Lo miré a los ojos, ellos me observaban expectantes. Todo este tiempo queriendo saber lo que sucedía y en cuanto tenía la oportunidad, no existían dudas.
Tal vez era por la cercanía de su cuerpo con el mío, su calor cubriéndome del frío era algo que no podía pasar por alto. Su aliento estrellándose contra una de mis mejillas me provocaba una corriente extraña que se expandía por todo mi cuerpo. Su mano acariciando mi estómago sin sobrepasarse dejaba una sensación extraña por donde pasaba, haciéndome casi suplicar mentalmente que traspasara aquellos límites inexistentes y me recorrieran.
Sus piernas se enredaban con las mías. Empezaba a sentir un calor que no era normal, un fuego abrazador que se extendía por todo mi cuerpo hasta mi zona baja.
El único hombre que me había tocado y producido todas esas sensaciones en mí, había sido Seth, su hermano. Debían entenderme, de eso ya habían transcurrido tres años.
— ¿Y bien? —Dijo, incitándome a que comenzara con mi cuestionario.
Giré un poco mi cabeza, de manera que quedáramos cara a cara, separados solo por unos pocos centímetros.
— Yo... —Mis ojos escanearon su rostro, deteniéndose en sus labios, esos deliciosos y suaves labios.
— Jezz. —Me llamó, dándose cuenta cuál había sido mi distracción.
Sacudí un poco mi cabeza, tratando de concentrarme en lo verdaderamente importante.
Una sonrisa burlona se posó en su rostro.
— Te noto distraída, nena. —Susurró seductor, rozando sus labios con los míos. — ¿Qué te parece si dejamos las preguntas para más tarde y... —me besó suavemente —y ahora descansamos? Ambos lo necesitamos. —Se separó de mí y se acomodó para dormir.
Decir que en esos momentos estaba furiosa era poco, me había dejado así, sin más, ni siquiera un pequeño beso.
— Tú sigue así y lo único que conseguirás será otra bala atravesándote, idiota. —Gruñí, mientras le daba la espalda.
Me sentía cansada, pero después de lo que había pasado momentos antes, de cómo él había logrado prenderme, no sabía de qué manera conseguiría dormir.
O eso fue lo que pensé, porque minutos más tarde los ojos comenzaron a pesarme y me dejé caer en un profundo sueño.
*
Comencé a sentir ruidos a lo lejos, molestos ruidos que cada vez se hacían más fuertes.
— Mmm... —Me removí incómoda, quería silencio, necesitaba silencio.
Gritos, eso eran. Gritos, gritos y más gritos.
¿Se les estaba haciendo costumbre despertarme con gritos? ¿Qué demonios le pasaba a todo el mundo en esta casa?
Me deshice del agarre de Drew en mi cintura, que protestó un poco pero siguió durmiendo, y caminé nuevamente hasta el vestíbulo.
— ¡Las cosas no son así, Adam, aquí hay reglas! —Gritó Maddy, quien estaba roja de furia.
Mi hermano se paró recto, levantó la barbilla y cruzo sus brazos sobre su pecho.
Oh, conocía esa pose, era la de: "mira niña, haré lo que se me cante las bolas y tú no me lo impedirás". Por supuesto, era la que siempre ponía cuando discutíamos.
— ¿Ah sí? ¿Y quién me lo impedirá? ¿Tú? No me hagas reír, nena. —La miró con suficiencia y una sonrisa burlesca.
Un jadeo se escapó de mis labios, no podía creer que ese fuera mi hermano. En realidad, sí podía creerlo, lo que me parecía irreal era que le estuviera hablando a Jen de esa manera.
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El final acecha
ActionJezz Scott, una chica con una vida normal durante el día. Todo cambia en la noche, siendo la siguiente generación de espías en la familia, que junto a sus primos deben esforzarse por ser los que quedarán al mando de la agencia en un futuro. Pero...