Recién Graduada, Recién Premiada (Parte 2)

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Había ido a la casa de Martina a coordinar algunas cosas del viaje, los pasaportes, eso.

Saludé a su madre y subí a su habitación

—¿Pero qué es todo este…—trato de caminar entre sus ropas regadas en el suelo— chiquero, Martina?

—Ya vino la señora aburrida a decirme qué hacer—se burla mi mejor amiga.

—Tu cuarto es como si fuera una jungla, mientras más te adentras no sabes con las cosas que te vas a encontrar.

—Lo siento pero ya sabes, estoy tan emocionada con el viaje que no tengo tiempo ni para arreglar mi cuarto— manifiesta mi amiga, yo sólo me reí.

—Pero Martina, viajamos en una semana.

—Me conoces, y sabes el tiempo que me cuesta alistar mis cosas— se excusa— créeme que si por mí fuera, yo llevaría todo mi cuarto en esta maleta.
—¿Qué cosas llevarás?—pregunto con curiosidad
—Pues, lo básico, tu entiendes—me guiña el ojo

Por un momento se me había olvidado lo que le vine a decir.

—Oye Martina, tenemos que ir a sacar nuestros pasaportes.
—Ay, ¿tiene que ser ahorita?
—Sí— le digo mirando mi reloj—a esta hora sigue abierta la oficina de migraciones, vámonos ya.

Martina se levanta de su cama con toda la paciencia que puede haber en este mundo, luego la tomo del brazo para apurarla.
Cuando terminamos de hacer los papeles, dejé a Martina en su casa, decidí caminar un rato por el malecón costero. Me gustaba venir aquí cuando me sentía mal o necesitaba espacio para mí misma.

Me había quedado mucho tiempo allí que ni siquiera me daba cuenta de que ya estaba oscureciendo, cuando de la nada siento una mano en mi hombro izquierdo, me asusté al contacto y volteé para ver quién era.

—¿Qué hace una dama como usted en este lugar?
—Necesitaba tomar un poco de aire. Más bien ¿qué haces tú aquí?
—Yo necesitaba hablar con la única mejor amiga que tengo.
—Ven acá— lo abrazo—¿por qué no fuiste a mi graduación? Te había invitado, y es de mala educación no ir cuando te invitan a un evento especial.
—¿En serio ayer fue tu graduación?— se asombra y se cubre la boca con las manos-lo siento, no me acordé de la fecha, además perdí la invitación.
—Sí claro—le doy un ligero golpe en el brazo—sígueme mintiendo y vas a ver cómo te va a ir.
—Para ya tus amenazas, niña.
—¡Que no soy una jodida niña!—lo miro a los ojos en modo de desafío
—Una niña que ahora que está recién graduada cree que puede tratar a todos como quiere.
—Eso no es cierto—entrecierro los ojos—fíjate que esa “niña” se va a Sao Paulo  dentro de una semana.
—¿Brasil?— se cruza de brazos—yo pensaba que soñabas más alto.
—¿Soñar más alto?
—Sí, como querer ir más lejos… A Moscú,  a Londres, a Australia, no sé... Pero entiendes ¿no?
—¿Pero qué me estás diciendo, Jonás? Sabías que ir a Sao Paulo siempre ha sido mi sueño ¿No te alegra que por fin lo pueda cumplir?
—En realidad—coloca sus dos manos en los bolsillos  de su pantalón—No.
—No te entiendo—suelto un suspiro— Tú también estabas alegre cuando te conté mis planes cuando terminaría la universidad y también te conté que…
—Esos planes, mi queridísima ___ Me los contaste cuando tenías dieciséis años. Y mírate ahora, ya tienes 21 y no puedo creer que sigas con esa fantasía adolescente de querer buscar a tu príncipe encantado que ni siquiera sabe que existes— se calla por un segundo—¿qué pasaría si vas hasta donde él y te enteras de que ya tiene a alguien a quién querer? ¿Qué pasa si vas y no lo encuentras? ¿Te llevarás una lupa para recorrer todo Sao Paulo a buscarlo? ¿Te quedarás las 24 horas en la calle a ver si pasa por ahí? Date cuenta y no pierdas más tú tiempo, vive como una chica de 21 años, no como una de catorce.

Loca por él (Gustavo Daneluz y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora