja del hombre quien se empezó a retorcer por el dolor.

—Hija de puta— el gruñido salió y Sara empezó a retroceder.

Cayó al piso con un nuevo golpe en su mejilla, fue levantada por el cabello y un golpe en su estómago le saco el aire.

—Pequeña asquerosa— escupió el muy cerca de la cara de Sara —Que asco das, sabes.

Y Sara solo lo miraba con odio, aquellas palabras no le habían dolido, los golpes si, y mucho más que eso.

Cuando pensó que sería liberada, aquel hombre la empujo contra la pared.

—No sabes cómo me pone ver a las personas sufrir— se burló mientras la veía intentar levantarse.

Ella Es Perfecta©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora