Capítulo XVII

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DISCLAIMER: El mundo de Harry Potter y todos sus personajes le pertenecen a J.K. Rowling. Este es un fic basado en «Orgullo y Prejuicio» de la inigualable Jane Austen.

Dedicado a todas aquellas «Dramione Shippers» que también son «Pridefans».

Capítulo XVII.

«Mi afecto y mis deseos no han cambiado, pero una palabra suya hará que guarde silencio sobre este asunto para siempre.»

(Orgullo y prejuicio)

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Las palabras de Draco colgaron en el aire por lo que pareció una eternidad para Hermione, y aunque sólo pasaron unos pocos segundos entre la frase y lo que aconteció después, para ella fueron verdaderamente largos y dolorosos.

En cuestión de segundos una persona puede razonar acerca de muchas cosas: puede pensar en lo horrible que ha sido su comportamiento durante los últimos meses. Puede estar casi segura de que, quizás, no es mejor que Pansy Nott después de todo, e incluso puede llegar a creer que el estatus de su sangre la ha cambiado en el peor de los sentidos, a pesar de haber hecho un esfuerzo en el último momento por cambiar las cosas. Hermione intentó desesperadamente esconder cualquier emoción a los ojos de Draco, pero supo que quizás era imposible porque él había aprendido a leer a través ella de una manera impensable.

Y porque este solo era el resultado de sus malas elecciones. Algo con lo que tendría que vivir de ahora en adelante.

Draco Malfoy tenía todas las razones del mundo para no querer invitarla a ningún otro lugar y a ella realmente este o cualquier otro baile no le importaban de todas formas; no obstante, él sí era alguien importante para ella, aunque le había dejado claro que no tenía ninguna intención de cometer el mismo error dos veces y por lo que había entendido, ella era ese error. Él había podido comportase amable durante los últimos días, pero ella podía atribuírselo a algo que había constatado con antelación: debajo de todas las apariencias y malos entendidos, Draco Malfoy era una buena persona y a ella no le quedaba más remedio que retirarse con dignidad.

Sin embargo, al leer las intenciones que tenía Hermione de marcharse, Draco la tomó de la muñeca y la detuvo.

—Espera —pronunció calmadamente, acomodando una hebra de cabello castaño detrás de su oreja cuando se dio media vuelta hacia él―. Tengo algo que decirte.

Hermione casi sintió que la falta de saliva le raspaba la garganta. Ahí estaba lo que había temido escuchar y ahora no podría evitar tener que oírlo de todas maneras. Draco estaba agradecido por su ayuda en la prueba, pero de seguro eso era todo. No obstante, alguna fuerza divina al parecer se apiadó de ella haciendo que Poppy Pomfrey apareciera justo en el momento en que Draco se disponía a pronunciar su discurso sobre por qué Hermione no era merecedora de ninguna de sus atenciones.

—Señor Malfoy, ¿qué cree que está haciendo? —preguntó la mujer, acercándose a ambos con gesto reprobatorio en el rostro—. Llevo un rato esperando por usted porque necesito revisarlo y ver qué puedo hacer por sus heridas, pues al paso que vamos no estará listo para la ceremonia de mañana.

Luego dirigió una mirada a Hermione.

—Y usted, señorita Granger, ya puede volver a sus labores. Yo escoltaré al señor Malfoy desde aquí.

—Sí, señora —contestó la aludida antes de darle una última mirada a Malfoy que parecía estar atorado con lo que no había podido decir. Tal vez tendrían la incómoda conversación más tarde—. Te veré luego —le dijo antes de perderse de vista y disponerse a volver a su habitación.

Pride, prejudice and a little magicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora