Tom Riddle: La Maldición

Capitulo 3 - Primera Impreción

Salió del gran comedor unos minutos antes y fue a su primera clase del dia, y del año. Tenía pociones con Slughorn, cuando llego al aula Tom le dedico una sonrisa un poco falsa pero muy creíble a su profesor, y este se la devolvió

-Buen día querido Tom, ¿Cómo te lleva la mañana?- Pregunto Slughorn

-Buenos días profesor, Es un buen día gracias.- Le contesto Tom sentándose en el primer banco y dedicandole al señor una cara cautivadora. Pasaron unos minutos y los estudiantes de Slytherin y los de Ravenclaw de 4to año llegaban al aula, incluido Abraxas y otros seguidores de Tom

-¡Malfoy!.- Llamo tom. –Siéntate a mi lado Abraxas.- con un tono casi perturbador, entonces este asintió y se colocó al lado de su compañero. La clase empezo sin rastros de Ambar, hasta que la puerta del aula se abrió dejando ver a la muchacha acompañada de Luisa Parkinson, una estudiante de tés clara y ojos verdes que compartía casa con Tom, Abraxas y el resto de Slytherin.

-Lo sentimos profesor, la tardanza a sido mi culpa, es mi primera vez en el castillo y me he perdido, hasta que Luisa me encontró y trajo a clase.- Explico Peverell con una cara de cachorro y un brillo manipulador en sus ojos azules

-Oh, Usted debe ser la señorita Peverell, no se preocupe es natural que se pierda la primera ves, Pueden sentarse en el banco que esta atrás de del señor Malfoy y el señor Riddle.- Le contesto Slughorn con una sonrisa de comprensión a las señoritas, estas se sentaron y Tom aparto la mirada, puesto que no había dejado de ver a las brujas desde su entrada. El resto del dia Tom se la paso pensando en que era esa mirada controladora que Ambar le había dedicado a Slughorn, cada vez le intrigaba mas esta muchacha...

El día pasó rápido y ya había empezado el toque de queda, Todos estaban en sus habitaciones o salas comunes. En la sala común de Slytherin solo estaba Tom y el fuego de la chimenea, al que este miraba perdidamente como si fuera lo más hermoso que existiese en el mundo. Nadie se acercaba a Tom cuando estaba tranquilo en la sala, este causaba una influencia muy marcada entre los estudiantes de verde y plata. Entonces la puerta de la casa se abrió, entrando por ella la joven Ambar y con un libro entre brazos y una reacción timida, acompañada de un prefecto de 6to año llamado Robín Carrow, un chico rubio y ojos cafes, de los magos mas populares entre las brujas. 

-Gracias Robín por enseñarme el camino, me he estado perdiendo mucho hoy, este castillo es tan grande y confuso, espero no haber sido problema.- Dijo ella un poco sonrojada mientras miraba al suelo con verguenza

-No ha sido un problema señorita Peverell, para esto estamos los prefectos, cualquier problema o duda no dude en llamarme.- Contesto Carrow guiñando un ojo a Ambar después de ella asentir con una sonrisa y el retirarse por la puerta hacia las mazmorras. Entonces ella se dirigió lentamente a otro sofá de la sala, acomodándose con el libro que llevaba y empezando a leerlo, no sin antes haberle dirigido una mirada a Tom, quien la había observado con atención, casi como si quisiera descifrar el más difícil acertijo.

- Si tiene problemas con el castillo señorita, Yo podría mañana ayudarla enceñandole el lugar, Si a usted le gusta la idea claro.- Dijo Tom demostrando  confianza a la muchacha, después de ella levantar la mirada de su libro y dedicarle una sonrisa.- Tom Riddle querida.- Se presentó el mago devolviéndole la sonrisa y extendiéndole la maño. Tom se habia decidido por fijar un objetivo claro: deducir cada intención que pudiera ocultar la bruja.

-Ambar...Ambar Peverell.- le contesto ella devolviéndole el saludo.

-Lo se.- Dijo Tom.- Slughorn la a presentado hoy Señorita.- ella lo miro un segundo, y asintio – ¿Qué estaba leyendo?-

-Es mi libro de defensa contra las artes oscuras, lo he encontrado interesante en este punto Riddle.- Respondio ella.

-Interesante, Puede decirme Tom si quiere señorita.- ella asientio dándole una mirada y una sonrisa que a Tom le pareció una extraña combinación