Vale. Se que dije que no publicaría. Pero os quiero contar todo lo que me ha ocurrido en Londres porque creedme, tengo para rato.
En primer lugar, el avión despegó tarde, haciéndonos llegar a Inglaterra a las 22:30. Llegamos al hotel a las 23:00 y entonces vino el primer problema: El hambre. Nadie había cenado, y las tiendas de Londres cierran A LAS 6 - 7 PM. Casi 5 horas llevaban cerradas!! Al final me tuve que conformar con un Mc Donalds que pillé abierto de casualidad.
Ahí apareció el segundo problema: El dinero. Gracias a los que me avisasteis del tema de las libras y los billetes porque, JODER. Una hamburguesa valía 4.99£. 5£ UNA MALDITA HAMBURGUESA SIMPLE?! Me cabree mucho por eso, y por ello, me negue a volver a comprar comida basura allí, en UK. Así que... He vuelto a mi casa medio ayunando.
Bueno. Cené, volví al hotel, y me dormí. Peeeeero... Había un tercer y cuarto problema: Las ventanas y las sirenas. Sabéis cuántas ambulancias y policía hay en Londres? Sus sirenas son increíblemente ruidosas. Mucho más que las de España. Y sabéis lo mal que aislan las ventanas? Entraba mucho frío en la habitación y podíamos oír mis compañeras y yo TODAS LAS SIRENAS que pasaban por la calle.
Aquí tenéis foto de la habitación. Era espaciosa, eso lo reconozco. Pero pusieron la ducha del revés ._.
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A la mañana siguiente, salí de la habitación para desayunar. Y, en serio, todos están obsesionados con el té con leche o el café rebajado en agua.
Entonces, comenzaron los PROBLEMAS GORDOS.
En primer lugar, cogimos el metro para ir a Hyde Park. Todo bien ahí. Hasta que me pasó. Empecé a buscar la estatua de Peter Pan. Sí. El bueno de Peter fue el que me metió en el lío que os diré a continuación. En fin, empecé a buscarlo hasta que me perdí. Y como no, también perdí a mis compañeros. Empecé a caminar buscándolos... Hasta que apareció el quinto problema: El clima.
Empezó a llover, y entonces recordé dos cosas. La primera: Que Londres era conocido por sus lluvias. Y la segunda: Que me había dejado el paraguas en España.
Empecé a correr buscando un sitio donde resguardarme, pero no había. Solo había árboles sin hojas y arbustos. La lluvia se convirtió en torrente, y seguí corriendo entre el barro, calándome, esperando poder hallar a alguna de las profesoras que nos acompañaban en el viaje. Pero no veía ni oía a nadie. Estaba sola en el inmenso parque de Londres, Hyde Park.
Al final, encontré un gazebo y me resguardé dentro de él. Estaba empapada, y congelada. Me dolían los dedos de los pies y los de las manos por el agua helada y el viento helado. Al final, decidí recurrir a lo que toda persona usa hoy en día: El teléfono. Pero tenía aquí el sexto problema... El cual diré más adelante por peor situación.
Cogí mi móvil, y conseguí contactar con una compañera. Ella me dio el número de una de las profesoras, y la llamé. Se alegro mucho de oírme; al parecer, las tres profesoras habían reparado en mi desaparición casi inmediatamente y me estaban buscando junto con otras compañeras.
