Horrorosos Sucesos de Vida.

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Abro los ojos. Adapto mi vista a la escasa luz que se encuentra en el dormitorio. Observo mi situación. Mi mejilla descansa sobre el rígido pecho de Josh. Sus brazos aún me rodean. Sonrío.

No quiero despertarle por lo que centro mi atención en el techo. Gracias a la carencia de iluminación, puedo ver claramente las pegatinas en forma de estrellas que brillan en la oscuridad pegadas a la pared norte. Me quedo maravillada. ¿Esto también lo hizo Justin? No puedo evitar sentir una punzada de dolor.

Mi vida ha sido un cúmulo de decepciones. No sé cómo saco fuerzas para seguir adelante. Primero la muerte de mis padres cuando tan solo era una niña de 5 años. Después ese corto pero espantoso periodo de tiempo en aquel orfanato. A pesar de que era pequeña en mi memoria está almacenado cada pequeño detalle.

Segundo las agresiones de los únicos familiares que me quedan en el mundo, seguido por la miseria que pasé cuando les abandoné. Hubiera muerto de hambre o de frío de no ser por Josh Hutcherson y sus bondadosos padres.

Y por último el engaño de Justin Drew Bieber. Se ganó mi cariño con dedicación. Se esforzó para hacer que confiara en él, para poder derrumbar los muros que construí a mi alrededor, para superar los obstáculos que yo le puse en el camino hacia mi amistad, y consiguió un poco más que eso.

Definitivamente soy gafe. Debo serlo. Eso explicaría todas las malas experiencias que he vivido.

Él se remueve a mi lado. Observo sus facciones mientras se va desadormeciendo. Bosteza dando la sensación de que lo hace a cámara lenta. Me río.

- Um... Buenos días. - sonríe juntando nuestras frentes.

- Tu pelo tiene una apariencia perfecta cuando te despiertas. - planto un beso en su mejilla.

- Lo desconocía. Tú aún pareces cansada, deberías dormir un poco más. - le retiro el desordenado cabello de los profundos ojos de Josh. Mirarlos es como ver el universo. Tan cerca y a la vez tan lejos. Escondo mi cara en su pecho mientras le rodeo el torso con los brazos.

- Ya sabes que no me gusta dormir mucho. Solo lo justo. Ahora mueve tu precioso culo y prepárame el desayuno. - me alza la cabeza para que vuelvan a conectar nuestras vistas.

- ¿Precioso? - asiento sonriendo. - ¿Mi trasero? - me río profundamente. - Vaya, nunca lo han llamado así. - consigo que se ría conmigo.

Se levanta raudo. Desaparece tras la puerta dejándome sola en la sombría estancia.

Aprovechando el aislamiento vuelvo a perderme en los astros de plástico. Quiero callar mis pensamientos, pero estos son imparables.

[...]

- Pss, Paige. - escucho el susurro de mi amiga que está situada a mi lado. Es la hora de la comida. Estamos sentadas en mitad del césped del campus universitario cada una con sus respectivas comidas. La miro interrogativa. Suelta una risa de colegiala bajo mi expresión de confusión. - Mira quién viene por ahí. - señala hacia su oeste con la cabeza discretamente.

Observo como un trajeado chico de pelo rubio oscuro se acerca con distinción. Me escondo tras mi libro de Tecnología para la Arquitectura. Los pasos se acercan hasta que, por debajo de este, los veo frenar delante de mí.

- Buenos días chicas. - me rehuso a levantar la mirada. Sigo leyendo dónde lo dejé.

- Hola Justin. - dice Isabella dulcemente. Solo le falta... oh no, ahí está de nuevo la risita tonta. No entiendo qué le pasa a esta mujer. Tal vez se ha vuelto loca. - ¿Qué tal?

- Bien Isa. Gracias. - intento concentrarme en mi lectura hasta que el objeto que estaba entre mis manos me es arrebatado por el individuo que tengo en frente.

- ¿Qué haces aquí? - sueno y soy cortante. Esto podría considerarse acoso. Que me arrastre los fines de semana desde hace 6 meses a lo que él considera "citas" tanto informales como absurdas, no le da derecho a invadir mi vida privada educativa.

- Tengo un hueco, así que vine a verte. Sabía que es tu descanso para comer. ¿Me acompañas? - levanto una ceja preguntándome si habla enserio. Esto debe ser una broma, una molesta broma.

- Vete antes de que alguien que me conozca te vea a mi lado. - una radiante sonrisa aparece en su boca. Entrecierro los ojos. Debe estar burlándose de mí.

- ¿No me acompañas? - niego con la cabeza. Miro a Isa. Parece divertida. - Vale. - empieza a avanzar con mi libro aún en su mano. Sigo sin descubrir cuál es su intención.

- Devuélvemelo. - él frena en seco. Se gira mirándome. Señalo mi propiedad. En vano. Sigue caminando sin importarle.

Como no está lejos de mí, corro para alcanzarle. Intento pararle pero, obviamente, no lo consigo. Frustrada decido optar por otra alternativa. Salto a su espalda, pero lo que consigo es que ambos nos caigamos al suelo. Se da la vuelta precipitándome contra la hierba. Intenta levantarse pero se lo impido. Me tumbo encima de él, quedando cara a cara.

Hard Memories Donde viven las historias. Descúbrelo ahora