Capítulo 9. Defensa

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Tragándose la rabia y pensando en sus palabras, Abdías detalló con la mirada a la joven, haciendo que se sintiera un poco intimida, sonrió de lado irónicamente a lo que la doncella pareció enseriarse mucho más y clavar su mirada en los ojos penetrantes de Abdías.

-Veo que usted tiene sus manos y piernas en perfecto estado para recogerlo- dijo Abdías con suficiente sarcasmo

-¿Y rebajarme a su nivel? No lo creo. Ella fue la causante de que mi accesorio cayera al suelo sin mayor cuidado, así que dile a tu mascota que lo levante- respondió la doncella con repugnancia

-Animal, hablando de animal. Hasta donde sé, la que no sabe caminar o por lo menos tiene falla su vista es usted, la torpe doncella que tropieza con todo y piensa desquitarse con un alma humilde- habló dejando escapar una risa irónica y una mirada de repugnancia

No sabían en que momento habían llegado tantas personas para ver la discusión. Ella se sentía más que confundida y un poco avergonzada, por la expresión que colocó la joven doncella de humillación, las palabras tan fuertes que Abdías le dirigía y las personas que los rodeaban mirando el espectáculo recién montado. Todos murmuraban entre sí, Ella tenían un poco de temor lo que pudiera pasar si la joven era de poder o alto rango en ese pueblo y las consecuencias que atraerían por insultarla, pero Abdías no parecía ceder o por lo menos pensar en eso.

-¿Quién te crees que eres campesino para hablar así? ¿Acaso no sabes quién soy?- dijo alterada

-No tiene importancia quien seas, hasta los reyes respetan al prójimo. Y solo soy un humilde ciudadano que hace valer los derechos del pueblo- dijo haciendo una reverencia con una sonrisa de satisfacción, sin quitarle la mirada de los ojos para que la doncella se sintiera más que ofendida y las personas formaran una algarabía en celebración por lo dicho

La doncella no le quedó más que resoplar por las palabras del joven Abdías y recoger su abanico, mientras las personas que los rodeaban celebraban por la manera en que se defendió. Ella estaba maravillada, las últimas palabras de Abdías habían hecho que ya no le importase lo que pasara, se sentía segura y confiada con él, ver la valentía y su manera de defenderla provocaba que ella sonriera con agrado y satisfacción, estaba orgullosa de su compañero.

Abdías se sentía enaltecido, victorioso y satisfecho de lo que había hecho, que les hizo una cómica reverencia a las personas de agradecimiento mientras estas celebraban, su actitud juguetona y divertida había regresado pero aún había algo en él que seguía molesto y lo haría saber cuándo fuese el momento. Empezó a caminar junto a Ella para seguir avanzando en su camino y cuando ya no había personas atentas a ellos, al pasar él se giró para mirar a los ojos de su compañera

-Ella, no te vuelvas a humillar así. Si tú no fuiste quien causó el daño, no es tu responsabilidad repararlo y menos cuando te obligan de esa manera ¿lo entiendes verdad?- dijo serio pero con ternura en su voz mientras miraba los ojos de Ella llenos de amor, delicadeza y sencillez, a lo que ella solo asintió con la cabeza.

Abdías se volteó con tranquilidad pero un poco de inseguridad al recibir su respuesta, solo esperaba que lo hubiese entendido, así nadie más se aprovecharía de ella. Dio un paso adelante y se dio cuenta que su mano seguía entrelazada con la de Ella, observó las manos, luego a ella, su corazón latía rápido y fuerte, la conmoción no había dejado que se percatara de que había estado caminando de la mano con ella desde que se toparon con la doncella. Soltó su mano con delicadeza y sin apartar su mirada de sus ojos para luego volver a voltearse y mirar hacia el camino.

Una parte de ambos no deseaba que sus manos se soltaran pero en su mente se entablaron que debían hacerlo. Ella se había enrojecido, puesto que ambos se dieron cuenta del asunto al mismo tiempo, su corazón latía tan rápido como podía y dentro de ella gritaba por permanecer a su lado tomados de la mano, pero él la soltó, algo que la desilusionó un poco, suponía que él solo la veía como una amiga y alguien a quien proteger para llevarla a casa.

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