Capítulo 8.-

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La música se detuvo, Tyler le pidió a Debby que se acercara al círculo de personas que se había formado a las afueras de los estudios de Disney y Josh se incorporó de la batería para encontrarse con ella en el centro.

A la pelirroja le temblaban las piernas y le sudaban las manos, sentía la cara arder y sonrió con nerviosismo cuando escuchó la risa de América detrás de ella. Era como una de esas fantasías locas que tenía a veces cuando estaba a punto de quedarse dormida. Josh Dun estaba parado frente a ella, intentando ser cool , sus ojos rasgados casi desaparecían bajo su sonrisa y Debby supo que estaba donde debía estar, con él.

Entonces lo besó.

América observó la escena desde atrás y sonrió cuando Tyler le pasó un brazo por los hombros y le besó un costado de la cabeza.

-Fue una canción muy bonita, Ty. –murmuró.

-¿Sabes? No pensé en ellos cuando la escribí. –respondió en un suspiro. América sonrió a medias pero no respondió, no quiso pensar más allá de esa pequeña indirecta.

Era extraño, nunca se había enamorado, había estado con chicos sí, pero no sentía que quisiera realmente estar con ellos, hasta que Tyler apareció, como un pequeño rayo de sol en un día nublado, que luego se expande hasta que las nubes desaparecen y puedes ver el sol en todo su esplendor.

América tenía miedo de que se expandiera más de lo que debería, porque no sabría cómo volver a ser ella misma si esa pequeña luz se fuera, si Tyler se fuera.

***

Noah odiaba las resonancias, la camilla era fría, no podía moverse durante un hora completa y el encierro de aquella ruidosa máquina lo asustaba, sin embargo, sonrió a medias mientras su hermana le ayudaba a quitarse la ropa y le ponía un bata de hospital que hacía que su trasero se enfriara. Cuando terminó, lo ayudó a subir a la camilla y le dio un ligero apretón en la mano.

-Estarás bien ¿verdad? Haz hecho esto un montón de veces. –América le acarició las mejillas y luego le besó la frente.

-Todas esas veces han sido horribles. –murmuró mientras se recostaba hacia atrás. Se giró rápidamente cuando oyó un ruido en el cristal que daba vista al pasillo y vio a Tyler haciendo muecas del otro lado, sonrió. –Bueno, ahora no tanto. –dijo volviendo la vista a su hermana nuevamente.

América estaba más nerviosa que nunca, las probabilidades de la remisión eran 50/50 y lo que más deseaba en el mundo era que su hermano estuviera bien.

-Bien. –dijo el doctor Smith mientras entraba a la sala con una libreta en la mano, sonrió con amabilidad y se inclinó para alumbrar uno de los ojos de Noah con una pequeña linterna. –Ya es hora.

Entonces Noah tosió.

No era grabe, pero lo había estado haciendo durante la última semana y no solía ser habitual. El hombre canoso frente a él frunció el ceño.

-¿Qué fue eso?

-Dice que le pica la garganta a veces. –dijo América rápidamente. –Pero dice que está bien, no dejó que lo trajera a revisión.

La castaña observó con preocupación al doctor mientras le pedía a Noah que se quitara las manguerillas de la nariz y respirara hondo. Hizo un par de cosas que nadie entendió y luego le sonrió al pequeño.

-Puedes relajarte, ya vengo. –dijo antes de indicarle a América con un movimiento de cabeza que la siguiera hasta la puerta.

Cuando salieron, Tyler se acercó y estrechó la mano del doctor con un movimiento de cabeza, sabía que algo andaba mal, lo sabía porque América no lo miraba, no miraba a nadie en particular y se mordía la uñas con inquietud.

-Ya te había dicho que si notas algo raro en él no dudes en traerlo. –dijo con tono de reproche. –Es un niño y está cansado de venir aquí, hará lo que sea para que no lo traigas, aunque se sienta mal.

América negó con la cabeza y le tembló la voz cuando habló.

-No estaba mal. –dijo y se llevó las manos a la cintura para que Tyler no notara que temblaban. –Había estado mejorando, su cabello está creciendo, yo... siempre estoy cuidándolo.

-Lo sé, pero a veces estás cosas, son silenciosas, a veces no lo notas y lo más probable es que haya estado ocultándolo. –el mayor suspiró y puso una mano en el hombro de a chica temblorosa frente a él. –El cáncer no va en retroceso, quizás se mantiene o quizás avanza.

-Usted dijo que...

-Lo sé. –la cortó, mientras asentía hacia la enfermera que entraba a la sala para comenzar la resonancia. –Pero así son estás cosas, ya no creo que pueda retroceder. América asintió y se llevó una mano a la boca mientras veía a su hermano desaparecer dentro de la máquina.

Cerró los ojos e intentó calmarse ¿Cómo hacerlo? Todas sus ilusiones acababan de irse abajo y se sentía impotente. Contuvo el aliento cuando sintió los brazos de Tyler rodearla y se dijo a si misma que no lloraría.

-Noah es un niño valiente. –murmuró el pelinegro en su cabello, muy cerca de su oído. –Y yo me quedaré con ustedes todo lo que sea necesario ¿sí?

-Pero no puedes curarlo. –susurró ella con la voz rota. –Ni yo tampoco, ni las quimios, ni los doctores...

-América...

-Nadie puede.

De camino a casa, el auto estaba en completo silencio y cuando América se giró en el asiento del copiloto para mirar a su hermano, él estaba dormido. Parecía indefenso y triste, sabía que había hecho algo mal.

Al bajar, Tyler tuvo la intención de alzarlo en brazos para subir con él pero América se negó y lo hizo ella misma. Ya en el departamento lo recostó en su habitación y le pidió a Tyler que se fuera.

-No estaba dormido. –dijo Noah cuando ella se recostó a su lado, abrió un ojo y la miró, su hermana estaba seria y casi nunca lo estaba, no con él.

-Me hiciste cargarte. –murmuró la castaña con la voz apagada.

-¿Vas a regañarme? –preguntó el pequeño entrecerrando los ojos y preparándose, sin embargo, se sorprendió cuando América lo abrazó con fuerza y la oyó sollozar.

-L-lo siento. –se apresuró a decir. –No quería mentir, es que quería que todo estuviera bien, no quería preocuparte.

-Está bien. –la oyó murmurar, su voz amortiguada por la almohada. –Sólo extraño a mamá.

Noah se quedó en silencio, no conocía a su madre, había muerto cuando él nació pero a menudo oía historias sobre ella que América le contaba. Le hubiera gustado conocerla pero no le gustaba ver a su hermana triste, menos si era por su culpa.

-Lo siento... -repitió en un susurro.


Cancer [Tyler Joseph Fic] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora