Capítulo 51: ¿No podría ser tan malo cierto?.

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"Amarte es mi necesidad, mi privilegio"

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"Amarte es mi necesidad, mi privilegio"

—¿Dónde estamos?

Estábamos a unos cuántos kilómetros de Berlín, en un lugar que no tenía ni idea de cómo se llamaba; pero no necesitaba saber su nombre, con verlo ya estaba encantada.

Bajamos del carro y de inmediato Nik estaba al lado mío ofreciéndome su mano y regalándome una vez más el honor de contemplar su sonrisa.

Me sentía perdida en sus ojos cada vez que me veía; en su presencia cada vez que se acercaba a mí; en su piel,cada vez que me tocaba; y cuándo sonreía me sentía tan débil y a su merced, que mi mundo se hacía chiquitito y estaba a sus pies.

Él era mi dueño, el dueño de cada parte de mí.

Siempre dije que era erróneo permitir a un hombre creerse dueño de una mujer, pero ¿A quién engañaba? En este punto, en el que me sentía enamorada hasta los huesos sabía que mi mundo entero realmente giraba a su alrededor.

No es que no pudiera vivir sin él, claro que podría, de eso estaba segura. Se trataba más bien de que no quería, me negaba a hacerlo, me negaba a imaginarme mis días sin él, sin sus abrazos, sin sus besos y caricias. Era tan adicta a todo su ser, que dolía, dolía saber que en el fondo no era feliz, que en el fondo seguía sintiéndose culpable de todos sus errores, que tenía que vivir con sus sombras que no dejaban de perseguirlo. Sabía bien, que aunque quisiera,mi amor no podría contra todo su rencor hacia sí mismo y con el remordimiento que lo consumía a sabiendas de que cualquiera de nosotros–sus seres queridos– estábamos en peligro a causa de una persona que sólo se empeñaba en hacerle daño.

Cómo si el daño qué él mismo se hacía con sus pensamientos no fuese suficiente.

Sin embargo,me dejaba amarlo,me dejaba estar con él y tratar de hacerlo reír.

Yo sabía que hoy era un día diferente, que sus besos serían más intensos y qué sus muestras de cariño serían más apasionadas y delicadas, pues sabía a ciencia cierta que se había quitado ese gran peso de encima que había tenido todos estos días por el miedo a que Willi no despertara nunca más.

Pero parece que la vida le quería dar una luz de esperanza y yo estaba segura de que Niklas hoy también lo veía de esa manera.

«Quizás no todo será tan malo.
Quizás superemos esto» repetía en mi cabeza.

Tenía que intentarlo todo.

—Tampoco conocía este lugar, debo confesarlo. Pero Gabriel me habló mucho de él y pensé que podríamos pasar una linda tarde aquí— respondió mientras me envolvía entre sus brazos y me acercaba hasta su pecho.

Respiraba tranquilo, relajado.

—Es precioso— respondí. Y realmente lo era.

NIKLAS I (Let me love you) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora