9. ¡¿Lucifer?!

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— ¿Crees que es Drew? —Le pregunté por milésima vez a Toby.

Ambos estábamos acostados en su cama, uno al lado del otro. Él jugaba con una pelota de tenis, lanzándola y atrapándola en el aire. Yo, por mi parte, sólo me limitaba a clavar mis ojos en el techo, y sumirme en mis pensamientos.

Un profundo suspiro se escucho salir de mi primo.

— Jezz, no lo sé. Pero todo indica que es él, ¿quién más podría ser? —Dejo de jugar y se puso de costado, apoyándose en su codo para poder mirarme.

Imité su postura y lo observé nerviosa.

— No lo sé. Drew no parece esa clase de personas, Toby. Es un chico bueno, jamás me trató mal o algo por el estilo. ¿Por qué crees que podría ser él? —Fruncí mi ceño.

Esta situación era realmente desagradable para mí, no podía creer... O más bien no quería creer que la persona que había descubierto mi identidad era el chico que me gustaba. Porque sí, era obvio que él me gustaba.

Pero había algo que aún no lograba entender, ¿por qué todavía no habían venido a por mi cabeza?

Y, como por arte de magia, se me ocurrió algo un poco descabellado, pero que de alguna manera u otra podía ser cierto.

— Toby... ¿Crees que Adam tiene algo que ver en todo esto? Ya sabes, él sabe más de lo que dice y eso me hace sospechar demasiado. Me duele pensar así, pero siento que no puedo confiar en él —Susurré dolida la última oración.

Las palabras que habían salido de mi boca sorprendieron bastante a mi primo, que me miró sin poder creer lo que acababa de decir.

— Jezz... Estoy seguro que Adam pude ser muchas cosas, pero no un traidor. Aunque jamás lo demuestre, él te quiere a su manera y estaría dispuesto a dar su vida por las personas que ama —Me dedicó una sonrisa de medio lado, mientras acariciaba mi mejilla.

— ¿Por qué estás tan seguro? —Sí, hoy estaba muy preguntona. Parecía una niña pequeña, pero era porque estaba muy insegura de todo.

— Nena, es obvio. Anoche sólo tenías que ver sus ojos para darte cuenta que estaba realmente preocupado por ti —Sus palabras me tranquilizaron un poco, pero no lo suficiente para que mis sospechas sobre Adam desaparecieran.

Estaba segura que ocultaba algo grande y estaba dispuesta a averiguarlo de alguna manera u otra.

Abrí la boca para contestar, cuando una dulce voz se escuchó del otro lado de la puerta.

— ¡Tobías, te busca una chica! —Gritó Emma, largando una que otra risita.

Lo miré con las cejas alzadas y una sonrisa divertida, a lo que él me respondió con un encogimiento de hombros y un leve sonrojo.

Se levantó y comenzó su camino, pero cuando yo estaba por copiar sus acciones él me detuvo.

— Quédate aquí, si es alguna de las hermanas rubias con buenas tetas, tú me sacarás de un buen lío —Me empujó hasta caer nuevamente en su cama.

— ¡Oye! —Le grité, pero fue en vano, ya había cerrado la puerta y sus pasos se escuchaban en las escaleras.

Bufé molesta y rodé los ojos. Estos idiotas siempre me usaban para deshacerse de algunas putas, aunque yo tampoco era de lo más santita.

Unos gritos provenientes del pasillo me sacaron de mis pensamientos, logrando ponerme alerta.

— ¡Si no quieres nada serio me lo dices, pero no quiero que estés con mujeres a mis espaldas! —Escuché el grito de Cloe y luego apareció detrás de la puerta que había sido abierta de un golpe, lo que provocó que me sentara asustada en la cama.

El final acechaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora