Capítulo 3

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Me miro en el espejo, voy en ropa interior, y pienso en que ropa ponerme para salir a correr con Alberto.

No salimos a correr siempre, la verdad es que es solo cuando nos acordamos, por lo que no tengo mucha ropa de deporte.

Me decanto por un pantalón corto rosa, que creo que en sus inicios era un pijama pero ahora lo uso para ir a la playa y para cosas así, y una camiseta de manga corta blanca con un estampado de una bicicleta. Me recojo el pelo y dejo las gafas en casa, ya que se me empañan en seguida y para no ver pues las dejo y al menos no las pierdo.

Miro la hora y sé que estoy sola en casa por lo que subo la música todo lo que los altavoces me permiten y canto a todo volumen hasta que suena la melodia que notifica un mensaje, tengo conectado el móvil en ellos. Me acerco a mirar y veo un mensaje de Alberto.

"Ábreme, Zoe. Se oye tu música de loca hasta el portal".

Me río y, desconectando el móvil, salgo, con él en la mano, al ritmo de la música, que ahora solo suena en mi cabeza, para abrirle la puerta pero antes de llegar me encuentro con Dario a mitad del pasillo.

-¿Qué haces aquí?-Pregunto dudosa.

-¿Qué?-Dice girándose.

-Se supone que tenías que estar en clase. ¿Ya empiezas con las campanas?-Pregunto poniéndome delante de él.

-No exactamente... Ábrele a tu amigo y os lo cuento, si no tirará la puerta abajo.

-¿Y por qué no le has abierto tú?

-Iba de camino... A mí también me ha costado oír el timbre con tu música.

Me río y avanzo los pocos pasos que me quedan hasta la puerta y le abro a Alberto con mi mejor sonrisa.

Planto tres tazas de café en la mesa y Alberto trae la cafetera y la leche. Dario ha traído las pastas.

Al final no hemos salido a correr, aunque no ha costado mucho convencer a Alberto de no salir.

-Todo ha empezado bien-Empieza a relatar Dario con su taza de lecho sola, no sé si bebe café pero nunca lo he visto hacerlo-Me he levantado, me he vestido y he salido para ir a clases. Quería volver ya. Echo de menos eso, me encanta lo que estamos haciendo ahora mismo. Pero al llegar a la puerta he visto a Nerea besando al que yo creía mi mejor amigo.

-¿El feucho ese rapado con granos?-Le interrumpo.

-Zoe...-Protesta él.

-No le defiendas, encima, te ha levantado la novia. Aunque no es muy difícil, Nerea se tira a por todo lo que tenga pene y una moto-Sentencio en tono mordaz.

-En el fondo les entiendo-Dice con una sonrisa trista en la cara-Nerea no merece un inválido a su lado que no puede hacer nada.

-¿Eres imbécil?-Pregunto-Sabes que no estoy de tu parte y, por favor, Nerea no se merece a nadie que tenga más de una neurona, pero ¿cómo dices eso?

No hay cosa que me de más rabia que las personas que no quieren hacer cosas por una enfermedad o "discapacidad". No soporto que se autoimpongan límites cuando no es necesario.

-Espera, espera. Antes de que Zoe la salvadora suelte su discurso quiero hacer una pregunta-Interrumpe Alberto-¿No te han llamado en estás semanas y ahora los pillas morreándose y no te han dicho nada?

-Sí...algo así. Bueno no les he dejado tiempo de decir nada. Me he ido en cuanto los he visto besarse-Responde él.

-¿O sea qué técnicamente Nerea aún sale contigo?

No te vayas nuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora