Día dos:
—¿En serio tengo que ir?—cuestiono Harry en tono quejumbroso mientras se arreglaba la corbata—.
—Lo prometiste—le recorto Draco, utilizando el espejo, que ocupaba para acomodarse el cabello, para mirarle—.
—Lo sé, pero eso fue antes de pasar casi cinco horas en un profundo e incómodo silencio—le dijo Harry. Luego de la extraña "re-presentación", ninguno había vuelto a decir nada. En varias ocasiones Harry se sintió tentado a preguntarle alguna cosa al hombre para llenar el vacío, pero dudaba que quisiera contestarle; también había pensado en hablar sobre sus propias cosas, pero dudaba que a Snape le interesara aunque fuera mínimamente, así que al final se quedó con el silencio las próximas cinco horas, el cual solo era interrumpido por ocasionales bostezos, resoplidos o toces—.
—Lo prometiste—le dijo Draco, ahora haciendo un pequeño puchero. Había abandonado la tarea de peinar meticulosamente su suave cabello rubio para abrazar a Harry por el cuello mientras le miraba con cara de cachorrito. Harry casi de inmediato envolvió la cintura del rubio con sus propios brazos, atrayéndolo hacia sí mismo. No puedo evitar dirigirle una sonrisa a su novio—. Sabes lo que significa para mí—dijo Draco, más serio—. Es como un padre para mí.
—Lo sé, Draco, créeme que lo sé, ¡Pero me odia! Y sabes que él tampoco es mi persona favorita...
—Inténtalo, por favor—le pidió el rubio con su suplicante mirada gris—. Yo lo haría por ti.
Aquello era verdad. El rubio hasta lo había intentado más de una vez. Cuando ambos estaban en quinto año y llevaban poco menos de un año saliendo, Harry iba a presentarle a Sirius. Los presentaría durante las vacaciones de verán y pediría que unieran al rubio a la orden... o buena, que hicieran con él lo mismo que hacían con Hermione, Ron, los gemelos, Ginny y el, que era dejarlos merodear por Grimmauld Place sin decirles nada.
Sirius murió antes de que pudieran hacerlo, claro.
—Vale, lo hare—acepto Harry, reprimiendo una mueca. Vio como la cara de Draco se iluminaba en una de sus brillantes sonrisas, lo que lo hizo sonreír a él también—.
—Te recompensare más tarde—le prometió, susurrándole en el oído. Harry se estremeció al sentir el cálido aliento del ojigris en su oído—. Puedo cocinar tu comida favorita—ofreció—.
—Tu odias mi comida favorita; dices que es una porquería muggle—le recordó Harry, riendo levemente—.
—y lo es—Draco arrugo mínimamente la nariz, dándole la razón a Harry. Había subido una de sus manos a la barbilla de Harry y acariciaba con el pulgar su labio inferior, como hacia cada vez que planeaba besarle—, pero puedo tolerarla por ti.
Harry rio levemente antes de que el rubio posara los labios sobre los suyos, dándole un dulce y tierno beso.
—¿Qué te parece si yo traigo la comida?—propuso Harry. La verdad es que los pobres intentos de cocina del rubio eran catastróficos, aunque Potter siempre se los comía sin decir ni mu—.
—¿Vas a traer de esa comida muggle?—cuestiono Malfoy, haciendo una mueca. El rubio platinado llamaba "comida muggle" todo aquello que se pudiera elaborar con menos de cincuenta libras... aunque ni siquiera estaba seguro de cuanto eran cincuenta libras. Odiaba el estúpido dinero muggle—.
—créeme, esta te gustara—le prometió Harry. Tenía cara de niño emocionado, así que Draco solo se limitó a asentir. Nunca sería capaz de negarle algo que creyera que lo haría feliz—. Y tú puedes traer una película ¿Qué te parece?—le propuso Harry mientras el rubio le acariciaba con sus largos dedos la barbilla—.
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El Precio Del Amor
FanfictionHarry Potter y Draco Malfoy, la pareja más famosa de todo el mundo mágico, habian anunciado su boda. Creeran entonces que todo era amor y felicidad para el niño-que-vivio-y-vencio ¿Verdad? Pues no. Draco le ha pedido a su ahora prometido que "saldar...