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Capítulo cuarenta y uno «siesta pt2»

«♪»

Despertó cálidamente con el susurro de la respiración del mayor que aún sostenía firmemente su cuerpo contra el suyo, con aquellos brazos apresando su ser y su aliento chocando contra su frente. Parpadeó varias veces tratando de deshacerse del sentimiento de sopor que abundaba en sus ojos, sus párpados se sentían pesados, tanto que provocaban que sus movimientos fueran extremadamente cortos y lentos, sin embargo no pudo evitar soltar una sonrisa al percibir la colonia del mayor impregnada, no sólo en las sábanas, sino también en su propia ropa, aquella camisa blanca. Miró hacia sus pies, sin moverse demasiado pues no tenía los ánimos para hacerlo, y notó que el osito —el que nunca soltaba— había caído y para su sorpresa había estado bien todas esas horas sólo sosteniéndose del mayor.

Soltó un suspiro cálido y se acurrucó más, a los pocos minutos escuchó unos quejidos lo que provocó que levantara el rostro sólo para admirar el sereno semblante de YoonGi. Analizó sus pestañas que resaltaban entre su piel, así como una pequeña marca que tenía a un lado de su ceja, quizá producto de alguna aventura infantil o juvenil, además de notar su nariz redonda y suave para, al último, admirar sus labios rosados que estaban lentamente entreabiertos soltando suaves suspiros.

Sintió los brazos del mayor tensarse escuchando un quejido profundo y ronco del mayor, aquellas extremidades le apresaron con fuerza y se sintió como si un gatito le estuviese abrazando. Después de aquella mini tensión provocada por el mayor sólo escuchó un suspiro admirando como abría los ojos.

— Buenos... días... MinMin... —Habló YoonGi después de unos minutos procesando el sueño.

— Hola... —Sonrió.

Ambos seguían en la misma posición sintiéndose adormilados, no sólo por la reciente siesta, sino por los mimos cálidos que el contrario provocaba; JiMin acariciaba la mano de YoonGi mientras éste sólo paseaba la otra mano por su espalda.

JiMin soltó una risa cuando el mayor ejerció una suave presión en sus costillas.

— No... —susurró riendo.

— ¿Mh? ¿Por qué no? —JiMin levantó el rostro encontrándose con YoonGi quien tenía los ojos cerrados y una corta sonrisa. Secretamente le pareció atractivo.

— Cosquillas... —volvió a susurrar.

— Ah, tienes cosquillas... —sonrió y volvió a ejercer presión con sus dedos.

Los siguientes escasos tres minutos fueron llenos de risas del menor por aquellos toques que el mayor provocaba, para al final terminar con un cálido abrazo, JiMin volviendo a ocultar su rostro en el cuello mientras sus manos sostenían las de YoonGi evitando así que le volviera a invadir de cosquillas. Soltó varias risas cuando YoonGi comenzó a quejarse por no dejarlo ser libre.

— Ah, yo sólo quiero abrazarte... —habló el mayor.

— No... —repitió risueño el menor.

— ¿Por qué no?

— Porque... me harás cosquillas.

— Te prometo que no.

JiMin soltó lentamente las grandes manos del mayor —que sinceramente no necesitaba del permiso del menor, pues con un movimiento era fácil zafarse del suave agarre— y sintió las palmas apresar su cintura encajándose con suavidad en sus costados causando nuevamente los picores que le provocaban risas estruendosas. El menor volvió a soltar patadas mientras trataba de quitarse las manos del mayor de su cuerpo, manos que no le dejaban en paz.