Capítulo XIII

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DISCLAIMER: El mundo de Harry Potter y todos sus personajes le pertenecen a J.K. Rowling. Este es un fic basado en «Orgullo y Prejuicio» de la inigualable Jane Austen.

Para mi autora/lectora favorita, porque comparte mi amor por las dos historias que inspiran este fic, porque gracias a ella estoy actualizando esto ahora mismo y porque hay un motivo aún más importante: hoy es su cumpleaños.

¡Happy birthday, MrsDarfoy!

Capítulo XIII.

«¡Cuántas veces añoró que sus primeras impresiones fueran más razonables, más moderadas!»

(Orgullo y prejuicio)

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Hermione sintió cómo una sensación incómoda recorrió su cuerpo y se instaló de lleno en su estómago. No era algo extraño encontrarse con Draco Malfoy parado en la puerta de su casa, porque al fin y al cabo era su casa y podía estar en ella cuándo y cuántas veces quisiera, lo realmente imposible de asimilar era el hecho de que estuviera ahí justo en el momento en que ella irrumpía en el lugar y aun peor, acompañada de sus padres, nada más y nada menos que dos muggles.

Draco pareció percibir la confusión de Hermione por lo que sonrió, pero no fue una sonrisa burlona lo que salió de sus labios, sino más bien algo cálido que ella no esperó jamás recibir de él.

—¿Señores Granger? —preguntó, dirigiéndose amablemente a los padres de Hermione que asumió que lo eran por el parecido físico—. Bienvenidos a Malfoy Manor.

El corazón de Hermione se detuvo momentáneamente. ¿Acaso Draco Malfoy, el mismo al que había oído hablar alguna vez con desdén de su origen, había sido amable con dos muggles? Por muy inverosímil que pareciera el asunto, estaba sucediendo. Ambos adultos estrecharon la mano del chico al entrar al enorme vestíbulo de la mansión.

—Muchas gracias, muchacho —contestó el padre de Hermione, maravillado con la vista que tenía frente a él: un hermoso lugar que destilaba magia en cada rincón no era algo que una persona del común pudiera ver a diario, menos cuando en realidad estaba prohibido.

—Hola, Hermione —saludó Draco, una vez que los padres de esta empezaron a recorrer las estancias de la casa.

—¿Ustedes se conocen? —preguntó la señora Granger, evidentemente sorprendida.

—Actualmente estoy pasando algún tiempo en Hogwarts con motivo del torneo, señora —contestó Draco, suponiendo que ambos estaban enterados del asunto.

—Ya veo, ¿eres un participante o haces parte de la comitiva de tu escuela?

—Soy el participante de mi escuela, señora.

—Vaya, eso suena muy bien, aunque peligroso —agregó la mujer—. Es una suerte que Hermione no tuviera la edad para participar, aunque conociéndola como lo hago, supongo que ese no es el tipo de cosas que haría.

Hermione continuaba tan sorprendida que ignoró el comentario de su madre, estando más al pendiente de que de haber abierto la boca, su mandíbula posiblemente habría caído desencajada al suelo. Este Draco Malfoy no se parecía en absoluto al que había conocido meses atrás, y antes de que alguien pudiera decir algo más, una chica de cabello rosa chillón apareció frente a ellos, destilando vitalidad y con una enorme sonrisa en el rostro.

Pride, prejudice and a little magicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora