Capítulo II

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Capítulo II.

«¡Oh, sí! ¡Es la criatura más bella que he visto en mi vida!»

(Orgullo y Prejuicio)

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Y como había previsto Hermione, los dos meses pasaron volando. Ya era treinta de octubre para cuando, por disposición del director de Hogwarts, los profesores hicieron más cortas sus clases, pues para ese día se esperaba la llegada de los otros dos colegios que participarían en el torneo.

Y sobraba decirlo, pero todo Hogwarts estaba inquieto. Sin embargo, no era para menos. Aquel legendario evento tenía a más de uno con la cabeza en cualquier lugar y justo después de la clase de pociones (que fue recortada a la mitad), se ordenó a todos los estudiantes ir a sus habitaciones a prepararse para luego esperar en el vestíbulo de la escuela donde los recién llegados serían recibidos de la manera más calurosa posible y posteriormente serían integrados en la gran recepción de bienvenida preparada en su honor.

Estaba helando en el lugar y Hermione podía sentir que el viento frio entraba sin piedad por entre los pliegues de su túnica. Su mirada iba de un lado a otro buscando cualquier indicio de alguien que estuviera tramando algo para hacerle daño, pero extrañamente nada pasó y luego de lo que parecieron siglos, un carruaje por fin surcó los cielos de la escuela.

Era del tamaño de una casa grande y estaba tirado por una docena de caballos alados de crines y colas blancas, cada uno del tamaño de un elefante.

—¡Qué hermoso es esto! —exclamó Luna, maravillada por la imponente y magnifica visión.

Pero Hermione estaba más concentrada en la enorme mujer que, minutos después, salió del carruaje. Era tan grande que su tamaño solo se equiparaba con el de Hagrid, el guardabosque y su acento francés iba perfecto con su afilado, pero hermoso rostro moreno.

—¡Esa mujer es enorme! —dijo Ginny, con asombro y sin una pizca de disimulo—. Imagino que tendrá bastantes problemas para conseguir una pareja que esté a su altura —se burló.

Hermione la miró con gesto reprobatorio, mientras una horda de estudiantes que seguro pertenecían a la academia Beauxbatons siguieron a la mujer; una serie de chicos y chicas que, vestidos con túnicas azules, saludaron amablemente a los estudiantes de las diferentes casas de Hogwarts que los recibieron con el mayor entusiasmo del mundo, pues no todos los días se tenía la oportunidad de recibir visitantes de características similares.

—¿Me pregunto en que llegaran los alumnos de Durmstrang? —agregó Ginny, mirando al cielo y restando importancia a los recién llegados—. La verdad me muero por saber si los rumores son ciertos.

—¿Qué rumores? —preguntó Luna, pero entonces un ruido amortiguado los dejó a todos en silencio y tratando de ubicar el lugar exacto de dónde venía.

Era como si una aspiradora estuviera succionando líquido, creando a su vez olas que se sacudían violentamente igual que si un tsunami de aquellos que Hermione había visto en televisión estuviera a punto de tener lugar allí.

—¡El lago! —exclamó Neville Longbottom, y todos dirigieron su mirada al lugar indicado.

De un enorme remolino brotó el mástil de un barco y luego todo este con extremada lentitud y majestuosidad. Hermione pensó que todo sucedía en cámara lenta y por un momento se permitió bajar la guardia para contemplar el espectáculo que acababa de empezar a tener lugar luego de que el vehículo marítimo anclara y diera paso a más visitantes.

Pride, prejudice and a little magicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora