18. Eres tú

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Caminamos hasta el vestíbulo del edificio, donde Drew saludó a un señor de mediana edad y luego subimos al ascensor. La tensión en aquél cuadrado y pequeño lugar se sentía, y eso sólo lograba ponerme aún más nerviosa.

Drew buscó mi mano y la entrelazó con la suya, dándole un apretón reconfortante.

— Tranquila —Susurró en mi oído y luego me besó la mejilla, provocando que mi corazón lata a mil por hora.

¿Cómo demonios quería que me sintiera tranquila si hacía ese tipo de cosas?

— No hagas eso —Gruñí irritada.

Él sólo sonrío divertido, pero no dijo más nada.

Una vez que salimos de aquél aire cargado de tensión del ascensor, caminamos por el pasillo hasta llegar a la puerta donde se suponía era el departamento de Cloe.

Él sacó un barajo de llaves de su bolsillo, eligió una y la metió en la cerradura. Cuando al fin abrió la puerta, los nervios invadieron de forma sorprenderte mi sistema.

— Pasa —Dijo él en un tono suave, pero que a la vez demandante.

Con paso inseguro me adentré a aquél sitio donde ya había estado en varias ocasiones, pero la diferencia era que ahora las cosas podían ponerse algo tensas.

Nos adentramos a la sala y allí encontramos a mi supuesta amiga junto al chico que la noche anterior la había metido al auto, ambos sentados en el enorme sofá con la vista fija en el plasma que tenían delante.

No podía dejar de retorcerme los dedos de las manos de lo nerviosa que estaba, no sabía qué clase de cosas me podían esperar aquí.

Cuando ambos chicos repararon en nuestra presencia, sentí como los ojos de Cloe se clavaban en mí y me escaneaban cargados de preocupación. El chico sólo me miraba con indiferencia, que no podía distinguir si era real o la estaba fingiendo.

— Jezz, él es Evan, mi mejor amigo —Nos presentó Drew y su tono fue tan tranquilo que hasta parecía una reunión de amigos.

— Hola —Susurré, algo intimidada por su mirada.

Sí, podía ser espía y todo lo que ustedes quieran, pero en una situación como ésta estaba en completa desventaja y eso era por dos claras razones: me superaban en número y no tenía idea de si debía tomarlos cómo enemigos o no.

— Pensé que su presencia sería más imponente, no como la de una mosquita muerta —Señaló Evan con burla.

Eso provocó que me enojara, estaba claro que ese chico era un completo idiota. Levantó la vista y clavé mis ojos en él.

— Y yo pensé que tú tenías al menos una neurona viva, pero está claro que me equivoqué —Rematé con los puños apretados a los costados.

¿Quién mierda se creía este chico?

Entonces él hizo algo que me descolocó: sonrió de manera amigable y divertida.

— A eso me refería, nena. Ahora relájate, que aquí nadie va a matar a nadie —Su sonrisa se hizo más grande.

— Jezz... —Cloe, que no había dicho nada hasta ese momento, se levantó y comenzó a caminar hasta mí, pero yo retrocedí unos pasos y ella paró.

— No te me acerques —Hablé con mi voz cargada de enojo.

En realidad todo eso era una máscara, por dentro quería correr y abrazar a la única chica que pudo entrar en mi vida y ser mi amiga.

El final acechaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora