Capítulo Especial: Justin.

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Narra Justin:

Sale tan rauda que parece ir casi corriendo, quiere alejarse de mí.

- Te quiero. - susurro después de suspirar. Ella cree que no me importa cuando la realidad es que ella es la única persona, exceptuando a mi fallecida madre, que he querido.

Arranco dirigiéndome de nuevo a mi casa. Si ella desea que no la vuelva a molestar, no lo haré. Simplemente puedo esperar a que ella me anhele, pero, ¿qué posibilidades hay de que eso ocurra? Pensándolo bien, ella me lo ha dicho muchas veces, su vena autodestructiva parece gobernar su vida por lo que... eso la impulsará a buscarme.

Sin embargo... ¿eso quiero? ¿Seguir haciéndole daño? Porque lo quiera aceptar o no, eso es lo que inflijo en ella. Todo por agradar a unos gilipollas a los que llamo amigos pero no son más que víboras que esperan el momento apropiado para apuñalarme por la espalda. Tal vez no todos, aunque sí Ryan, él solo desea mi muerte para quedarse con el negocio de mi padre. Por no querer que él le hiciera daño físico, acabé siendo yo el que le hizo un daño psicológico irreparable, un daño que jamás me perdonaré, que jamás podré enmendar.

Lo único que hago es agrandarlo, sin embargo, si desaparezco de verdad, puede dar un paso hacia el que sí puede curarla, Josh, él puede lograr hacerla feliz, darle ese final feliz que se merece, un verdadero final de cuento.

Una punzada de dolor atraviesa mi pecho, pero es irrelevante, por ella pagaría incluso la boda, porque se lo merece. El dinero no es nada, mis sentimientos se harán a un lado, pero Paige debe ser feliz, estar con Josh, casarse, tener una familia y olvidarse de todo sufrimiento que ha padecido hasta ahora.

Llego a casa y en cuanto entro vuelve a aparecer ese sentimiento de vacío... ese que me consume desde que ella se fue de aquí.

- ¡Joder! ¡Ahh! - tiro la cómoda del recibidor. Diversos objetos frágiles se rompen con un gran estruendo, mientras el golpe seco de la cómoda de madera maciza retumba por el pasillo principal.

De inmediato varias personas, incluido James, se hacen presentes para examinar lo ocurrido. Algunos de los de seguridad al verme se retiran discretamente sabiendo que yo no estoy de buen humor.

- ¿Justin? ¿Qué ocurre? - James se acerca a donde estoy con el desastre roto a mis pies.

- ¡Nos vamos de aquí! Ya hemos estado ubicados aquí durante mucho tiempo, debemos trasladar la sede principal a otro lugar. - él sonríe irónico.

- ¿Porque tú lo digas? Justin no digas gilipolleces, estamos perfectamente en Liverpool.

Piso con fuerza una de las gruesas patas de la cómoda partiéndola en pedazos. Le propino una patada haciendo que la madera del mueble choque contra las espinillas de mi padre haciendo que se encoja del dolor.

- Es muy fácil James, o nos vamos de aquí o dimito.

Me marcho evitándole, escuchando su risa irónica de fondo. En cuanto entro a mi habitación y cojo una maleta para comenzar mi mudanza. No seré el responsable de que Paige siga sufriendo, debo marcharme, porque ella vendrá a buscarme, como una yonqui queriendo otra dosis de autodestrucción. No lo permitiré, desaparecer de su vida será como su rehabilitación, por más que me destroce a mí mismo. Mi padre entra a mi cuarto sin llamar, mira mi maleta receloso.

- Está bien Justin, nos trasladaremos. - sonrío con suficiencia. Puede que el maneje el negocio, pero yo soy más influyente.

- Bien padre. - la última palabra la pronuncio despacio, acariciándola con mi lengua mordazmente. Este hombre tiene lo mismo de padre que yo de sacerdote.

Le señalo la puerta para proseguir con mi tarea de hacer el equipaje. Bufa enfadado y frustrado mientras sale por la puerta. Me acerco a la ventana de mi habitación, se ve el gigantesco jardín, la piscina... y al fondo el bosque y parte del río. Son unas bonitas vistas.

[...]

Me despierto sobresaltado. Mis puños están aferrados a la cama. Mi respiración está agitada y mi pulso acelerado. Busco su cuerpo bajo las sábanas pero no la hallo. Me siento de golpe.

- ¡Paige! - pronuncio su nombre casi gritando.

- Estoy aquí Justin. - su voz es melosa. Miro hacia la ventana, donde se encuentra sentada en el pequeño pero cómodo espacio que habilitité para que se siente ahí a leer.

Me acerco a donde está lentamente, lleva puesta mi camisa, sonrío porque sé que es la única prenda que lleva puesta. Mira por la ventana pensativa, la luz de la luna la baña otorgándole un aire melancólico. ¿Qué le ocurre? A veces creo que es feliz aquí conmigo, pero nunca puedo estar seguro de si es verdad.

- ¿Te ocurre algo? - niega con la cabeza. Me siento frente a ella observándola, parece tranquila, en paz. - He tenido una pesadilla...

- Lo sé, ven aquí. - abre sus brazos. Me acomodo entre sus piernas, apoyando mi cabeza en su pecho de espaldas a ella. - ¿Quieres hablar de ello? - me acaricia el pelo con suavidad haciendo que me tranquilice. No quiero perderla, ella hace que todo mi mundo oscuro tenga un atisbo de claridad.

- No, creo que lo peor fue no encontrarte al despertarte. - me aprieto un poco más contra ella. - No estabas en la cama.

- Shh... no me he ido, no me voy. Ya hemos pasado esa fase Justin, ¿te acuerdas? - cubro sus manos con las mías riéndome débilmente.

- Casi tenía que hacer guardias para evitar que te fueras en mitad de la noche. Eres una mujer complicada señorita Collins. - siento su pecho vibrar al reírse. - Me alegro de que lo seas, si no no estaríamos hoy aquí, y te aseguro que no querría estar en ningún otro lugar. - beso el reverso de su mano.

- Basta Bieber, deja de endulzarme el oído. Ya has tenido sexo hoy, no hace falta que sigas coqueteando. - suelto una de sus manos para pasar a acariciar su tobillo.

- Eres maravillosa Paige. Asúmelo de una puta vez. - subo por su pierna hasta llegar a su muslo donde me detengo para hacer caricias más lentas y... sugerentes. Suspira, entonces sé que está teniendo el efecto que deseaba.

- Justin yo... - continuo hasta llegar a su entrepierna, toco de forma delicada su clítoris haciéndola gemir.

- ¿Preparada para un segundo asalto? - hundo un par de dedos en su interior notando su humedad. - ¡Oh, sí! Ya lo creo que sí.

[...]

Pensar en ello me hace estremecer.

Esta casa encierra demasiados recuerdos duros, no volveré a tenerla conmigo, entre mis brazos, ella no volverá conmigo. Debo salir de aquí, porque estos últimos meses los momentos que vivimos juntos han estado atormentándome. ¡Oh Paige! ¿Qué has hecho conmigo?

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⏰ Última actualización: Feb 24, 2018 ⏰

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