Estos últimos tres meses.

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*se sienta frente al ordenador*

¿Tenéis idea de lo bien que sienta escribir algo sin que sea bajo presión o bajo demanda? Es una sensación increíble.

Bueno, voy a hablaros de qué me ha estado pasando este último trimestre porque creedme... Ni yo me lo termino de creer. En primer lugar, os hablaré un poco de mis prácticas. 

El 31 de Enero asistí por primera vez a la empresa, acompañada de mis dos tutores y otros compañeros porque trabajaban cerca. Aquella noche no pude dormir, estaba muy nerviosa. Me sentí como si hubiera regresado a mis 15-16 años, cuando me había cambiado de colegio y esperaba encontrar una nueva vida, con nuevos conocidos, lejos del odio y resentimiento continuo que me había causado el bullying. Pero además, lo que no sabía de esta empresa... es que trabajan con libros. Sí, se dedican a hacer libros. ¡MI ZONA DE CONFORT! 

Cuando entré, no conocí al jefe-jefe directamente, sino que conocí a mi responsable de empresa; es decir, la persona que se ocuparía de mi seguimiento en el trabajo. Mi primera impresión de este hombre era muy sencilla: estaba lleno de optimismo. Tras la presentación, me entregó una tabla en la que me asignaba a diferentes zonas de trabajo de la empresa por semanas. La intención era que yo viera todo el proceso desde cero y entonces, yo podría elegir el departamento donde me gustaría quedarme durante el resto de mis prácticas. No puedo pararme a explicaros todo el proceso de creación de un libro en un taller, porque si lo hago, podría estar así horas.

En fin, durante este periodo también tenía que pensar en mi tesis, es decir, el libro para niños del cual ya hablé en un capítulo anterior. Y nada más acabar la segunda semana, las cosas empezaron a cambiar. El responsable (mi jefe, ok) me entregó una nueva tabla de secciones; con tres semanas en la zona de impresión en vez de una. ¿El motivo? Una trabajadora acababa de volver de una baja en el brazo y necesitaría ayuda. 

Y en esas tres semanas... tuve que lidiar con un caniche humano. La mujer estaba MUY desquiciada, siempre intentando levantar muchísimo peso de papel para las máquinas. El jefe me pidió que yo impidiera que se sobreesforzara... pero cuando tienes a la jefa mayor de impresión "ladrándote" sobre saber hacer su trabajo y que yo me centrara en otra cosa.... Eeeeehhhh.... creo que justifica mis decisiones de quedarme calladita en el rincón de la plastificadora, plastificando cubiertas. Durante 8 horas. Sin tocar las máquinas más que para rellenar la tinta. *sigh*

En fin, después pasé al resto de departamentos e hice mis "entrenamientos". ¿Tenéis idea lo que supone tener que aprender el trabajo de una sección en solo tres días? Porque ese era mi tiempo en la empresa cada semana hasta Abril. Y por fin, llegó mi momento de hablar con mi jefe para poder elegir departamento, que lógicamente iba a ser Diseño. Pero su respuesta fue...

-Ya... Verás, es que una chica de Grado Medio de tu colegio va a venir precisamente para hacer las prácticas en Diseño... Además, (inserte nombre de la "caniche humana", NO VA A MALAS) se ha vuelto a coger la baja por el brazo. Así que... Te necesitamos en la plastificadora.-

No protesté ante aquello. Básicamente porque sabía que sería inútil. Fue en aquel instante cuando pensé en qué me depararía durante los dos meses y medio que eran Abril, Mayo y mediados de Junio. Y ay, pobre de mí.... No estaba lista para todo lo que estaba por llegar.

Nada más empezar Abril, las semanas fueron un CAOS. Hubo un problema en la organización que descolocó todo el sistema de producción y como consecuencia, o faltaban órdenes de trabajo, había interiores sin imprimir, las cubiertas se perdían, etc... Y yo, como era "un trabajador comodín", me usaban para todo. Un día, no bromeo con esto, recibí a tres personas mandándome trabajos diferentes. Entre ellos, mi jefe. Harta, ... Repito, esto no es coña... dije lo siguiente:

¿Quién es Naito?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora