Capítulo cincuenta «principito pt2»

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«♪»

JiMin tenía entre sus manos el ejemplar que recién había comprado, sus ojos divagaban por toda la portada y por las hojas, quería empezar, pero al mismo tiempo tenía miedo, empezar algo nuevo significaría estarse adentrando a otro mundo, uno que le atraparía hasta el día en el que regresara a la casa de su pareja. Movió sus pies incómodo sobre el sillón no sabiendo si debía comenzarlo de una vez o postergar un poco más su lectura. Suspiró y cerró los ojos sintiéndose un poco inquieto por ello. Sonrió al escuchar la melodía que tanto le gustaba Atlantis, cerró los ojos dejándose embriagar por la voz que le calmaba, no comprendía del todo la letra y aunque YoonGi había tratado de explicarla él no podía comprenderla pues deseaba poder escuchar la voz de aquel hombre en el idioma que él comprendía.

¿No estás seguro? —Escuchó la voz de YoonGi y sintió el peso a su lado.

JiMin miró nuevamente el libro para luego mirar al mayor abultando sus labios sin querer —o sin pensar—.

Ah, no te preocupes, a mí me pasaba lo mismo. —Asintió mirando hacia la ventana— solía tener un tipo de... —lo que quería decir era "resaca" pero no pensaba que aquel concepto fuera comprensible para el menor así que rebuscó entre las palabras de su mente.

¿Mareo? —Completó con duda JiMin.

¡Sí! ¡Eso! Sentía algunos mareos cuando aún no podía superar un libro, así que tenía que esperar para leer el siguiente.

JiMin asintió sabiendo que aquello era lo que sentía en su vientre. Suspiró y dejó el libro en las manos del mayor moviendo la cabeza en aprobación —por segunda ocasión— sabiendo que de aquella manera estaría aceptando pasar algún tiempo más en lo que "orgullo y prejuicio" se degustaba en su lengua y mente.

Además... —YoonGi miró el libro hojeándolo sin leerlo en realidad— tenía un profesor que mencionaba... que... si un libro no te deja nada... entonces no leíste en realidad. —Miró a JiMin— y creo que tu lees muy bien, siempre analizas mucho lo que lees y ves, MinMin.

JiMin sonrió encogiéndose entre sus hombros al ser halagado, le gustaba ese sentimiento, la calidez pura de hacer bien las cosas y que alguien más lo notase. Se sonrojó y dicho color se coló hasta las puntas de sus orejas, acomodó su fleco para disimular los latidos que galopaban lentamente hasta sus manos que comenzaban a sudar.

¿Quieres algo de beber? —Preguntó YoonGi después de haberse embriagado, sólo un poco, con la imagen del menor cohibido.

No...

¿Comer? —Volvió a cuestionar en un suspiro mientras se levantaba para dejar el libro junto a los demás que poseía.

No...

¿No quieres algo?

Sí.

¿Qué? —Rascó su nuca pensando que lloraría si es que llegase a pedir helado, pues tendría que salir para conseguirlo.

Beso.

YoonGi miró con lentitud hacia el sillón donde el menor yacía en la misma posición, sus manos, cubiertas por sus mangas largas, ocultas entre sus muslos forrados de mezclilla clara; su rostro seguía un poco cabizbajo. Sonrió al percatarse de aquellos dos luceros rojizos que eran sus pequeñas orejas resaltándose entre la mata de cabello. Se acercó después de dejar el delgado ejemplar en el librero y caminó hasta donde se encontraba su novio, se acomodó a su lado y con su palma fría y nívea tomo la mejilla del menor para acercarse a sus labios, sin embargo dejó el pequeño beso en una de sus mejillas, cosa que ocasionó que el color incrementase con una rapidez envidiable.

guardian angel ›› ymDonde viven las historias. Descúbrelo ahora