Dia cuarenta y siete:
Harry prácticamente corrió el resto del camino que le faltaba recorrer hasta el jardín.
Al salir, se encontró con un mar de alumnos. Ellos parecían estar esperando un espectáculo. Había unos veinte metros que separaban los dos grupos de alumnos, como si supieran que lo que iba a pasar sería grande.
En medio de eso, estaba Draco Malfoy.
Vestía un traje gris (el mismo que había usado cuando Harry de lo propuso), y llevaba una flor en las manos. No una rosa, porque Harry las odiaba, aunque Draco las amaba por la misma razón que generaba el odio de Potter: eran el mayor cliché romántico (aunque claro que Malfoy prefería decirles "clásico").
En fin, la flor no era una rosa, era un tulipán... aunque claro que no un tulipán normal. Nada que tuviera que ver con Draco Malfoy era normal.
El tulipán que bailaba entre las pálidas manos del rubio combinaba pétalos rojos y dorados.
Claro que Draco tenía que traerle una flor así; él nunca podría limitarse a algo normal.
Harry no pudo evitar sonreír ante ello.
—¡Por fin llega, señor Potter! Tenemos un horario que cumplir y un público impaciente—dijo Malfoy en cuanto lo vio, regalándole una enorme sonrisa y un guiño de sus brillantes ojos grises—.
—¿Qué haces aquí, Draco?—cuestionó Harry. No podía creerse que Draco estuvieran allí, pero sobre todo no podía imaginarse que estaba haciendo allí el rubio. ¿A caso se trataba de un intento de arreglar las cosas? Era lo que menos necesitaba Potter. Estaba tan confundido... necesitaba pensar con claridad, y eso no me ayudaba en nada—.
—Me acusaste de ser egoísta y de solo pensar en mí mismo—dijo Draco. Apenas murmuraba, pero su voz resonaba en todo el jardín—. He decidido airear esa cuestión.
—¿No te parece tarden para eso?—cuestionó Harry, incrédulo—.
—Nunca es demasiado tarde—contesto el rubio, con los ojos encendidos—.
Harry se preguntó qué diría el rubio en su defensa. ¿Apelaría a sus buenas épocas? ¿Intentaría echarle la culpa a Harry?
—¿Recuerdas nuestro segundo año en Hogwarts?—cuestionó el rubio, sobresaltando a Potter, quien sólo atinó a asentí—. El verano antes de que comenzara, escuché a mi padre hablar con un socio suyo. Tenían un plan para deshacerse de ti—explico el rubio, aunque Harry ya la sabía. Dobby le había dicho eso más de diez años atrás—. Yo debería haber estado contento ¿no? Había crecido escuchando hablar mal de ti, y el año anterior habías rechazado mi amistad de una forma tan humillante... pero yo no quería que te hicieran nada, así que decidí intervenir. Le pedí a nuestro elfo doméstico que evitará que volvieras a Hogwarts, pero que no te dijera quienes eran sus amos ni que yo lo había mandado a hacer aquello—relato el rubio, y Harry tuvo que admitir que todo tenía más sentido entonces; Potter siempre se había preguntado por qué Dobby había decidido ayudarlo...—. Sé que no todo terminó bien con esa idea—admitió el rubio, riendo un poco. Harry no pudo evitar reír a su vez, concordando con él. Por esa idea primero sus tíos le habían encerrado, luego él y Ron habían tenido que ir en el coche volador hasta Hogwarts (metiéndose en el lío de sus vidas), y, claro, luego había estado ese partido de Quidditch con la Bludger embrujada que casi mata a Harry y que acabo con un Potter son huesos en un brazo, cortesía de Lockhart—, pero llegaste a fin de curso vivo, que era más de lo que esperaba. A final de curso, cuando tú liberaste a Dobby, el elfo me agradeció e hizo sospechar a mi padre de que yo había tenido algo que ver. Me dio la tunda de mi vida y me hizo pasar el verano prácticamente encerrado en mi habitación.
Harry no pudo evitar imaginarse a un joven Draco, golpeado y encerrado, maldiciéndose a si mismo por haber ayudado a un chico que, para colmos de males, le caía mal.
Se le estrujo el corazón.
—Seguro que también recordarás nuestro cuarto año... fue un año memorable—la sonrisa del rubio tenia cierto nivel de amargura—. Tú entraste en el torneo de los tres magos, y yo prácticamente patalee, grite e hice berrinches para que mi padre buscará cualquier falla legal para que no pudieras participar. Aún entonces yo no quería admitir ante mí mismo que lo que sentía no era rabia, sino miedo. Estaba aterrado con la simple idea de que algo pudiera pasarte...—Draco trago saliva sonoramente, como si revivieran viejos miedos—. Cuando no pude impedir que participaras, le pague a Krum para que intentara superarte en las pruebas... vale, creo que en realidad le dije que cuidara de ti, pero da igual. También lo intente con Diggory, pero él tenía sus propias motivaciones—Draco hizo una mueca amarga—. Cuando los encontré besándose, luego del baile de navidad... estaba furioso. Furioso como nunca antes había estado. Quería... no sabía ni que quería, porque no podía entender porque me producía tanta ira verles así... hasta que por fin lo comprendí; por fin comprendí cuanto me gustabas, cuanto me habías gustado siempre... y fue todavía peor. Fue peor, porque cuando comprendí que me gustabas, comprendí que tú y yo... que eso no pasaría. Tú eras simpático, valiente, leal... y yo quería que fueras así conmigo, pero eso nunca pasaría, porque yo era el cabron, el idiota, el engreído, el clasista, el inservible Draco Malfoy, y tú... tú eras tú. Harry Potter, el niño que vivió. El perfecto. ¿Cómo me podía equiparar a eso?—había una tristeza en la voz del rubio que prácticamente le rogaba a Harry que le abrazara fuertemente. Potter también había sentido eso cuando se dio cuenta de sus sentimientos hacia Malfoy. ¿Cómo podría estar a la altura de Draco Malfoy?—.Draco se aclaró la garganta, aparentemente incómodo. Parecía que, por un momento, se había olvidado de su público.
—¿Recuerdas el verano entre nuestro cuarto y quinto año? ¿Ese que pase con mi tía Elizabeth en indonesia? Pues no lo pase con mi tía Elizabeth en indonesia. Tú y yo habíamos empezado a salir hacia unos pocos meses y todavía era un completo secreto, pero por accidenté se los dije a mis padres. Más bien lo insinué... de una forma muy obvia. Con eso, mi padre me dio tres opciones: A) Romper contigo, B) seguir saliendo contigo solo para servir al lado de los mortifagos o C) irme. Me pase todo ese verano en casa de mi padrino—admitió el rubio—. El verano siguiente, cuando encarcelaron a mi padre en Azkaban, mi madre me dejo volver. Y hablando de mi padre encarcelado, apuesto a que eso te traer un recuerdo muy poco agradable—dijo el rubio, y Harry pudo notar el odio contra sí mismo que sentía el rubio por haber dicho lo que dijo—. ¿Recuerdas lo que dije? Yo sí. "Que lastima que vuelvas a ser un puto huérfano, pero mira el lado bueno, quizá vayas a parar a un pulgoso orfanato y te sientas como en casa"*. Me diste un puñetazo y me dejaste inconsciente. Yo pensé que íbamos a terminar. Aun hoy agradezco a Merlín que no lo hicieras, porque... no hubiera soportado arruinar lo más hermoso que había tenido nunca por el cabron de mi padre—la voz de Draco se rompió un poco e hizo una pequeña pausa, retomando la compostura—. En fin. Luego de que terminaran las clases, fui a ver a tus tíos, antes de que tú llegaras. Les dije lo que había pasado con Sirius, y luego les dije que si me enteraba de que te hacían algo, la más mínima cosa, me encargaría de hacer que hasta el último día de sus vidas fuera miserable... vale, creo que acabo de sonar como un loco posesivo, pero lo haría; haría miserable a cualquiera por ti, por jodidamente desquiciado que suene—admitió Draco—. Vale, sexto y séptimo fueron un poco de paz para ambos, ¿no lo crees? Vale... estuvimos la mitad del tiempo escondido en recónditos lugares del bosque, llevando acabo una búsqueda imposible, pero el amor no dio una tregua. Lo hizo por varios años. Supongo que decidió que no tenía mejor momento para aparecer que a catorce días de la boda—dijo Malfoy, haciendo una mueca—. Pero la boda es nuestro siguiente punto. ¿Recuerdas cuando peleamos por ella? Tú decías que yo elegía todo sin consultarte. Es verdad, pero te impresionaría saber cuan implicado has estado. Las invitaciones están escritas con la misma tinta y caligrafía que las cartas de Hogwarts, porque tu carta de Hogwarts marco el inicio de una nueva etapa de tu vida, y yo quería que la siguiente etapa fuera igual de buena para ti. El salón es el lugar donde se casaron tus abuelos, los Potter. Los trajes, esos que pre-selección, los elegí porque eran similares al que uso tu padre cuando se casó. No mentiré y te diré que ninguna de las elecciones fue por mí, pero quería que sepas que has formado parte de todas mis decisiones, que en puestos de importancia estas sobre todos; estas sobre mí mismo, Harry. Eres a quien más he amado en mi vida, la única persona por la que he luchado aun antes de saber que estaba luchando, la única que realmente quiero cerca el resto de mi vida...
Detrás de Draco aparecieron diez tipos grandotes (los jugadores del equipo favorito de Quidditch de Harry, según indicaban sus camisetas). Ellos sostenían enormes carteles que formaban la frase.
¿Me darías una segunda oportunidad para amarte?
-.-.-.-.-.-.-
-cortando el momento dramático-.
*en realidad, yo lo copie y pegue porque ni me acordaba que había dicho antes :v
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El Precio Del Amor
FanfictionHarry Potter y Draco Malfoy, la pareja más famosa de todo el mundo mágico, habian anunciado su boda. Creeran entonces que todo era amor y felicidad para el niño-que-vivio-y-vencio ¿Verdad? Pues no. Draco le ha pedido a su ahora prometido que "saldar...