Capítulo 7. Tensión en el Palacio

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En el palacio, el príncipe heredero se encontraba recostado en uno de los sofás de una de las salas, raramente lo hacía pero en ese momento lo necesitaba. Se sentía frustrado por no haber encontrado aún a la doncella perdida. Ya había viajado a los cuatro pueblos más lejanos del reino y en ninguno la encontró, era como si realmente hubiese desaparecido de la faz de la tierra.

Además lo decepcionaba que hubiera algunas que se probaran las zapatillas en contra de su voluntad, otras aseguraban no haber ido y otras estar comprometidas. Lo que lo extrañaba es que todas las que hicieron esto eran pueblerinas, sencillas, sin ambición alguna. A diferencia de las que vivían en las mansiones y otras pueblerinas, quienes luchaban por colocarse la zapatilla y que les quedase.

Estoy seguro de que es una de las doncellas que vive en una mansión, pero algo la distingue de las demás

Pensaba con sus ojos cerrados, las manos sujetando su cabeza y los pies sobre el mismo sofá. Al principio le divertía la situación pero ahora le abrumaba el no encontrarla.

-Alteza, ya es tarde. Debería descasar, su padre está preocupado por usted- dijo el consejero real al llegar y ver al príncipe heredero en ese estado

-Y te envió personalmente para que le obedeciera. Dile que no podré descansar hasta encontrarla- dijo al principio con sarcasmo y luego con capricho

-Alteza, su coronación se acerca y debe estar en óptimas condiciones para el gran día. Además usted no sabe quién es la doncella y si escapó es porque ocultaba algo importante y no le convenía- dijo preocupado para que el príncipe suspirara, abriera los ojos y se sentara para mirarlo de frente

-Ella no es cualquier doncella, es la más hermosa del reino y su manera de expresarse me cautivó- dijo con sinceridad

-Ella llegó y se fue en una carroza nunca vista en el reino, ni siquiera sabemos si es de este reino-

-Puede que tengas razón y sea una princesa de otro reino, pero ¿Por qué llegó tarde?, ¿por qué escapó a media noche?- dijo con muchas dudas

-Tal vez porque no le era permitido venir y huyó de su reino para ir al baile- dijo de forma lógica

-Tal vez, pero primero debo cumplir con mi propia orden, después de probar la zapatilla en todas las doncellas del reino haré un llamado a las princesas de los reinos más cercanos- dijo un poco más entusiasmado

-Pero Alteza, si ella escapó es porque no le era permitido estar con usted ¿Va a oponerse a las autoridades mayores?- dijo el consejero preocupado

-No me cuestiones. Tú me diste la idea, incluso se lo sugeriste a mi padre, lo del baile, la búsqueda, todo, así que no te quejes, por favor- dijo el príncipe heredero, serio para levantarse y caminar a la salida -Por cierto ¿No hay noticias de mi hermano?- preguntó suspirando y un poco más preocupado

-Ninguna Alteza- respondió el consejero cabizbajo

-Entiendo- respondió para retirarse con melancolía

El consejero se retiró después del príncipe heredero para ir directamente con el rey e informarle sobre la situación. Camino a la oficina privada del rey se encontró con el general de la guardia real, quien se encontraba cansado por la búsqueda y aún faltaban más de siete poblados. Ambos conversaron respecto al asunto y quedaron en completo acuerdo de ir hablar directamente con el rey, pero el único que podía entrar era el consejero así que él se haría cargo de comentarle sobre el asunto.

Los sirvientes anunciaron la llegada del consejero real y después del anuncio entró. Caminó directamente hasta el escritorio manteniendo dos metros de distancia con el mismo. El guardia personal del rey mantenía la inclinación de respeto.

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