Capítulo VII

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Capítulo VII.

«Cuando Wickham entró en la estancia, Elizabeth notó que ni antes se había fijado en él ni después lo había recordado con la admiración suficiente»

(Orgullo y Prejuicio)

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Las semanas siguientes a la visita a Hogsmeade transcurrieron en total normalidad y sin ningún incidente significativo.

Hermione tuvo que compartir bastante tiempo con Theodore Nott y sus amigos en diferentes planes que iban desde paseos por la escuela, hasta jornadas de estudio o de lectura recreativa, y a pesar de que no fuera algo de su total agrado, ver a Luna radiante y más sonriente que de costumbre era su mayor recompensa.

Le debía demasiado a aquella chica y estaba segura de que soportar a mil Dracos Malfoy y Pansys Nott, no era un mayor problema cuando con eso podía hacer feliz a alguien que era tan importante para ella.

Las incursiones del grupo a la biblioteca empezaron a ser frecuentes y dado que compartían gran cantidad de clases también, hubo espacio incluso para la tertulia educativa. Ginny era la única que no estaba condenada a pasar tardes enteras con aquel grupo y no por el hecho de que no fuera invitada, pues en más de una ocasión Hermione le rogó para que no la dejara sola con las víboras. No obstante, el hecho era que la pelirroja no era realmente una chica paciente y los constantes gestos de desdén de Pansy eran una clara provocación para su vena peleonera.

Hermione aún recordaba la intención que había tenido de hechizarla durante la bienvenida y de vez en cuando era consciente de que no era tan buen idea que ambas estuvieran tan cerca y en un espacio reducido.

Por otra parte, era cierto que existían bastantes momentos de debate y Hermione por supuesto, no era demasiado participativa a pesar de que había empezado a notar que Malfoy trataba de incluirla en cada conversación que iniciaba. Cada vez que algo como eso sucedía, ella compartía sus opiniones personales y entre ambos se daba un intercambio intelectual. Era extraño y, sin embargo, no era malo del todo. El único problema radicaba en el hecho de que Pansy empezó a incluirse a sí misma en aquel espacio y después de algún tiempo, optó por hablar con demasiado ahínco acerca del tema que la mayoría estaba evitando: El Baile de Navidad.

Pansy aprovechaba cada oportunidad para mencionar el evento y de paso, para venderle a Draco la indisimulada idea de que estaba más que dispuesta y libre para ser su pareja esa noche.

Hermione pensaba que aquello era patético, pero viniendo de alguien como ella era casi lógico que tarde o temprano iba a suceder. Sin embargo, lo que si era raro era que Malfoy no parecía interesado en nada de eso e incluso Hermione había empezado a darse cuenta del malestar que provocaba en él la sola mención del evento.

—No veo la hora de contactar a Madame Malkin por mi vestido de gala para el baile —dijo Pansy en una ocasión, direccionando su mirada hacia Malfoy que escribía en un pergamino—. Draco, imagino que también comprarás la túnica allí, ¿o acaso preferirás una de algún diseñador extranjero?

—Aún no he pensado en eso —contestó él, sin quitar los ojos de lo que estaba haciendo.

—¿Estás escribiendo una carta a tu madre? —insistió la chica—. ¡Qué contenta se pondrá la señora Malfoy cuando la reciba!

Él no contestó.

—Escribes más deprisa que nadie que conozca.

—Te equivocas —le contestó al fin—. Escribo muy despacio.

Pride, prejudice and a little magicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora