Rozo nuestros labios. Su cercanía me electrifica. Su lengua se encuentra con la mía haciéndome sentir un cóctel de emociones. Bailan en nuestras bocas mientras me pega a su cuerpo. Vibro bajo las caricias que tantas veces me ha hecho y nunca más volveré a tener. Me entrego al beso sabiendo que este será el definitivo. Siento su erección contras mis caderas así que me permito el lujo de gemir.
Pone el fin a nuestra entrega. Junta nuestras frentes mientras nuestros alterados alientos aún se mezclan.
- Gracias. - susurra con los parpados cerrados. Planto un duradero beso en su frente. - Soy el mayor de los gilipollas por haberte perdido. Espero que algún día me perdones por esas estúpidas palabras que dije sin pensar. - antes de que pueda responderle, él ya se ha ido. Vuelvo a estar sola en un simple salón desordenado. La presión de mi pecho se hace presente. Otra vez.
Voy hasta el cuarto de Josh. Lo encuentro viendo la tele tumbado en su ancha cama. Cuando percibe mi presencia hace un hueco a su lado. Me tumbo ahí abrazándolo.
- ¿Se ha marchado?
- Para siempre. - lo digo más para mí misma. Necesito interiorizarlo. Aceptarlo. Borrarle de mi mente.
- ¿Estás bien? - le sonrío. Pero no es una sonrisa sincera. Me vuelvo a fijar en su herida.
- Tengo que curarte eso. - busco apurada el botiquín. Vuelvo junto él. Saco el agua oxigenada y algodón. Después de verter el líquido en un trozo de este, lo apoyo muy despacio en el corte, con cuidado. Termino el trabajo pegándole una pequeña tirita para que no se infecte.
- Te lo agradezco.
- Fue por mi culpa. Tengo un cachivache incrustado en un brazo, con eso puede saber dónde me encuentro a cada segundo del día. Supongo que vio donde estaba y vino a terminar la conversación de la que ayer huí. - respiro hondo. - ¿Podemos pasar el resto del día viendo películas acompañadas con palomitas?
- Por supuesto.
Así transcurren las siguientes horas. Llenas de nuestras películas favoritas. De palomitas de colores. De tranquilidad.
Josh ya se ha dormido. Después de haber recogido el desastre del salón, deambulo por el apartamento. Entro al baño. Está todo bien ordenado. Veo una navaja relucir al lado de la pileta. Parece limpia.
No lo pienso dos veces. La cojo y hago una incisión en la parte superior de mi brazo izquierdo, por debajo del hombro. Aprieto el puño que tengo libre. Suelto el objeto cortante, que cae al suelo rebotando varias veces.
Hundo los hábiles dedos de mi mano derecha en el corte mientras un intenso dolor se propaga por mis venas. Rozo varias veces algo duro hasta que soy capaz de agarrarlo y sacarlo. Una vez fuera observo al extraño chip bañado en sangre. El localizador.
¿De verdad quiero deshacerme de él? Lo que tengo claro que es que no lo quiero dentro de mi piel, al igual que a su dueño. Me miro a través del espejo. Tengo un aspecto demacrado. Es increíble lo mucho que puede cambiar la vida en tan poco tiempo.
Seco con cuidado el chisme. Lo dejo a un lado para centrarme en el escozor de mi brazo. La sangre no deja de fluir hacia fuera. Puede que necesite ir al hospital.
Me quito todo lo que tengo puesto. Busco una toalla y abro el grifo de la ducha. Entro, sintiendo el ardiente agua recorrer mi piel sensible. Me pongo debajo del chorro mojándome entera. El suelo de la ducha está totalmente rojo. Mi sangre se esparce por los rincones. Veo como se va por el desagüe.
Quiero tener esta sensación de calidez por horas pero no quiero abusar de la hospitalidad de Josh.
Enrollo la toalla a mi cuerpo. Voy temblando a mi habitación asignada llevándome el chip conmigo. Abro el armario esperando encontrar ropa de mi amigo, pero, para mi sorpresa está lleno de la que abandoné en casa de Justin. Contemplo mi alrededor. Está todo aquí. Vaya... ¿Cuándo ha pasado esto? No he estado más de media hora en el cuarto de baño.
Bieber y sus métodos.
Suspiro. Elijo un chándal cómodo a la par que ajustado de color negro. Supongo que debería dormir. Me tumbo en la cama. La televisión de 42 pulgadas reluce delante de mí apoyada en el tocador. Abro la boca sorprendida. Abro los cajones en busca de más inesperadas sorpresas. Encuentro el IPad, el MacBook Air y el Samsung S7 dorado. Increíble. ¿Este hombre está loco? Yo solo quería algo de ropa, no todo esto.
En mi cabeza se hace presente la posibilidad de llamarle para pedirle que se lleve estas cosas. Meditándolo mejor lo descarto. No quiero más excusas para buscarle, para pensar en él.
Me envuelvo en las sedosas sábanas mientras me dedico a apreciar el techo después de haber guardado el localizador en la cómoda situada frente a mi cama. Tal vez debería irme de la ciudad pero... si aquí tengo poco, allí fuera, en el mundo, no me quedaría nada.
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Hard Memories
Fanfiction¿Qué ocurre si todo lo que creías hasta ahora resulta ser mentira? La protagonista de esta historia se tiene que enfrentar a una cruel realidad que la hará cerrar definitivamente su corazón. Será la gota que colme el vaso, un vaso lleno de sufrimie...