19. ¿Amigos?

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— ¿Perteneces a los Black Blood? —Preguntó Toby por décima vez en lo que iba del día.

Cloe suspiró, colmada de paciencia y la verdad no sé cómo todavía no lo había mandado a la mierda.

Zack y Connor jugaban a la mamá con Zarah, mientras que yo estaba muy entretenida escuchando la escena de celos que Toby le había hecho a mi amiga y después la explicación de todo.

— Que no, no sabía nada de eso hasta esa noche que te salvé la vida —Le respondió ella, rodando los ojos.

— Tú no me salvaste la vida, yo tenía todo bajo control —Le contestó él, porque orgulloso siempre.

— Sí, lo que digas —Cloe, ya cansada, se encogió de hombros.

Y cuando pensé que no había nada más aburrido que escucharlos discutir, comenzaron a besarse como si yo no estuviera ahí.

Hice un sonido de asco y me levanté, justo en el momento en que mi celular, que ya había logrado recuperar, empezaba a sonar.

— ¡¿Dónde demonios estás?! —Fue lo primero que escuché tras descolgar.

Rodé los ojos ante su tan demandante pregunta y me dispuse a contestar.

— Te calmas, ya tuve demasiados gritos por hoy —Dije, para luego agregar: —Y estoy bien, por cierto. Gracias por preguntar —El sarcasmo se hizo presente en mi voz.

— Jezz, no puedes desaparecer cuando se te da la gana. Lo captas, ¿no? —Habló, ahora ya más tranquilo.

— Estoy en lo de Cloe —Expliqué.

Estaba pensando muy seriamente la posibilidad de mudarme a un departamento. Vivir en mi casa, aunque tuviera la mayoría de edad, era vivir bajo las leyes de mis padres y realmente no quería preocuparlos cada vez que desaparecía un día.

— No me interesa con quién estés. ¿Para qué tienes un maldito teléfono si no vas a contestar? Mamá y papá estaban como locos llamándote, tuve que inventarme algo para que se tranquilizaran —La voz de mi hermano parecía algo alterada.

— Lo siento, ¿qué les has dicho? —Comencé a sentirme algo culpable por lo que había hecho.

Mis padres y Adam tenían un millón de problemas de los que ocuparse, y yo, con las típicas acciones de una adolecente rebelde, me desaparecía sin decirles absolutamente nada. No quería ni pensar en cómo habrían estado todo el día por mí culpa.

— Que estabas en lo de Cloe —Le susurró al teléfono y luego un grito se escuchó de fondo.

— Adam, es donde estoy —Dije obvia, no tenía por qué saber que había pasado anoche. — ¿Qué fue ese grito? —Pregunté.

— Estoy en la agencia, alguien nos atacó anoche y aún no podemos descubrir quién fue —Contestó y la ira detonó en su voz.

Un nudo se instaló en mi garganta, no podía creer cómo algo así podía pasar, era casi imposible pasar todas las seguridades que tenía aquel lugar.

— ¿Alguien...? —Pero no pude continuar con la pregunta, mi voz se cortó.

— Ninguna baja, sólo heridas en algunos pero nada de qué preocuparse. Al parecer quienes nos atacaron eran principiantes o tal vez fue una advertencia —Noté en su voz algo extraño.

— ¿Por qué lo dices? —Pregunté confundida.

Aunque el alivio que sentía al saber que nada realmente grave les había pasado. Porque aunque no pareciera, no éramos muchos agentes los que había en cada ciudad, pero sí éramos los mejores. Por esa razón, nos conocíamos todos y nos teníamos un cariño especial.

El final acechaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora