Capítulo XV

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DISCLAIMER: El mundo de Harry Potter y todos sus personajes le pertenecen a J.K. Rowling. Este es un fic basado en «Orgullo y Prejuicio» de la inigualable Jane Austen.

Capítulo XV.

«La conozco lo suficiente para saber que no podría asustarla con facilidad, aunque quisiera»

(Orgullo y prejuicio)

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El rayo rojo salió disparado de la varita de Viktor, impactando el pecho de Draco que, de inmediato, cayó al suelo soltando su varita y empezando a retorcerse. El aire se llenó de repente con sus gritos de dolor, un dolor tan intenso, tan devastador, que por un momento le hizo olvidar dónde se encontraba y por qué estaba allí; era como si miles de cuchillos candentes penetraran cada centímetro de su piel, y como si la cabeza le fuera a estallar en cualquier momento. Gritó más fuerte de lo que jamás había gritado en su vida y casi sintió que la garganta se le incendiaba. Era una sensación tan desagradable que quiso desaparecer de la faz de la tierra.

—Te lo dije, Malfoy, esta es la horra de mi venganza —repitió y una nueva oleada de dolor recorrió las terminaciones nerviosas de Draco que ya no podía pensar con claridad—. Todo el mundo crreerrá que morriste con alguno de los horrrrorres plantados en el laberrinto, además, nadie te echarrá de menos.

Draco no era consciente de muchas de las cosas que pasaban a su alrededor, pero fue perfectamente capaz de notar que la sonrisa de triunfo de Viktor se transformó en una mueca diabólica que, por primera vez en su vida desde que lo conoció, logró asustarlo.

—¿Pensaste que siemprre te saldrrías con la tuya? —prosiguió sin dejar de torturarlo—. Esta vez, tu papi no está aquí parra defenderrte, ¿qué rrespondes a eso, ah? ¡No te escucho!—gritó, antes de conseguir que Draco casi perdiera la consciencia del todo.

Era fuerte, pero los huesos le ardían y la cabeza parecía que se le iba a partir en dos, por lo que por un momento deseó que todo terminara, que perdiera el conocimiento del todo y que por fin pudiera morir en paz. Aunque todavía fuera pronto para irse de este mundo.

***

Hermione había perdido a Viktor luego de recorrer un tramo del laberinto, porque, aunque le seguía los pasos muy de cerca, había tenido que tomar distancia de él para no ser descubierta hasta que escuchó los gritos de Draco, y, horrorizada, echó a correr, tratando de encontrar la manera de entrar en la calle donde estaban ambos chicos.

Como no vio ningún acceso, utilizó la maldición reductora, abriendo un pequeño agujero en el seto por el cual se coló con éxito gracias a que su cuerpo era menudo, aunque no pudo decirse que saliera ilesa del todo, pues en el acto consiguió rasgarse la camiseta que llevaba puesta y levemente el pómulo derecho que empezó a arderle de inmediato. No obstante, ignoró totalmente el dolor al encontrarse con la aterradora escena que había estado temiendo: Draco se retorcía en el suelo, mientras Viktor permanecía de pie, a su lado, todavía apuntándole con la varita.

¡Experliarmus! —gritó con toda la fuerza que pudo, haciendo que la varita de Viktor cayera al suelo deteniendo la tortura, al tiempo que él se volteó para poder verla directamente a los ojos.

Herrmione —pronunció y aunque su expresión no pareció mutar, ella supo que lo había tomado por sorpresa—. ¿Qué haces aquí?

—Lo mismo te pregunto, se supone que este lugar es solo para los que están dentro del torneo y tú no eres uno de ellos —respondió ella, sin dejar de apuntarle fieramente con la varita—. Aléjate de Draco —ordenó, pero Viktor no se movió de su sitio.

Pride, prejudice and a little magicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora