Hasta la madre

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Hasta ahí me tienes, amor mío. Me tienes en el borde de la locura, con un pie en el mambo y el otro en el manicomio (vil parodia a Sabina, I may say ). Yo te amo sin condiciones, sin cadenas, con raíces pero en libertad (ya, que también me gusta Mon).

Pero tú...

Tu confusión...

Tú...

Simplemente me tienes hasta la madre. Me amas con locura, darías la vida entera por mi corazón, deseas toda una vida conmigo. Luego, soy una mierda de persona. Doy los peores consejos del mundo (¡y cómo no! ¡si sé tan poco de la vida, mira a qué árbol te arrimas!). Y disuelvo las discusiones como una pastilla efervescente al hablarte al día siguiente como si nada.

Vale, perdóname.

Perdóname por hablarte bien para no amargarnos la vida (¿qué? ¿no era eso lo que querías? ¿vivir al cien?).

Perdóname por tenerte todo este amor y guardarme todo el dolor que me causas, darte pequeñas pistas, y que te importe menos que el número de oxidación del ácido clorhídrico.

Perdóname por no ser como tú, por no tener una familia disfuncional, por tener amigos, por ser positiva, por todo.

Perdóname por perdonar, perdóname por ser espontánea, perdóname por darlo todo, esperando tan sólo una céntima de lo que entrego.

Perdóname por tenerte también hasta la madre, pero que ninguno de los dos se va. Y lo peor es que nadie se va por egoísmo.

Tú, por tu fecha importante.

Yo, por mi dependencia emocional.

Ya estarás feliz.



Once Upon A Time...Where stories live. Discover now