Cómo me Liberé

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La cuarentena me está afectando a la hora de escribir, así que creo que es hora de escribir algo diferente. Por ejemplo, sobre mí.

A mi hermana le han hecho un cuestionario sobre qué quiere ser de mayor basado en sus gustos (sí, en mi anterior colegio hacen eso) y dejad que os diga: es el MAYOR DESPERDICIO DE PAPEL, LLENO DE MENTIRAS, QUE HE VISTO EN MI VIDA. ¿Cómo sé esto? Porque yo también lo hice en 3°ESO.

Veréis, en mi anterior colegio valoraban muchísimo la nota media. Aún lo hacen, pero no de forma tan... ¿drástica? En fin, podría decir un montón de cosas que ese colegio hizo mal, pero también tiene sus cosas buenas. En este caso, sin embargo, vamos a hablar de una de las peores que hicieron en aquella época.

En 3°ESO, mi quinto año de bullying, yo me había convertido en una persona antisocial. No tenía miedo del colegio, no, ahora me parecía repulsivo. Era asfixiante tener que estar durante más de 30 horas semanales rodeada de anormales. Me sentía como Scar en esa escena del Rey León: "Estoy rodeado de idiotas." Mi objetivo no era aprobar sin más... Era buscar una salida de aquella cárcel a la que tenía que llamar colegio.

Cuando hice aquel cuestionario de qué quería yo ser de mayor me daban a elegir en cada pregunta cuatro actividades diferentes y yo, sin más, tenía que elegir cuál me parecía más interesante de las cuatro. Así, 90 veces.

Aún recuerdo a mi madre viendo mis resultados: "Naito. ¿De veras te interesa saber de qué está hecha una calculadora por dentro?" Quiero decir, de todas las opciones que me dieron, partir una calculadora contra el suelo y ver los cables me pareció la más llamativa. De todos modos, la orientadora del colegio no dejaba de repetirme una cosa: "Tú eres una persona inteligente. Las personas inteligentes se van a hacer un Bachiller de Ciencias o de Letras y de ahí a la universidad, como todo el mundo."

En la hoja que me dieron para seleccionar mi modalidad de estudio tenía esas dos opciones de cara al Bachillerato. Solo Ciencias y Humanidades. ¿Por qué? Porque eran las modalidades que se enseñaban en aquel colegio en Bachillerato. Mi cerebro se colmó de estrés enseguida.

Yo no valgo para la ciencia. Sí, soy una persona muy lógica, pero no logro encontrar sentido a las fórmulas químicas ni físicas. De hecho, mi primer 0 en un examen fue en un examen de física. Y en cuanto a Humanidades... A ver, no estaba mal, me gustaba el Latín e Historia. Pero el problema era la universidad. Yo no me veía capacitada en absoluto como para hacer una carrera, a pesar de lo que me decían los profesores y mis padres. Prefería buscar una alternativa antes que meterme en una carrera que podría haber dejado a mi familia endeudada, en el peor de los casos. Y en 4°ESO aquel estrés fue un verdadero peligro. Daba igual lo que hiciera... Estaba condenada a permanecer dos años más en aquel lugar lleno de hipocresía.

Pero entonces mi madre encontró una solución: Me enseñó un folleto de la Escuela de Arte de la ciudad, que ofrecían un Bachillerato de Artes. No miento: se me iluminaron los ojos con aquel trozo de papel. Y gracias a este folleto, también pude mostrarle una alternativa a mi amigo, que también se sentía atrapado. Les pregunté a algunos profesores si aquel Bachillerato sería una buena idea, pero me dijeron que no.

"Yo considero que es una pérdida de tiempo. No vas a conseguir un buen futuro si sigues por ese camino." Un cierto profesor me dijo esto, y solo me hizo reafirmarme en mi decisión. Iba a aprobar todos los exámenes, saldría de aquel colegio y les demostraría a todos que se equivocaban. Quería salir, cambiar mi vida, empezar de cero... Sin importar lo que me costara. Era MI futuro, y si todos me dicen que me conviene un camino... A lo mejor el camino menos convencional era donde debería estar.

El último trimestre fue una carrera contra el mundo. Nunca me había propuesto conseguir un objetivo tan grande; imposible casi, considerando mis circunstancias. Recuerdo perfectamente mi último día de clase en aquel colegio: me puse por vez primera un vestido para ir a clase. Y cuando se terminó la última hora, no bromeo, dije para que me oyeran los abusones en Francés:

— ¡Felicidades! ¡Con suerte, ya no tendré que ver vuestras caras en lo que me queda de vida! Con esto dicho: ojalá ardáis en lo más profundo del infierno, cabrones, y hasta nunca. — Me di la vuelta... Y no miré atrás hasta que salí del edificio.

Una vez fuera, me fui a un parque que había cerca y chillé con todas mis fuerzas. Os lo juro: tener el sol y la suave brisa en la cara nunca me había sentado tan bien hasta aquel momento. Por fin. Después de 6 largos años de tortura emocional y psicológica, había escapado. Probablemente me tomaréis por loca con esto, pero creedme cuando lo digo: lo necesitaba. Necesitaba hacer todo aquello.

Varios días después, fui con mi madre a recoger las notas. Varios profesores me despidieron, pues todos ya sabían que me iba a la Escuela de Artes. La profesora de Inglés expresó su pena diciendo que había sido una de sus mejores alumnas, y lo mismo con la de Geografía/Historia. En la clase con el tutor, también estaba mi profesora de Matemáticas. Al parecer ella quería decirme algo.

"Naito. Técnicamente hablando, has supendido la media de Matemáticas. Según el reglamento escolar, tendrías que repetir, por ser una asignatura. Pero... Sé perfectamente porqué has hecho todo esto. Te he visto esforzarte, hacer todas las tareas sin excepción, tomar interés en clase aunque no te gustará la asignatura. Y no sería justo que te encierre aquí un año más. Así que... Te has ganado el punto extra entero de actitud. Disfruta del Bachillerato, y consigue ese futuro que tanto quieres."

Lloré y la abrazé, delante de mi madre agradecida. Aquellos fueron unos de los mejores, y para nada tristes, días de mi vida.

Ahora bien... ¿Cómo demonios se me ha ocurrido hablar de mi vida de la ESO, así de la nada? Bueno, a mí hermana le ha mandado su profesor de gimnasia un correo con instrucciones de cómo hacer su tarea de la cuarentena y al final del e-mail decía "saluda a tu hermana de mi parte".

Me reí leyendo eso. ¡Oh, como para olvidarme! ¡¡Yo tampoco he olvidado aquella vez que me echó al pasillo pensando que estaba dibujando cuando el dibujo ya estaba en el cuaderno de una clase anterior!! ¡Ni tampoco he olvidado el cabreo que se llevó cuando, con mis cojones, salí al pasillo con mi cuaderno y mi estuche hasta que me lo impidió! Tampoco me olvido de aquel examen de resistencia en el que casi me desmayé y él me preguntó si tenía asma cuando estaba hiperventilando. Oh, sí... Es imposible olvidar eso. 

En fin, espero que esto ayude a amenizar un poco la cuarentena, y espero pronto volver a publicar.

¿Quién es Naito?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora