Los azucareros y un par de uniformados

164 33 87
                                    

Hola soy Alfred Williams... Algunos me conocen como el pequeño león, es un gran honor ser llamado de esta forma.
El apodo no se debe a mi tamaño, tampoco a mi comportamiento.
En fin sólo quería decirles antes de iniciar esta pequeña historia... ¡Qué amable es el jefe!

Parte 1

Alfred y yo nos encontrábamos en una de las habitaciones más caras del hotel más caro, ambos teníamos en par de cigarros (de chocolate) en nuestras bocas.

Alfred tenía puesto un traje muy caro de una reconocida tienda de ropas... Ahora que lo veo bien, el color café oscuro le queda bien. En cuanto a mí, tenía un traje de la misma tienda pero de un color negro con unas delgadas franjas color plomo oscuro... Que bien se siente ser rico.

-Alfred... Pásame las gaseosas de la mesa.
-¿Qué te sucede John? ¿Olvidaste que tenemos sirvientes para eso?

Olvidé por un momento mencionar a las muchachas que estaban a nuestro alrededor... En total son 3 chicas jóvenes vestidas como sirvientas, han estado paradas cerca nuestro por casi 2 horas sin moverse.
Las contratamos luego de que se fuera el jefe; no lo hicimos porque tengamos dinero, mucho menos para demostrar superioridad, al contrario, queríamos ayudarlas a ganar un poco de dinero.

-Tú la de la derecha trae un par de gaseosas de la mesa.
-Cómo ordene...

Esa chica es tan linda. Le propondré matrimonio luego que me paguen.

-Bien Alfred... El jefe me ordenó que te explicara la situación de hoy y eso haré.
-...
-Bien, hoy llegará el producto por la frontera, es un producto más grande de lo habitual, son 5 toneladas... El jefe dice que el producto es de muy buena calidad traído directamente desde Colombia, el país de los azucareros.

La sirviente a la que pedí la gaseosa me lo entrega muy gentílmente pero luego de decir la palabra "producto" su mirada se tornó un poco incómoda y más aún luego de decir "Colombia".
Ahora que lo noto todas las chicas tiene miradas complicadas en su rostro.

-Una pregunta John...
-Adelante.
-5 toneladas de azúcar ¿no te parece un poco raro?
-Ahora qué lo dices... Parece muy poco, pero el jefe dijo que llega un paquete nuevo por semana, supongo que se los venden a la industria del caramelo y los dulces.
-Tienes razón.
-Cómo decía... La carga llegará hoy en la noche, el jefe dijo que no hay mucho personal así que tendremos que hacerlo rápido, antes del amanecer y sin llamar la atención de la policía.
-¿No te parece raro la parte de la policía?
-Tienes razón... Apuesto a que son un montón de diabéticos adictos al azúcar, es por eso que el jefe evita encontrarlos.
-...
-...

Ese fue el momento en el que Alf y yo nos dimos cuenta de algo importante.

-Los que cuidan la frontera no se llaman policías idiota.
-Me olvidé por completo, pero tú también lo hiciste. Así que no me llames idiota.

Luego de un momento saqué el teléfono celular que el jefe me dio y revisé la hora...

-Son las 3:15 p.m.
-¿Por qué dices eso John?
-El jefe dijo que llamaría cerca de las 1600 horas... Eso será en 45 minutos.
-Debemos alistarnos como dijo el jefe.

Esta mañana cerca de las 9 a.m. vino uno de los guardias del jefe a entregarnos la ropa del trabajo, se fue luego de darnos unos consejos.
El uniforme del trabajo consiste en un overol color crema, tiene nuestros nombres inscritos en él y también tiene el sello de la empresa que parecen ser unas hojas cayendo.
Luego de terminar de alistarnos suena el teléfono celular...

-Jefe ya estamos listos.
-"Bien... Así me gusta, ya envié por ustedes"
-Entendido jefe.

La puerta sonó ese mismo instante; ordenamos salir a las sirvientas del cuarto no sin antes dejar mi número de teléfono celular a la mas linda.

LA FORTUNA DE LOS DESAFORTUNADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora