— Camina —Dijo empujándome en la escalera para que me apure a bajar.
No respondí, pero lo que si hice fue tardar mucho más en bajar. Parecía una nenita de un año, tratando de bajar las escaleras.
— ¿Es en serio? —Preguntó irritado, cosa que se le pasó cuando llegamos a unos tres escalones del suelo y me empujó, cayéndome de rodillas.
— ¿Qué quieres de mí? —Pregunté con voz contenida por el dolor.
Él se acercó y pude distinguir una sonrisa debajo de su pasamontañas. Tomó firmemente mi mentón y me hizo mirarlo.
— De ti, lo quiero todo —Susurró.
Lo miré sin comprender lo que decía.
— Yo creo que eso no será posible —La voz de Adam se hizo presente.
Me giré y lo vi parado en la puerta de la sala, apuntando con un arma al intruso.
Sentí un tirón de pelos que me hizo parar, el mismo brazo de hoy rodearme el cuello y la pistola apuntándome la cabeza.
— Baja el arma, Adam —Dijo la voz que me resultaba vagamente conocida, pero no podía distinguirla.
— Suelta a mi hermana, imbécil —Contestó Adam serio.
Mi atacante rió.
— ¡Chicos! —Gritó y unos instantes después entró prácticamente un batallón.
Lo que más me molestó fue ver que dos aparecían de la sala arrastrando a mi hermano menor.
— ¡Suéltenlo! —Grité tratando de acercarme, pero me fue imposible.
Se posicionaron a mi lado, justo en frente de Adam.
— Ahora, ¿bajarás el arma? —Adam tensó la mandíbula, pero no hizo ningún otro movimiento. — Bien —Dijo el desconocido e hizo una seña a los que teníamos a un lado.
Éstos, cumpliendo la orden, golpearon a Tyler en el estómago. Un gruñido ahogado se escuchó de su parte y se dobló a la mitad, en ese momento mi desesperación comenzó.
— ¡No! ¡A él no! ¡Es sólo un niño, por favor! —Grité, removiéndome agresivamente para soltarme, cosa que provocó que recibiera un golpe en la mejilla.
— Estate quieta —Gruñó detrás de mí.
— ¡Está bien! ¡Tranquilos! Soltaré el arma —Gritó mi hermano para llamar su atención.
Lo único que esperaba era que tuviera un plan entre manos, porque de no ser así, estaríamos perdidos.
Poco a poco se agachó y dejó el arma en el suelo, para luego patearla hacia nuestros pies.
— ¿Feliz? — Preguntó mi hermano cuando dos hombres lo tomaron y juntaron sus manos en la espalda.
— Demasiado, pero aún no sé qué haré con ustedes, sólo la quiero a ella. Hubiera sido mucho mejor que siguieran durmiendo, ¿saben? Posiblemente ahora no vivirán para contarlo —Una horrible sensación se instaló en mi pecho, esto no podía estar pasando.
— No, por favor, no —Supliqué. —Sólo llévame a mí, aquí me tienes. Juro que no haré nada, pero déjalos a ellos —Tenía mucho miedo por ellos, no quería que nada malo les pase por mi culpa.
— ¿Y qué haré con ellos? —Preguntó burlón.
— Átalos, enciérralos, pero no los lastimes, por favor —Las lágrimas se acumularon en mis ojos, pero no lloraría.
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El final acecha
AcciónJezz Scott, una chica con una vida normal durante el día. Todo cambia en la noche, siendo la siguiente generación de espías en la familia, que junto a sus primos deben esforzarse por ser los que quedarán al mando de la agencia en un futuro. Pero...