Ella le colocó una mano en el pecho dando un pequeño empujón para separarse del rey, él le regresó la mirada a los ojos, acababa de entender que ella no sedería ante él.
-Ya es tarde, iré a mi habitación. Que tenga una feliz noche Majestad- dijo con una sonrisa mientras hacia una pequeña reverencia
-Feliz noche para usted también, señorita Ella- le respondió con una sonrisa pero con una mirada llena de derrota que se perdía en los ojos azules de Ella
Esto la intimidó un poco y ella sin borrar su sonrisa salió del jardín y se fue directo a su habitación, podía sentir su corazón latir a gran velocidad, no podía creer lo cerca que estuvo de besarla, ya entendía a lo que Abdías se refería. Tenía el deseo de ir a verlo, desde hace días no lo veía, estaba segura que se encontraba muy ocupado como para ir por ella, solo esperaba que aquel plan estuviese en marcha y no se le hubiese olvidado
Abdías había logrado encontrar a Anastasia lejos de la mansión y la casa del zapatero, por lo que le pidió hablar con él a solas. Necesitaba los documentos y toda la evidencia que mostrara quien era la verdadera dueña y señora de la mansión
-... Sé que entre las dos hermanas, usted es la más consciente de lo que está sucediendo, solo le pido que me diga si tiene los documentos de la mansión- hablaba Abdías con amabilidad para que ella hablara
-No, lo siento. No tengo idea de que me habla- respondió nerviosa, jugando con sus dedos y con la mirada a sus manos
-Señorita Anastasia, soy un hombre noble, no deseo el mal para ninguna de ustedes y de acuerdo con las leyes, al morir un padre la heredad pasa a su primera esposa, de no ser así, será entregada a sus hijos. Yo solo deseo ayudar a Ella-
-No los tengo, yo-yo ni siquiera sé cómo son, mi madre los ocultó en la mansión- mintió más nerviosa que antes
-Está bien, coloquémoslo de esta forma. Si usted me entrega todos los documentos, cartas, postales que tengan que ver con Ella como propietaria de la mansión, usted quedará completamente libre y no se le levantarán cargos en su contra. Además recibirá una buena vivienda en el pueblo cerca de su trabajo, nadie podrá acusarla de algo y le entregaré diez piezas de oro en este mismo momento- le dijo para persuadirla a lo que sus ojos brillaron
-Bu-bu-bueno, tal vez si tengo esos papeles y algunas cartas que su padre le envió. Cenicienta no se merecía nada de lo que vivió con nosotras, en realidad mi madre siempre quiso aprovecharse de su amabilidad y cortesía, así que tanto mi hermana como mi merced le seguimos el juego, pero aun así ella no se negaba a nada, aun cuando la tratábamos como basura- dijo para dejar escapar una lágrima –Siempre quise ser como Cenicienta pero no vivir como ella, por eso no me atrevía a mostrar piedad hacia ella...- dijo para secarse las lágrimas, tomar aire y suspirar –No tiene que darme nada. Aquí está lo que me pidió- sacó los papeles de su vestido y se los entregó, mientras él miraba sorprendido -Sé que Cenicienta vivirá como se lo merece al lado de su merced- le dedicó una sonrisa de agradecimiento y amabilidad a la que él correspondió
-Se lo agradezco tanto, señorita. No sabe lo mucho que nos ha ayudado- le agradecía mientras se levantaba para irse
Una vez que Abdías se fue, Anastasia suspiró con alivio, se había quitado un gran peso de encima, se sentía en paz. Revisó su bolso al sentir que este pesaba más de lo normal y al ver, encontró las piezas de oro de las que había hablado Abdías, por lo que sonrió ante ellas. Sabía que él confiaba en ella y que las usaría para empezar su nueva vida como una pueblerina normal, desde que Ella se había ido, ese era su mayor deseo
Abdías se fue directamente a casa del zapatero real, necesitaba contarle todo y que le aconsejara sobre qué hacer para recuperar la mansión. Hablar con Anastasia había resultado como esperaba, difícil al comienzo y fácil al final.
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Cenicienta
FanfictionTodos conocemos la historia de la doncella que bailó con el príncipe y desapareció para que él la buscase gracias a una zapatilla y ella se casase con su príncipe soñado. Pero nadie sabe que fue lo que ocurrió con ella durante los días de búsqueda d...