➵La niñera; nash grier

Capítulo 47

Después de la reconciliación, Cameron y yo seguimos trabajando y Nash regresó a la casa con Babi y Sky.

Por cierto, si se preguntan: "¿dejaron solos a los niños?"

No lo hicimos o bueno literalmente no lo hicimos.

Hayes se quedó con ellos.

Espero que no haya pasado nada malo.
💫 💫 💫
El día laboral terminó y es hora de ir a casa.

¡Por fin!

–¿Quieres que te lleve?—me pregunta Cameron.—Es que quiero pasarme a su casa para estar un rato con Nash.

Aww, así me gusta: que vuelvan las cosas a la normalidad.

–Claro, sólo deja apagar la computadora.

Y ya al apagarla, cierro la oficina y nos dirigimos a la casa.

–¡LLEGAMOOOOS!—grito.

No mames, ¿y si Babi o Sky estaba dormid@?

La cagué.

–Mierda los niños—pienso, pero al parecer lo digo en voz alta.

–¿Tan rápido tuvieron hijos?—me pregunta Cam aterrado.—No conocía a Nash tan activo.

–¿Qué? No, no. Los niños son mi primo y Sky.

–Aaah; menos mal—dice aliviado.

Comienzo a reírme.

No se le ha quitado lo pendejo.

Me quito los tacones y veo que Nash apenas baja.

–¿Llegaron? ¿Quien...—y ve a Cameron.—Ah ya.

Río por lo bajo y subo las escaleras dejándolos solos.

Las risas no tardan en escucharse.

Entro al cuarto y me desvisto para cambiarme de ropa cómoda.

De repente se abre la puerta del baño, dejándome ver a Hayes.

Ah es Hayes.

NO JODAS, ES HAYES Y YO ESTOY EN PAÑOS MENORES.

Y no tengo la ropa a la mano, apenas la iba a buscar.

¡Puta madre!

–Wow—dice este.

Pero no se voltea, ¡se queda inmóvil!

A duras penas, me tapo con una toalla que había en la cama.

–Uh, y-y-o lo siento. Cre-e-o que debo irme—tartamudea Hayes.

–Sí, creo que sí—digo igual o más nerviosa que él.

Y sale inmediatamente.

Qué buen susto y no de los que dan gusto.

¡Súper incómodo!

Termino de cambiarme y me paso al otro cuarto a ver a los niños.

Siguen dormidos, pensé que estarían jugando.

Como sea.

Bajo a la cocina para hacer de cenar porque muero de hambre.

–¿Van a querer de cenar? —les pregunto a Cam y Nash.

Ellos dos asienten.

Voy ahora sí a la cocina y para mi suerte, Hayes está ahí.

Lo veo de reojo y se está riendo.