1.- "My First"

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—¡Jaemin! Mierda, mierda, mierda. ¡Reacciona, maldición!

Huang Renjun se despertó a las siete de la tarde con la sensación de sudor frío en su espalda. No sabía quién era Jaemin, por qué ese nombre le resultaba atemorizantemente familiar y cuál era la extraña razón de que aparecía en sus sueños. Vio a su lado para verificar que estaba solo en su habitación y no se había pasado de la raya con los opiáceos como para olvidar el nombre de quien le pudiera estar acompañando. Efectivamente, estaba solo por lo menos en su cuarto. Se levantó con el corazón en la mano y decidió ir al cuarto al lado del suyo, el cuarto "estéril" donde preparaba todas las bolsas con pastillas, polvos y hierba durante la tarde para venderlas en la noche. Generalmente su compañero de ventas estaba durmiendo en ese sitio cuando no estaba en su cuarto.

—¿Renjun? ¿Qué haces despierto a esta hora?

—Un sueño raro...

—¿El bebé aún tiene pesadillas? Déjame darte un besito de buenas noches.

—Déjate de joder, Donghyuck.

Esa advertencia fue suficiente como para que Donghyuck decidiera levantar su culo de la silla frente al mesón y saliera del cuarto para dejar a Renjun seguir con la compactación de pastillas. Luego de eso vendría hacer el cambio de reposo de una semana y quitar las que estaban listas para el consumo. Esa noche había una fiesta enorme a la que no había lista de invitación, sería mucho más fácil entrar y venderle a los curiosos o sus clientes frecuentes, además de apuñalar a unos cuantos que le debían dinero.

Vivir de noche y dormir de día. Renjun y Haechan, como se le conocía a Donghyuck para resguardar su identidad de la policía, llevaban en el negocio desde los dieciséis años. Ambos se conocieron en una fiesta comprándole al mismo sujeto al cual le hicieron una "mexicana" por darles yeso en vez de cocaína. Luego de apuñalar la pierna del hombre y quitarle toda la mercancía en medio de la multitud, Donghyuck y Renjun se fueron corriendo, sin saber de que habían hecho una operación en conjunto y sería el inicio de su nueva sociedad comercial.

—Cámbiate la ropa, tarado, llevas con esa hace tres días.

—No entiendes lo que es que el cliente te reconozca.

—Te van a reconocer por puerco. Voy a empacar las pastillas mientras por lo menos te sacas esa camiseta, Donghyuck.

Donghyuck hizo caso a las palabras de su amigo y colega mientras Renjun contaba la cantidad de pastillas que metería dentro del libro con recubrimiento de cobre que había mandado a hacer para que la droga fuera indetectable en caso de que la policía llegara. Las hojas con sobres de categoría ahora estaban llenas junto con el precio. Renjun solo sonreía mientras encajaba cada bolsa recién pesada en los compartimientos de su libro. Cuando terminó el suyo comenzó a llenar el de Haechan, eso no le llevó más de quince minutos. Mientras tanto Haechan cambiaba de solución las karambit esterilizadas y comenzaba a picar ajo con toda la superficie del arma curva no precisamente para preparar el almuerzo.

En toda la preparación de su noche laboral a ambos chicos les dieron las ocho de la noche. Renjun ajustó su buzo rojo sobre su camiseta blanca, llevaba los pantalones a juego del buzo. Mientras esperaba a que Donghyuck enfundara las armas blancas y le entregara una se echó un chupetín a la boca y salió con un bolso cruzado de camino a la fiesta esperando a que el menor le alcanzara, el cual vestía pantalones de mezclilla, una camiseta blanca y chaqueta roja con toques naranjos fluorescentes, el mismo color de su cinturón.

—¿No elegiste algo más llamativo?

—¿Cómo quieres que nos compren si no nos ven? Es una estrategia comercial.

Entre risas ambos chicos llegaron al lugar del evento. Sin guardias ni listas, ambos asintieron y se fueron por caminos distintos, conocían el lugar así que estaban a la distancia justa como para vigilarse mutuamente si algo salía mal. En una punta estaba Renjun caminando y entrando al baño mientras observaba a los más vulnerables como para ofrecerles o se le acercaban sus clientes comunes. Se acercó a una pareja de adolescentes que no deberían sobrepasar los 18 años, uno le compraba.

—Bienvenido al viaje, Jisung. ¡Eh, tú! ¿Te quedan pilas?

—Carga nueva. ¿Para el niño también?

El cliente frecuente de Renjun le extendió cerca de cincuenta mil wons. Renjun le entregó cuatro pastillas de diferente color dependiendo de la concentración de ácido que tenían. El vendedor se alejó de a poco para volver a su rincón donde pudo ver a Haechan haciéndose el américa con los adolescentes. Donghyuck levantó la mano al ver a Renjun en la señal que tenían para cuando les iba bien. Recibió la respuesta con un pulgar, luego el chino comenzó a abrirse paso entre la multitud caminando hacia las habitaciones. Al ingresar a la primera se encontró dos parejas en lo que se conocía como "dos para dos", estaba acostumbrado así que ni se inmutó antes de pasar al baño donde estaba un chico metido en la bañera vestido con blanco fluorescente de pies a cabeza, con la cabeza apuntando al retrete que no estaba muy lejano mientras tenía unas gafas de vista falsas puestas de collar. Renjun se apoyó en la pared y le tocó la cabeza para verificar que estaba vivo.

—¿Vendes?

—Las hago. ¿Necesitas algo?

El chico de la bañera se sentía desfallecer en aquel momento. Necesitaba el subidón de energía para resistir la noche y después olvidarse de que se había metido algo en el cuerpo.

—Cualquier cosa que me levante de acá me sirve.

—¿Primera vez, eh? Abre la boca, cortesía de la casa.

Renjun solía regalar la primera dosis de anfetaminas porque era lo que más barato le costaba producir, generalmente tenía concentraciones pequeñas para dárselas a los primerizos y no matarlos en el viaje, además así los enganchaba y accedían a comprarle en cantidades desmedidas después.

El chico de la bañera abrió la boca ligeramente mientras Renjun le ponía dos pastillas pequeñas bajo la lengua, luego de aquel acto el menor se quedó unos minutos más sentado hasta que se pudo levantar.

—El precio mínimo son tres mil wons. Si la próxima vez quieres algo me tocas el hombro y mencionas "doble hache".

—¿Doble hache?

—Entre menos preguntas mejor es la atención, nos vemos.

Al salir del baño hizo unas ventas costosas más en lo que vigilaba a Haechan. Cuando el menor se acercó a su posición con el libro vacío supo que era el momento de buscar al dúo que les debía dinero. En lo que el par se movía en la instalación Renjun vació su inventario de drogas, por lo que ahora no tenía ninguna otra preocupación más que no le quitaran el arma de las manos. A lo lejos vio una cabellera familiar, le tocó el hombro tres veces a Haechan con el dedo índice para señalar de que había un sospechoso. Ambos se acercaron con la empuñadura lista y al acorralar al deudor contra la pared en medio de todo el bullicio supieron que su plan iba a la perfección.

—Tres opciones, Yunoh: pagas la deuda con los intereses correspondientes, recibes un corte en la cara o te perforamos el estómago.

Generalmente Haechan era mejor en las ventas y Renjun en el trabajo sucio, aunque ambos podían hacer bien ambas cosas, el chino resultaba más intimidante con asuntos serios.

—El silencio otorga.

—Dos toques con el meñique significa que quieres ser el letrero de que no nos deban dinero y más de tres que quieres ser un letrero sin vida.

Yunoh puso la mano en la pared temblando del miedo, esperando que sus nervios no lo traicionen hizo golpes fuertes con el meñique a la vista de Donghyuck.

—Tienes un pulso de mierda. Espero que hayas disfrutado tu viaje.

Donghyuck contó aproximadamente seis toques nerviosos en la pared con el dedo meñique, a lo que ambos desenvainaron las armas blancas, Haechan clavando la punta y superficie curva en el abdomen de Yunoh, y Renjun haciendo la marca en su clavícula: "HH"

Sin tener rastros de sangre ajena más que en los cuchillos, el dúo de traficantes abandonó el establecimiento con destino a su hogar en pleno amanecer. Las grandes sumas de dinero que contar los esperaban antes de irse a dormir.

Nilili ; renminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora