Capítulo 11

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11

No he vuelto a ir con Dario a su gimnasio.

Después del casi beso que nos damos en la piscina no hemos vuelto a tener la misma relación que teníamos antes.

Sí que hablábamos y pasábamos horas en su habitación oyendo música, pero cada vez que se ponía un poco personal el tema cambiábamos de conversación o alguno de los dos abandonaba la sala, normalmente yo.

Esos pequeños acercamientos me recuerdan a esa noche, a esa noche de hace unos cuantos años atrás cuando él solo era un macarra menor de edad conduciendo una moto ilegalmente sin carnet (ahora sigue siendo menor de edad, pero al menos tiene carnet. Aunque no lo use). Y volver a ese momento es remover todo lo que sentía antes juntado con todo lo que siento ahora y esas dos partes juntas no son nada buenas.

La Zoe de trece años me grita que me tire a su cuello y le bese como si no hubiera mañana, que le bese hasta quedarme sin aire como me hizo sentir aquella noche.

Pero, por otra parte, la Zoe madura me dice que no le bese. Puesto que esta Zoe se acuerda que, al día siguiente, aunque recordaba la sensación placentera y el hormigueo en el camino de besos que había dejado por mi piel, lo asqueada que se sentía mi conciencia por haber besado al capullo de Dario.

Por eso las cosas están tensas.

Este finde he venido con Dario a la fiesta de las pelis. La semana pasada vino pidió perdón a los chicos y se integró perfectamente en el grupo, sobre todo con Andy, que casualmente era con quien más se metía, aunque creo que si Andy hubiera sido diferente hubiera habido una pelea campal en el comedor de Tess.

Me alegro de que pueda venir a la fiesta de las pelis ya que, aparte de con Joan y conmigo, no sale con nadie más.

-¿Entonces tú con Dario qué?-Me pregunta Tess en la cocina.

Dario está sentado en el sofá, le sentamos en una punta de tal manera que no se caiga para que se sienta incluido en el grupo y no aparte en una silla de ruedas, está hablando con Andy sobre la película que vamos a ver hoy.

Tengo mucho que agradecerle a Andy.

-¿Yo con Dario qué?-Pregunto mientras abro un paquete de palomitas evitando su mirada.

-¿Ya os habéis besado? Y no digo el beso que le diste la primera semana para "salvarlo" si no a un beso de verdad. Como el que te iba a dar él en la piscina y huiste.

-¿Yo para qué te cuento las cosas? ¿Para qué me las eches en cara? ¿Qué clase de amiga eres?

-De las mejores, cuéntame-Pide.

-No. No nos hemos besado-Respondo.

-Pues creo que se muere de ganas por hacerlo-Dice Tess.

Me río y cojo dos boles de palomitas para sacarlos al comedor.

-Dile a Andy que venga a ayudar, que no lo vamos a hacer todo nosotras-Grita Tess desde la cocina.

Cuando llego al comedor miro a Andy, el cual se está riendo y asiente.

-La he oído, bueno voy a hacer algo-Dice.

Dejo los boles en la mesa pequeña de Tess y me siento al lado de Dario.

-¿De qué hablabais?-Pregunto.

-De que siempre gritas en las películas de miedo-Responde él.

-¿En serio?-Pregunto.

-Sí. Tengo muchas ganas de ver como eres viendo una película de miedo.

Me río y le doy en el brazo apoyándome después en su hombro.

No te vayas nuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora