Poco a poco, lentamente...

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Te anhelo como ese chico de la bicicleta que diariamente va a podar las plantas de la chica de la casa 16, sólo para verla, hablarle del avance de las flores que ella coloca en su pelo, y mirar su sonrisa llena de jardines blancos.

Te espero como ese anciano del aeropuerto que a duras penas puede pararse en su bastón, mientras que con la otra mano sostiene un ramo de rosas, y aún así, espera horas y horas a que llegue su mujer después de una semana de viaje.

Te quiero como ese niño que abraza a su cachorro adoptado que encontró en un basurero de su escuela.

Te extraño como el camionero a la muchacha que le leía poemas de Octavio Paz y canciones de Serrat, hasta que se mudó de ciudad y seguramente ya le lee a otro hombre panzón y calvo.

Te amo como el director de la preparatoria que busca joder a la directora de la competencia, sólo para mirarla fruncir el ceño cuando pierde, sonreír cuando gana, y llorar cuando cualquiera de ambas suceden.

Te miro como la secretaria a su jefe, quien, a su vez, la mira cuando ella se distrae o trabaja, analizando sus ojos de concentración, sus lunares en los brazos, sus labios mordidos de preocupación y ansiedad.

Te sueño como el veterano lisiado que cada noche sueña con sus piernas jóvenes.

Te siento como Borges la lectura y Beethoven la música. 

Te anhelo, te espero, te quiero, te extraño, te amo, te miro, te sueño, y te siento como antes mencioné, en proporciones mucho mayores. 


Once Upon A Time...Where stories live. Discover now