Capítulo 33: No eres nada.

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"Dejemos que la noche tome el rumbo que el destino nos tenga preparado"

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"Dejemos que la noche tome el rumbo que el destino nos tenga preparado"

Caminamos por un pasillo lleno de chicos borrachos y drogados.

Niklas había tomado un pañuelo y lo había envuelto fuertemente en mi mano evitando que siguiera sangrando.

Me ardía demasiado y no me había dado cuenta hasta ese momento.

Él no decía nada pero tenía el ceño fruncido y su agarré era fuerte, tanto que casi dolía.

—¡Ey viejo Heine! — escuchamos a un chico decir. Venía directo hacia nosotros.

—¡Ahora no, Ben! — dijo refunfuñando, haciendo que el chico se detuviera y desviará sus pasos en dirección contraria a nosotros— ¿Podrías caminar más rápido?— se dirigió a mí, halando más. Refunfuñé un poco pero luego cedí.

Cruzamos unas puertas que no sé de donde salieron hasta que llegamos a la que supongo era la enfermería. Niklas abrió la puerta y no había más nadie ahí sino nosotros.

—¿Para que tienen una enfermería, sino hay nadie que atienda?— pregunté.

—Ahí afuera hay muchos estudiantes de medicina que saben de esto. No necesitamos pagar extra si podemos hacerlo nosotros mismos— respondió indiferente mientras me señalaba la camilla dónde debía sentarme y se dirigió a un estante lleno de todo tipo de vendas que se puedan imaginar y esculcó un par de cajones más.

—No sé si me dejaría hacer algo de alguno de esos estudiantes borrachos— indiqué.

—Primero que todo, tú ni siquiera deberías estar aquí— comentó— esto es para mayores de edad.

—Pues resulta que tengo un amigo que hace parte del comité y me consiguió entradas sin ningún problema— sonreí sarcásticamente y él frunció el ceño.

—No soy tu amigo— respondió.

—No eres nada— dije. Regalándole nuevamente una media sonrisa.

Me miró disgustado, como si lo que acabara de decir no fuera divertido para él. A mí no me importaba un reverendo pepinillo.

Colocó a mi lado un par de vendas y unos cuantos líquidos que no tengo ni idea para que eran. Amagó en busca de mi aprobación para agarrar mi mano y quitar el pañuelo que había puesto en ella.

—¿Tengo alguna otra opción?

—No— respondió a la vez que comenzaba a quitarme el pañuelo que ahora estaba lleno de sangre.

—Te compraré uno nuevo— dije nerviosa. La mano ardía que joder, pero yo evitaba chillar, porque no quería fastidiarlo.

—Sabes que eso no me importa— dijo lanzándolo al canasto de la basura que estaba casi del otro lado de la habitación. Lanzamiento perfecto.

NIKLAS I (Let me love you) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora