Memorables Retratos.

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- Pero después apareció Bieber y la duda se disipó. - continua ella sacándome de mis recuerdos. Dejo la tortita a medio camino de mi boca al escuchar ese nombre. La suelto dejándola caer en el plato.

- ¿Por qué dices eso?

- ¿No es obvio? - niego con la cabeza con lentitud. - Cuando apareció no tenías ojos para nadie más. Yo al principio pensé que quedabas con él por algún tipo de chantaje pero después lo descarté al ver que os pasabais los días enteros juntos, aunque cuando te secuestró en su casa volví a plantearme esa idea. - estallo en carcajadas sin poder evitarlo. Josh se mantiene callado. Puede que esté pensando en algo, o simplemente no le agrada el tema de conversación.

- No digas tonterías Isa. Sabes que Justin trabaja con asuntos turbios y yo no quería que por vivir con él os hicieran algo malo... sois muy importantes para mí. Pero que sepáis que os extrañé mucho. Aunque vosotros os teníais el uno al otro, eso es trampa, yo estaba sola.

- Paige, a ti te consolaba Bieber. - me guiña un ojo pícaramente. Me sonrojo. No deseo conversar de mi vida íntima con Justin Bieber.

- Como dije antes no quiero hablar de ese tema. - sigo comiendo dejando atrás el terreno espinoso.

Una vez acabado el desayuno, de recoger y fregar la sucia vajilla, nos sentamos en el salón relajados. Josh se tumba en uno de los dos sofás que están dispuestos en ángulo recto frente a la tele en medio del salón. Isabella se sienta en el otro mientras yo me quedo en la línea de la puerta.

La vez posterior que entré en esta habitación mi amigo estaba siendo estrangulado. La imagen viene a mi mente. Me estremezco por los impactantes sucesos que ocurrieron aquí. Aquí le vi por última vez. Aquí me dio el último beso. Aquí se murió esa parte de mi vida que ya ni puedo ni quiero recuperar.

Me siento en el sofá y centro mi interés en el programa que proyecta la televisión. Aunque me resulta casi imposible mantener la atención en ello.

Mi vista recorre las modernas estanterías ancladas a la pared color cobre que exponen fotos, libros, objetos decorativos, etc. Visualizo las pocas fotografías que hay. Cuatro en total. En la primera aparece Josh junto a sus padres. Son felices, sonríen sin censura en un tranquilo ambiente familiar. En la segunda estamos inmortalizados nosotros tres. Una foto sacada desde la discreción por la madre de Isabella. Reímos libremente mientras la brisa juega con nosotros. Recuerdo ese día. Fue el día que acabé el primer año de universidad, hacía un viento huracanado con el cual nos divertimos como inocentes niños pequeños toda la tarde.

La tercera y la cuarta son especiales. Una risita surge del fondo de mi garganta cosquilleando mis labios. Solo Josh y yo aparecemos en ambas. En la primera de esta yo le estoy dando un beso en la mejilla mientras él sonríe. Es una ampliación de una del pack que nos sacamos un día de navidad en un fotomatón. Yo guardo la original en la cartera, nunca me separo de esa foto. Y en la última nos rodean árboles otoñales, en el suelo descansan miles de hojas de tonos rojizos, y en el centro de este paisaje estamos nosotros, Josh me da vueltas en el aire mientras yo me río. Ese día fue perfecto.

El sofá es cómodo. Me acoge entre sus cojines. Me adormezco arropada con una térmica manta. No quiero dormirme porque no quiero soñar.

Escucho el programa de The X Factor.

Isabella se remueve a mi lado.

- Está mal. - su voz es sumamente baja. ¿Qué está mal? ¿Tendrá problemas?

- Lo sé. Es fuerte, lo superará pronto. - Josh solo susurra. Hablan de mí. En estos días todos hablan de mí. Lo hacen por la espalda, cuando creen que no estoy.

- ¿Tú crees? Es decir, Paige tiene que estar enamorada de él, de lo contrario nunca habría hecho lo que hizo por él, y fueron muchas cosas. - escucho un bufido por parte de él. No estoy enamorada, no sé cómo pueden pensar eso.

- Ella me dijo que no lo está. Por Dios, ese hombre se dedica al tráfico de armas, es un monstruo Isa.

Hard Memories Donde viven las historias. Descúbrelo ahora